Venezuela

Luis Pedro España: caída del petróleo quitó la careta a las misiones

El sociólogo Luis Pedro España advirtió que la pobreza ha venido creciendo en Venezuela en la misma medida en que se ha derrumbado el precio del petróleo, pues fue el boom de ingresos por exportaciones y no las misiones o programas sociales del gobierno lo que permitió ciertos avances en los últimos años.

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Pobreza

“Cuando la renta petrolera dejó de subir la pobreza dejó de bajar”, señala España, citado por los servicios informativos de la coalición de partidos opositores Mesa de la Unidad de Democrática (MUD), «al desmitificar la difusión oficialista que pregona la reducción de tal indicador como consecuencia de las misiones».

El ex director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, expone que el supuesto éxito de las misiones ha sido una de las propagandas mejor elaboradas por el Gobierno Nacional, desde la época del hoy fallecido presidente Hugo Chávez.

“Una propaganda que no solo tuvo repercusión a nivel nacional sino también internacional, porque esos programas sociales coincidieron con el boom petrolero de entre los años 2004 y 2008; entonces, el efecto multiplicador que cobró el incremento de la renta petrolera en el consumo en los hogares coincidió con la inauguración de esos planes con toda la potencia mediática del régimen y, además, encabezando esa propaganda la propia figura de Chávez”, manifiesta España.

“Eso hizo, entonces, que se solapara: por un lado, las misiones, y, por el otro, la renta petrolera, generando como efecto de presentación que, supuestamente, fueron las misiones las que redujeron los niveles de pobreza y de ingreso en Venezuela», agrega.

«Sin embargo, cuando sobreviene la crisis de ingreso a partir del año 2009, con la primera recesión mundial, después de la crisis financiera, pues, entonces, todos los indicadores de pobreza se mantuvieron estables, inclusive, y en 2011 y 2012 ya comienzan a incrementarse nuevamente”, dijo.

Si hubiera sido por efecto de las misiones, «la tendencia de reducción debería haber continuado con alguna independencia de lo que pasara con la renta petrolera», explicó.

El docente de la UCAB afirma que lo que se registró en estos años fue una reducción coyuntural de la pobreza medida desde el punto de vista del ingreso.

“Los hogares tenían mayor capacidad de gasto, pero era un gasto producto del incremento de una renta que no tiene una contraprestación productiva; por lo tanto, no se modificaron las condiciones estructurales. No fue el nivel educativo de los venezolanos que se incrementó, no significó que éramos más productivos o que teníamos mejores empleos, no era cierto que se incrementaron las empresas o que se multiplicaron las actividades productivas”, expresa España.

Cuando éramos pobres y no lo sabíamos

El analista asevera que tras agotarse el boom rentístico – fenómeno propio de las naciones productoras de hidrocarburos – se terminaron las buenas noticias y apareció la realidad estructural.

“Y la realidad estructural es que somos un país que tiene unos problemas importantes de capital humano, en su capacidad productiva, precisamente, porque esa renta petrolera y muchísimas otras acciones en estos últimos 16 años no se utilizaron para incrementar la productividad del país, para invertir en el país y generar riqueza diferente a la petrolera. Nos ‘bonchamos’ esos reales”, destaca el especialista, “incrementándose el consumo sin saber después como lo íbamos a sostener, que es lo que estamos viviendo”, acota.

El catedrático explica que cuando se aborda la situación social del país, tradicionalmente se hace desde la óptica de los estratos – altos, medios, bajos –, aunque sostiene que la verdadera forma de observar la desigualdad y otros elementos pertinentes es supeditándolos también a la dimensión territorial.

“No solamente hay desigualdades en los estratos sino también hay desigualdades en las zonas donde se vive. Es muy diferente ser obrero en Caracas que ser obrero o campesino del sur del Lago, porque en las diferentes zonas del país también las oportunidades son diferentes. Entonces, la dimensión social completa no solo tiene que ver con las capacidades que tiene la persona sino también relación con las oportunidades del lugar donde vive. Ambas dimensiones son las que configuran la calidad de vida de la persona”, enfatiza.

El profesor Luis Pedro España argumenta que, por ejemplo, la desigualdad no solo tiene que ver con las oportunidades de empleo o educativas sino, inclusive, con lo cultural, área donde, a su juicio, se presentan brutales muestras. “El 60 % de los libros que se venden en Venezuela se venden en el centro del país; casi que la totalidad de las artes escénicas tienen que ver con el centro del país”, ilustra.

“En todas las zonas rurales, todo lo que tiene que ver con los Llanos, tanto orientales como occidentales, por supuesto, la zona fronteriza, donde cada vez la problemática es más diversa, asociada no solo a la pobreza sino también a los problemas de desequilibrio o a la acentuación de los desequilibrios sociales y económicos que se viven en las áreas limítrofes”.

“Por lo general, digamos que en todo centro poblado venezolano con menos de 100 mil habitantes y que tenga una distancia considerable del centro del país, las condiciones de vida son enteramente más difíciles que en las siete principales ciudades del país”, apunta el experto.

No se enseñó al hombre a pescar

El catedrático considera que luego de la “burbuja de ingresos” que hubo en Venezuela no se invirtió, realmente, en las familias venezolanas, en unidades productivas.

“No necesitaríamos toda esa gran cantidad de años para poder tener acceso a bienes como se logra normalmente en otras sociedades – no solo desarrolladas, sino sociedades como Colombia, como el caso de Perú, de Chile y algunos otros países de América Latina – , digamos, bienes semidurables, de ascenso social como es el caso de vehículos, de vivienda, entre otros, no dependen de favorcitos de un Gobierno sino del esfuerzo productivo de las personas”, expresa, alegando que ese es el gran reto y lo que hay que recuperar en Venezuela, no únicamente como una forma de salir la pobreza sino de incrementar la calidad de vida.

En algunas de las más importantes recomendaciones que el diplomado formula, se identifican dos ámbitos de política pública: uno de corto plazo, de emergencia, de auxilio, que debe ir acompañado de una política social de carácter más estructural, a la luz, sobre todo, de la crítica situación de desabastecimiento y de inflación que afecta a Venezuela.

Alude que en el país se diferencia mucho lo público de lo privado, “donde el Estado se hace enemigo de los ciudadanos y del sector privado, en general”, conllevando a la pérdida de muchas ocasiones de hacer política pública que conjugue tanto los esfuerzos del sector público como del privado..

“Yo creo que el venezolano entiende, en una fracción importante, que la única forma de cambiar la situación económica ha llegado al punto de que tiene que pasar por un cambio político. Y ese cambio político comienza con la elección a la Asamblea Nacional”, opina España, apuntando que desde el órgano unicameral se fomentarán iniciativas que buscarán mejorar la vida de todos los venezolanos y no solo de quienes favorecen un proyecto político, concluye el sociólogo Luis Pedro España.

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