Venezuela

Vigilantes privados: del miedo al sálvese quien pueda

Publicidad

Los guachimanes residenciales se convierten en mirones de palo cuando los colmillos del lobo se muestran. El miedo los confina a cuatro paredes y un teléfono. Su labor protectora se desdibuja a medida que las cifras del hampa se disparan a la velocidad de sus balas. De brazos cruzados cuidan, eso dicen, hasta que una pistola nuble su visión

Publicidad
Publicidad