Venezuela

Anomia y anergia

El estallido de las furias que lleva a los individuos a tomar la justicia por sus propias manos muestra el estado de desamparo jurídico y la ausencia de instituciones capaces de dar garantías a los ciudadanos.

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Raras palabras, ¿verdad? Con esos términos resumió y describió la situación del país un amigo psiquiatra cuando le pregunté cómo veía la cosa. El aumento de los linchamientos de delincuentes por los habitantes de las comunidades en las que los malandros cometen el delito es una clara muestra de la anomia que vivimos y experimentamos a diario los venezolanos.

Mucho de lo que llamamos civilización se origina en la transformación de una justicia personal basada en la venganza en una justicia a cargo de instituciones despersonalizadas. El estallido de las furias que lleva a los individuos a tomar la justicia por sus propias manos muestra el estado de desamparo jurídico y la ausencia de instituciones capaces de dar garantías a los ciudadanos.

Pero más allá, la falta de normas como propiedad de la estructura social y cultural no da cuenta del descalabro moral que ha penetrado muy hondo en los habitantes de este feraz y una vez próspero territorio. Por eso me remito al concepto ampliado y psicológico de anomia formulado por MacIver, “el estado de ánimo del individuo cuyas raíces morales se han roto, que ya no tiene normas, sino únicamente impulsos desconectados, que no tiene ya ningún sentido de continuidad, de grupo, de obligación.

El individuo anómico se ha hecho espiritualmente estéril, responsable sólo ante sí mismo, y ante nadie más”. Las mediciones de anomia indican algunos renglones que nos preocupan sobremanera. La percepción colectiva de que es muy poco lo que puede lograrse en una sociedad en caos, la sensación de futilidad y el sentimiento de que los objetivos y metas por los cuales vale la pena vivir la vida se alejan y desaparecen. Tan preocupante como el descalabro del tejido social es la ausencia de recursos anímico para oponernos a la destrucción institucional.

La anergia es un vocablo médico utilizado para describir un estado del organismo cuando éste es incapaz de luchar contra un agente infeccioso y no puede defenderse y reaccionar. Es un trastorno del sistema inmunológico. Se refiere, específicamente, a una condición de los linfocitos, un tipo de glóbulos blancos, por la cual estas células que nos defienden de las enfermedades, a pesar de estar presentes, no funcionan, no están activas.

Por alguna extraña disposición, faltan los factores de activación del sistema autoinmune lo cual permite el avance de las infecciones y las células tumorales. A un paciente anérgico no le da ni fiebre, una reacción defensiva esencial ante las infecciones. Creo que debemos utilizar el concepto médico de manera casi literal, no metafórico.

La sociedad venezolana se haya en un estado de anergia. La revolución bolivariana es el agente infeccioso. La pasividad con que hemos aceptado la criminalidad, que ya ni aparece entre las principales preocupaciones en las encuestas, la manera como nos hemos acomodado a las colas, son todos indicadores de una muy peligrosa pérdida de nuestra capacidad de reaccionar.

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