«Vi el rostro del miedo en las caras de mis amigas y colegas que venían huyendo… detrás el aullar de la violencia amenazando de muerte, gritando que iban por nosotros», así empieza el relato del veterano comunicador, que explica la tensión y el miedo que vivieron sus colegas por un grupo que decía defender el orden constitucional de Venezuela.
«Insultos, golpes gritos de pánico, confusión y odio, mucho odio, en rostros cubiertos y caras descubiertas en bocas con furia infinita gritando ¡Viva Chávez! ¡Viva la revolución! Grito de guerra con que justificar desmanes, palizas y robos descarados a nombre de un Presidente ya difunto hace casi cuatro años».
Urreiztieta explica cómo supuestos miembros del colectivo Tupamaro tenían como objetivo a la corresponsal de CNN en Caracas, cuando irrumpieron en el hemiciclo del Palacio Federal Legislativo.
«Tupamaros armados se hicieron presentes otros con el torso desnudo cubierto con chalecos antibalas buscando caras conocidas en la prensa donde descargar frustraciones y odio. Alguno identificó a mi colega de CNN (Osmary Hernández)… iban por ella cuando en un arrebato de no sé que nos atrevimos a interponernos y enfrentarnos entre escaramuzas y empujones».
Hernández escapó del objetivo de los agresores gracias a sus colegas que la ocultaron «entre el grupo de periodistas que estaba en el fondo» del palco de prensa, recuerda.
El periodista de Univisión también destaca cómo la cordura de los parlamentarios oficialistas presentes en la sesión contuvo la furia de los asaltantes a la Asamblea Nacional.
«La marea de violencia y emociones se dirigió a otro lado a gritar contra el presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, el blanco principal de toda la descarga chavista. No sé por qué no dispararon, por qué no arrojaron bombas molotov y lacrimógenas que les vi en las manos, algo los detuvo, quizás la cordura de diputados oficialistas que sintieron que esto se les iba de las manos».
Urreiztieta culmina con una reflexión sobre esta espiral de violencia que puede terminar tragando a todos los venezolanos:
«No ocurrieron las primeras muertes (pero) sí destrozos y varios heridos y robados. La política ya no es capaz de resolver conflictos en una situación como ésta. Y la violencia acecha como un león sobre su indefensa presa. Ojalá, el odio que se desborda por estos días no nos envuelva a todos en una vorágine de violencia y muerte».
«Si no hay cordura estamos a la vuelta de una gran tragedia nacional».