Venezuela

MUD intenta superar su crisis para enfrentar los viejos desafíos del año nuevo

Hace un año, por estas fechas, la oposición venezolana sonreía. Luego de alcanzar el triunfo electoral más importante de su historia en los comicios legislativos del 6 de diciembre de 2015, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se disponía a asumir el control de la Asamblea Nacional y se fijaba como objetivo echar del palacio de Miraflores al presidente Nicolás Maduro en 2016. 

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Oposición

Hoy, 365 días más tarde, Maduro continúa en su despacho y la MUD está en crisis. Las diferencias son tan evidentes en el seno de la alianza, que sus distintos voceros prácticamente solo coinciden en un punto: la necesidad de “reestructurar” y “relanzar” la coalición para enfrentar los desafíos que se presentarán en 2017.

El gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, y el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrealba, discreparon públicamente en distintos momentos de 2016, pero en este tema convergen. “Debe haber un relanzamiento de la Unidad, porque aquí no se trata de quién tiene la razón, sino de lo que beneficia al país”, expresó el ex candidato presidencial Capriles Radonski, al tiempo que Torrealba declaró al diario Panorama de Maracaibo que “la Unidad Democrática tiene que plantearse un relanzamiento indispensable” para encarnar una alternativa real de poder.

Los retos de la oposición para 2017 son los mismos de siempre. Pero peores. La principal tarea sigue pendiente: desalojar a la revolución chavista del poder. Luego, aparece la eterna promesa: dejar de ser una plataforma electoral para convertirse en una verdadera instancia de conducción política. Y en la lista también figuran la obligación de replantear su relación con la sociedad y el apoyo a la protesta ciudadana.

“La Mesa nació como alianza electoral, pero ahora debe transformarse en dirección política de la sociedad democrática venezolana (…) Nuestros puntos de referencia ya no están cifrados en acuerdos para candidaturas, sino en una unidad de propósitos. La Unidad Democrática tiene que plantearle al país cuál será el proyecto de reconstrucción nacional, cuáles serán las características del gobierno de unidad nacional que aspiramos y definir una ruta clara para llegar a ese gobierno”, declaró Torrealba al diario Clarín de Buenos Aires, resumiendo los temas que deben abordar y resolver con urgencia.

¿La nueva salida?

El referendo revocatorio ha muerto. La bandera que enarboló la oposición durante 2016 fue liquidada por el Gobierno y ahora toca buscar otra salida “electoral, constitucional, pacífica y democrática” a la crisis política. La MUD ya defiende el adelanto de elecciones presidenciales, propuesta que rechaza el oficialismo.

En teoría, el nuevo año viene con dos comicios: los regionales, suspendidos en 2016 por decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE), y los municipales. Aunque la jefa del CNE, Tibisay Lucena, aseguró en octubre que los gobernadores se votarían “a finales del primer semestre” y los alcaldes “a finales del segundo semestre” de 2017, todavía los procesos no han sido convocados formalmente ni tienen fecha precisa en el calendario.

La situación ha involucionado tanto que antes la oposición luchaba por mejorar las condiciones electorales, y ahora debe hacerlo para que haya elecciones y poder participar en ellas. Todos los partidos de la oposición deben registrarse a principios de 2017 ante el CNE, so pena de quedar ilegalizados. Además, la tarjeta de la MUD –la más votada en la historia del país- está sometida a un proceso judicial que amenaza con decretar su eliminación. De concretarse este escenario, el oficialismo “competiría” en unos comicios sin oposición, en caso de que este año pueda ejercerse el derecho al voto en Venezuela.

El diálogo 

El Gobierno y la Unidad comenzaron un proceso de diálogo el 30 de octubre con el acompañamiento del Vaticano, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá).

Antes de que se celebrara la tercera reunión plenaria, el 6 de diciembre, la MUD informó que no volvería a conversar directamente con los delegados del chavismo, debido a que no habían cumplido con ninguno de los compromisos acordados, entre los que destacaba la designación de un Poder Electoral “neutral”, el reconocimiento de la Asamblea Nacional, la liberación de los presos políticos y la creación de un “canal humanitario” que permita recibir donaciones internacionales de alimentos y medicinas para atender la escasez que afecta a Venezuela.

“El diálogo está absolutamente muerto, no tiene ningún sentido seguir ahí, ha fracasado como instancia, nos dimos la oportunidad a un altísimo costo político”, reconoció el presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup. Sin embargo, la oposición mantiene la comunicación con los facilitadores internacionales y permanece sentada en la mesa técnica que revisa los casos de los presos políticos con el diputado Timoteo Zambrano (UNT).

Ramos Allup consideró que, tras el descalabro de las negociaciones, la oposición debe “retomar su agenda” enfocada en una “salida electoral anticipada”. Los detalles de esa “agenda” aún se desconocen y, según lo manifestado por Capriles Radonski, será durante “los primeros días de enero” cuando expondrán al país una “ruta de lucha” para superar la conflictividad política.

Tres en uno

La MUD dedicó diciembre a revisar su composición y normativa interna. La idea es ampliar su órgano de dirección, redefinir las funciones de su secretaría ejecutiva, afinar los mecanismos para la toma de decisiones y estrechar los lazos con las organizaciones de la sociedad civil venezolana.

Se espera que el proceso de introspección que comenzaron el 22 de noviembre oxigene a la alianza. En un artículo publicado en Prodavinci, el economista Roberto Casanova propuso a la oposición sacudir sus bases y constituir “tres instancias, cada una con un ámbito de acción propio: 1) Procesos político-electorales (la MUD), 2) Protesta social y, 3) Plan de desarrollo (…) La Mesa se trascendería a sí misma al incluirse en un sistema más complejo y con mayor capacidad para responder a nuestros principales desafíos colectivos”. 

Las próximas horas son clave para determinar el futuro de la coalición. “Espero que la Unidad esté a la altura del tiempo en que vivimos. Tiene la oportunidad de aprovechar la crisis interna para lograr más unión y una mejor ruta. Si la Unidad no se pone de acuerdo, y alguien tiene una iniciativa, hágala. Si la MUD no viene con fuerza el próximo año, vendrá otra cosa”, advirtió Capriles Radonski.

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