Venezuela

La MUD cae prisionera de sus propias decisiones

Increíble pero cierto. Luego de un año de no por concretar ninguna de las iniciativas políticas que se propuso, destinadas a forzar la salida de Nicolás Maduro del poder, la oposición agrupada en torno a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) arranca el 2017 con una jugada de alto riesgo, como lo es la declaración de abandono del cargo por parte del Jefe del Estado, y que puede convertirse en una nueva trampa jaula para la coalición anti gobierno.

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También es increíble que entre los parlamentarios que forman parte de la bancada opositora realmente muy pocos estaban decididamente convencidos de la conveniencia política de esa decisión.

Algunos, como un importante diputado de Acción Democrática, alegaban que «no podemos hacer mas nada, Henry ( Ramos Allup) no quiere ceder en ese punto».

Esa versión la confirmaron también por los predios de Primero Justicia: «Estamos conscientes de que esa declaratoria de abandono del cargo es una c… Pero Ramos Allup nos dejó ese tiro en la carabina», nos dijo un diputado. Otro parlamentario, joven, de esa organización nos confió que desde finales de año intentaron que el ex presidente de la Asamblea llevara el punto a las últimas sesiones, para no dejarle ese «bacalao» a Julio Borges. Pero el líder adeco nada que cedió a esa petición.

Y allí se conjugan varios elementos. Uno de ellos es la presión que sobre casi todos los partidos de la Mesa de la Unidad ejerce Voluntad Popular, un partido al cual muchos de esos factores le temen como amenaza electoral, por los numeritos de Leopoldo López, y por su capacidad de exponer al resto de las formaciones políticas como temerosas de enfrentar al gobierno sin dar ni pedir cuartel.

Allí casi todos tienen diferencias con la línea de Voluntad Popular pero ninguno quiere salir a deslindar, salvo por episodios puntuales como las controversias con Un Nuevo Tiempo en materia del diálogo. Unos los quieren como aliados ante una eventual elección presidencial en la cual no podrá participar López. Otros ven el peligro de que el partido naranja termine de tomarles el espacio social y electoral que ocupan. Por eso hemos visto que en los últimos tiempos la línea de Henrique Capriles se ha endurecido, mucho más incluso que la de su propia organización. Para recuperar apoyos perdidos que fueron a parar a VP.

Pero en la práctica, con la declaración de abandono del cargo, la Mesa no va a ir más allá de lo que ya ocurrió. Ninguno de los partidos, a excepción del grupo de María Corina Machado, ha acompañado a Voluntad Popular en su tono discursivo sobre este tema.

«Oficialmente Maduro ya no es presidente». Esa expresión no saldrá de la boca de un dirigente de Un Nuevo Tiempo, de AD o incluso de PJ. Pero VP y Vente, el partido de Machado, insisten en que la medida adoptada por la Asamblea Nacional tenga otros pasos subsiguientes, que los otros aliados parecen no querer dar, porque en el fondo votaron por la declaración de abandono del cargo presionados por las circunstancias, aunque convencidos de su inutilidad.

Sólo el partido Avanzada Progresista, liderado por Henri Falcón, gobernador del Estado Lara, se deslindó totalmente de esa iniciativa parlamentaria. Luego de varias conversaciones entre Falcón y Borges, Avanzada optó por la abstención, línea que cumplieron dos de sus tres diputados. El tercero, Julio César Reyes, votó a favor de la declaratoria de abandono del cargo, y en ese voto influyó sus aspiraciones a la gobernación del Estado Barinas. Se trata de un electorado opositor muy descontento con el gobierno regional que puede pasar factura a quien aparezca con una línea que se preste a confusiones. El caso Reyes fue abordado en el partido de Falcón y aunque no se esperan sanciones el incumplimiento de la línea partidista generó molestias en esa organización.

Pero volviendo al tema inicial, es prácticamente imposible que esa declaratoria de abandono del cargo se haga efectiva. Maduro está al mando, reorganiza su gabinete y endurece su línea frente a la oposición. Con la creación del llamado Comando Antigolpe muestra su disposición de ir a la ofensiva y aprovechar esta decisión de la Asamblea Nacional en su contra para cerrar los espacios a una posible nueva etapa de convivencia institucional en la cual el parlamento retome sus competencias .

Pese a que el garrote del abandono del cargo vino acompañado de la zanahoria que representa la desincorporación de los tres diputados de Amazonas, para el gobierno este gesto, esta señal de la Asamblea, no cuenta para nada porque, según la óptica oficialista, el parlamento sigue en desacato al juramentar una nueva directiva supuestamente nula y tomar una medida de desconocer al gobierno en funciones.

No faltará Tribunal Supremo de Justicia que convalide ese criterio y la Asamblea seguirá atascada.

Mientras tanto, el inventario de frustraciones por decisiones adoptadas y no ejecutadas por parte del bloque opositor sigue creciendo, un serio problema político que la Mesa deberá resolver si quiere mantener su influencia en esa inmensa masa de ciudadanos descontentos con la situación del país.

La alianza opositora tiene ante sí la tarea de optimizar sus mecanismos de discusión, consulta y toma de decisiones. Todos o casi todos están de acuerdo en concentrarse en la demanda de elecciones regionales como prioridad, sin abandonar la posibilidad de adelanto de elecciones presidenciales, pero sin que se les vaya la vida en eso. El problema es que no logran afinar una estrategia que les permita salir de la senda del fracaso, luego de la contundente victoria de diciembre de 2015. Es cierto que el gobierno ha complicado las cosas con un uso abusivo del poder y del control de instituciones que deberían ser autónomas.

Pero buena parte de las pifias opositoras se explican por la ausencia de debate interno, falta de coherencia y prevalencia de proyectos individuales que sin duda se traducen en un mar de fondo que a la larga puede erosionar aun mas las bases de la Mesa de la Unidad Democrática .

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