Venezuela

Amar a Chávez es odiar el pasado

La historia republicana del país, los símbolos patrios o el descubrimiento de América no son importantes de acuerdo con los lineamientos educativos actuales. En ellos solo tienen cabida la exacerbación y alabanzas de la figura de Chávez, en tanto se acrecienta la polarización en la población estudiantil

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COMPOSICIÓN FOTOGRÁFICA: IVÁN ZAMBRANO

Las gríngolas políticas y las rémoras ideológicas alcanzaron el conocimiento plural que debería producirse y fomentarse en los planteles públicos del país. Se evidencia en las carteleras, en las formaciones cívicas, incluso en las obras de teatro que los estudiantes ensayan como actividad cultural: la revolución bolivariana es prioridad educativa. La semilla del proselitismo germinó progresivamente desde la aprobación de la Ley Orgánica de Educación en 2009 hasta florecer en lealtad evidente y obligada al fallecido expresidente Hugo Chávez. El despropósito en los salones y pupitres insufla de odios, aumenta las diferencias y jamás tiende puentes de concordia y perdón.

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