«Más que el primero de septiembre», fue el comentario más común entre los asistentes a ambas manifestaciones. El 19 de abril, «La madre de todas las marchas», que tenía 26 puntos de salida, mostró la renovación de la presencia opositora en las calles de Venezuela. También evidenció el lado más duro de la represión: en El Paraíso, Bello Monte, el centro norte de Caracas y la autopista Francisco Fajardo las bombas lacrimógenas cayeron sobre aquellos que alzaron su voz contra el gobierno.
Millares de manifestantes, especialmente los que salieron del oeste de la ciudad, no pudieron llegar al destino, porque el gobierno había prohibido marchar por el oeste de una ciudad artificialmente dividida por designios del poder. La represión contra estas personas, jóvenes, adultos, viejos, mujeres, se prolongó hasta entrada la noche, especialmente en El Paraíso, donde los vecinos denunciaron que fueron atacados con bombas lacrimógenas en el interior de edificios y centros comerciales.
En la confluencia de los municipios Baruta, Chacao y Libertador, en las intersecciones de las autopistas del Este, la Francisco Fajardo y la Valle Coche se verificó la mayor concentración final de manifestantes antes de que fueran reprimidos por la arremetida final de las tropas de policías y guardias nacionales, con el apoyo de civiles armados.
El primero de septiembre de 2016, la movilización masiva más importante de los últimos 12 meses, la oposición reunió unas 966.000 personas simultáneamente en manifestaciones contra del gobierno de Nicolás Maduro.
La estimación de El Estímulo se fundamenta en “la fórmula Jacobs”, aceptada internacionalmente en otros países para calcular multitudes de manera independiente a lo que estiman los organizadores y sus enemigos políticos.
El método creado por Herbert Jacobs, profesor de periodismo de la Universidad de California, en Berkeley, modernizó el cálculo de las multitudes en la década del ’60.
Desde la ventana de su oficina, Jacobs podía ver a los estudiantes reunidos en una plaza para protestar contra la guerra de Vietnam. La plaza estaba organizada en cuadros, así que Jacobs contó la cantidad de estudiantes en algunos cuadros para obtener un promedio de alumnos.
Luego, multiplicó esa cifra por la cantidad de cuadros totales. También creó una regla básica de densidad que dice que una “multitud fluida” cuenta con una persona por cada 10 pies cuadrados (0,9 metros cuadrados) y una “multitud densa” tiene una persona por cada 4,5 pies cuadrados (0,41 metros cuadrados). Una multitud muy densa, llamado un “mosh-pit” por Watson y Yip, tendría una persona por cada 2,5 pies cuadrados” (0,23 metros cuadrados), define un artículo publicado por La Red Internacional de Periodistas (IJNet).
Esto significa, redondeando, que en un metro cuadrado de superficie caben cuatro personas cuando están bien apretadas.
Pero esto ocurre solamente en una aglomeración muy densa – por ejemplo un concierto de rock, el mitin de un político carismático o en las gradas de un estadio de fútbol.
Cuando se trata de una marcha, es más complicado medir, porque hay que usar una mezcla de cálculos matemáticos y estadísticos, que incluyen medir el tiempo en que tarda en pasar X número de personas por dos sitios de referencia. Es lo que llaman «una multitud fluida».
El área ocupada este 19 de abril de 2017 por los opositores al gobierno de Nicolás Maduro en «la madre de todas las marchas» sumó unas 45 hectáreas, si calculamos el ancho de las autopistas por el largo del recorrido y el momento de mayor densidad, que duró unas dos horas y media, entre 11:30 a. m. y 2:30 p. m., constataron periodistas.
Las avenidas y calles adyacentes, excepto una parte de la avenida Francisco de Miranda, en Chacao, no fueron sumadas al cálculo final para reducir el margen de error.
Las herramientas principales de cálculo de áreas geográficas, disponibles en Internet, y más usadas internacionalmente incluyen Acme Planimeter y las referencias de Google Earth.
Esta es una forma de conseguir una estimación independiente, pues por lo general en todo el mundo los organizadores de marchas y manifestaciones suelen exagerar las cifras y sus enemigos políticos tienden a minimizarlas.
