Venezuela

Fortalecer el espíritu

En esta oportunidad no voy a escribir de economía, un tema tan descuidado en Venezuela y del cual siempre escribo por acá. Me voy a referir en estas líneas a compartir un consejo que siempre doy como cierre en algunas charlas, especialmente de finanzas personales, que da pie al título de este artículo: fortalecer el espíritu.

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Por: Asdrúbal Oliveros @aroliveros / Foto: Andrea Hernández

“Haz que tu cabeza trabaje a favor tuyo y poco a poco adquirirás la costumbre de no molestarte cuando las cosas vayan mal”. Wayne W. Dyer
Venezuela vive la peor crisis de su historia contemporánea. No es una frase alarmista, hueca. Los números lo validan y los venezolanos con su dinámica diaria lo sienten. Es una crisis que ha durado demasiado. Hablando en términos de recesión económica, ya vamos para cuatro años. En este entorno es lógico que los venezolanos se sientan desesperados y muchos, desesperanzados.
La gente desea que esto termine rápido, que sea el despertar de una larga y dura pesadilla. Lamentablemente los procesos sociales y políticos son más complejos. Y nuestra crisis puede durar más de lo que queremos, e incluso de lo que muchos estén dispuestos a soportar. Basta ver la cantidad de venezolanos que se han ido en años recientes para corroborar esto último.
Cuando hablo de fortalecer el espíritu, no estoy pensando en la evasión o en el refugio de la autoayuda complaciente o ver la religión como droga. Si no en la capacidad de internalizar que la lucha que damos todos los días para construir un mejor país, una patria inclusiva, no es un proceso fácil y que demanda de nosotros capacidad de resistencia, paciencia y tolerancia. Lo peor que puede pasarnos es dejarnos abatir por la desesperanza o la tentación de la salida fácil, abrupta. Casi siempre, este tipo de “soluciones” ofrecen resultados de corto plazo pero se vuelven inviables en el largo y mediano plazos. Venezuela ha tenido mucho de eso.
No estoy diciendo que nos resignemos. Lejos de eso. Sino que entendamos que superar un modelo con visos totalitarios como el chavismo, no es una salida fácil. Por múltiples razones, una de ellas, la más evidente, porque el chavismo también lucha por avanzar e imponerse.
En el plano personal, sus convicciones, sus creencias y su fe (en caso de tenerla) son parte también de sus instrumentos de lucha. Así como su círculo de familiares, amigos y allegados. Convierta todo eso en elementos que le ayuden a transitar por los momentos difíciles que vivimos, y los que están por venir. Que sean también su motivación y su escudo. Sea agradecido y sepa apreciar los gratos momentos, muchos de ellos, fugaces, que son la gasolina para su alma y que permiten mantenernos en pie de lucha. No vale la pena detenerse a pensar por qué nos tocó vivir esta desgracia, sino entender que como ciudadanos estamos llamados a construir el país que queremos y nos merecemos. En muchas partes del mundo y particularmente en nuestro continente, sus ciudadanos han tenido coyunturas similares y hoy se erigen como sociedades más prósperas y que construyen cada día un modelo que genera bienestar social. Es la hora de ser ciudadanos y no víctimas.
Hay quien piensa que el odio y la rabia son también fuerzas de cambio. No lo dudo. Pero la historia nos demuestra que, si son ellas el motor exclusivo de esta lucha, podemos derivar en un escenario mucho peor. Mi humilde consejo: deseche el odio, la venganza y que la rabia no lo ciegue. Y no estoy diciendo que dejemos esto en manos de la justicia divina (en la que creo) pues la justicia terrenal tiene múltiples instrumentos para ayudarnos a saldar cuentas y construir una sociedad que se pueda reconciliar entre ciudadanos y evitar que en el futuro nos volvamos a tropezar con la misma piedra.
Construya redes, con sus vecinos, familiares y amigos. Dé aliento. Sea sembrador de esperanza en la medida de lo posible. Una vez que en lo personal estamos convencidos que Venezuela puede superar esto, que otros países han pasado por procesos similares y hasta peores y dieron el vuelco, podemos empezar a generar y multiplicar esa energía en los círculos en que nos movemos. Y hace mucha falta.
Las próximas semanas serán difíciles, y también cruciales. La crisis política-institucional que vivimos va a profundizarse. Y con ella, como efectos colaterales, también la crisis económica y la crisis social. Tome previsiones. Pero no descuide su alma, su espíritu, su mente. Necesitamos ciudadanos no solo sanos de cuerpo, sino también de espíritu para reconstruir a Venezuela desde las ruinas. Es una oportunidad única. Y estoy convencido que Dios nos la ha regalado.]]>

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