A 50 días de protestas, la oposición venezolana midió fuerzas sobre el asfalto. La concentración “Somos millones” mostró la capacidad de reunión de cientos de venezolanos en todo el territorio nacional. Las principales vías de las capitales estatales se llenaron de marchistas. Caracas no fue la excepción. La autopista Francisco Fajardo fue nuevamente escenario de un creciente descontento popular en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro.
La convocatoria sobrepasó las expectativas de los dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). El diputado de Primero Justicia Miguel Pizarro asegura que “tener ese músculo de fuerza en la calle demuestra que estamos en la dirección correcta”. Mientras que la actividad planeaba llenar el tramo del corredor vial entre los distribuidores Los Ruices y Santa Cecilia, para la 1 de la tarde la concentración ya había alcanzado el desvío de Altamira. Incluso, tomaron el elevado de Los Ruices y parte de la autopista vía este, antes de la salida de Macaracuay.
Felix Seijas hijo, estadístico y director de la encuestadora Delphos, catalogó la actividad como un éxito. “No puede llamarse de otra manera”, asegura. Según sus cálculos, entre 150 y 200 mil personas participaron en el llamado de la MUD, cantidad que sobrepasa los casi 100 mil individuos que se desplazaron hasta la Defensoría del Pueblo el 19 de abril. Su impacto es mayor cuando incluso supera a los más de 100 mil que intentaron marchar hasta el Consejo Nacional Electoral (CNE) el 1 de septiembre de 2016 en la llamada “Toma de Caracas”. La cantidad de personas que se congregó en la autopista Francisco Fajardo es un poco más de 7 veces el aforo del Estadio Universitario de Caracas.
El alcalde del municipio El Hatillo, David Smolansky, aseguró lo que las redes sociales se encargaron de corroborar. “Son cientos de miles de personas que han salido aquí en Caracas, pero además millones de personas en todo el país”, informó. La petición permanece: respeto a la Asamblea Nacional, liberación de los presos políticos, elecciones generales en condiciones igualitarias y transparentes y el cese de la crisis humanitaria de medicamentos y alimentos.
La principal lectura de Seijas hijo sobre la convocatoria opositora de este 20 de mayo es que el movimiento contra Maduro está cimentado. “La fuerza no la mediría por cuánta gente fue. La cantidad de gente es impresionante después de los 50 días de trajín, de desgaste, en los que han muerto más de 40 personas. Eso muestra que hay suficiente energía o molestia o convicción, que va más allá de la catarsis”, indicó.
El diputado Pizarro concordó con el estadístico. Bajo el sol inclemente del mediodía, apuntó que el cansancio no es opción: “No solo hay que valorar los 50 días, hay que valorar dónde estábamos antes. Hace dos meses éramos un país desesperanzado. Hoy sabemos que el futuro será la lucha que demos en el presente. Que el futuro dependerá de lo que hagamos hoy”. El agotamiento tampoco se palpó entre los presentes. La mayoría se mantuvo de pie, esperando a las declaraciones de los líderes políticos que asistirían ese día. La misma sensación de éxito de la que hablan políticos y expertos se esparció rápidamente entre la multitud. A pesar de no conocer las cifras, se saben muchos, cientos.
“Definitivamente cada vez somos más los que estamos saliendo. Sobre todo los que a pesar de la represión estamos dispuestos a salir y defender lo que merecemos”, destacó Carmen Vargas, de 39 años. Desde Baruta, se mueve hasta los distintos puntos de concentración que convoca la MUD. Lo ha hecho sin descanso durante 50 días, sin perderse ningún llamado. Y así lo seguirá haciendo. “No me la calo más, como todos. La gente ya está harta. Esto sí fue una demostración de eso, y de fuerza”, destaca. Con sus 43 años, Coromoto Altuve está “resteada en la calle, dispuesta a lo que sea, a morir si es posible por recuperar el país”. Desde El Cafetal ha salido a “todas y cada una de las marchas” con sus ánimos intactos. Sale a la calle por un mejor futuro para su hija. “Nació con este gobierno y no quiero que viva en este gobierno”, aseguró.
Caracas no contó con las palabras del vicepresidente de la Asamblea Nacional (AN), Freddy Guevara, ni con el diputado Henry Ramos Allup. Ambos encabezaron manifestaciones en los estados Táchira y Sucre, respectivamente. Sin embargo, pudieron escuchar los alientos de dirigentes políticos como el diputado Juan Andrés Mejía, que aseveró que “nadie se iba para su casa hasta que cayera esta vaina”. En la tarima principal, también se presentaron al público voceros como la dirigente de Vente Venezuela, María Corina Machado; la presidenta de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela, Rafaela Requesens y el alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz.
Fotografía: Gustavo Vera
La plataforma no solo fue piso para dirigentes políticos. Las gloriosas notas del Himno Nacional se entonaron desde lo alto. Se cantaron con fervor, mientras un muchacho tocaba el violín, tal como lo ha venido haciendo en medio de la represión de estos 50 días. Su cara cubierta y su instrumento desgastado han recorrido el internet. Este 20 de mayo se presentó para quienes asistieron, sin gases que entorpecieran su música.
El gobernador de Miranda, Henrique Capriles, cerró la actividad. “Vamos a marchas todos los días de ser necesario. A más represión, mayor resistencia y lucha”, gritó Capriles desde la tarima, minutos antes de instar a los presentes a movilizarse hasta el ministerio de Interior y Justicia “a exigirle al asesino ese de Reverol que cese la represión, los asesinatos y los atropellos al pueblo venezolano. Hasta que el cuerpo aguante”. La concentración mutó en movilización y los cuerpos de seguridad interceptaron a la multitud en El Rosal. A las 7 de la noche, el alcalde del municipio Chacao, Ramón Muchacho, dio el parte de batalla: 46 heridos atendidos en Salud Chacao: 30 por traumatismos, 2 por quemaduras, 11 por asfixia, 1 por impacto de perdigón y 2 por hipertensión.]]>