Venezuela

Indigente recurre a donaciones porque HUC no tiene insumos para operarlo

El padecimiento de Mauro Paladino, quien vive en las calles desde hace 30 años, es sencillo aunque incómodo: tiene un lipoma de unos 15 centímetros de diámetro en el antebrazo derecho. A pesar de que no requiere un procedimiento quirúrgico de alta complejidad, el Hospital Universitario de Caracas no ha podido intervenirlo por falta de insumos y de equipos de diagnóstico. El hombre ha intentado lograr atención desde hace dos años.

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«Todo el tiempo me piden exámenes para los que no tengo dinero. La última vez me dijeron que necesitaba un ecocardiograma para operarme, pero que estaban suspendidos», cuenta Paladino, de 53 años de edad, a El Estímulo. 
El hombre suele pedir dinero entre La Castellana y Altamira, donde consiguió que algunas personas que frecuentan la zona lo remitieran a un traumatólogo del Complejo Social Don Bosco. Sostiene que ahora quiere que lo ayuden a conseguir operarse el brazo.
06062017 Mauro Paladino Andrea Hernandez-EL ESTIMULO-2
Su mayor problema, sin embargo, es la adicción al crack con la que lucha desde hace años. Hasta ahora la batalla está perdida. La habitación que paga en una pensión en el centro de la ciudad le cuesta 1.200 bolívares diarios, pero puede gastar hasta 3.000 bolívares en droga.
Nació en San Juan, en Caracas, y admite no haber sido tan «buena conducta».
«Estuve preso cuatro años en Yare y La Planta. Me soltaron y caí desorientado en la calle. Eso me echó a perder la vida. Me quedé en la calle, mi familia me sacó el cuerpo», dice.
Desde que salió en libertad come lo que consigue en la calle. «Durante el día parkeo carros, camino y martillo. Y en la noche me voy  a la pensión».
Reconoce que la gente no lo ve con tan buenos ojos, pero pide ayuda para mejorar. «Vivo una vida sin sentido, sin ton ni son. He tratado de darle sentido, pero me abandonaron y no es tan fácil».

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