Venezuela

El escrache venezolano: humillando al enemigo

El hartazgo del majunche, del escuálido, del oligarca, del expatriado toma un nuevo cariz: el reclamo cara a cara y cuerpo a cuerpo. El país hace aguas y la revolución bolivariana se hunde, por eso hay quienes optan por increpar directamente al que sienten culpable o cómplice del caos. Lo entienden como protesta legítima aunque se acumulen las voces que condenan la práctica. Fuera del país es más evidente, donde no hay escoltas ni las “chapas” pesan

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Antes se hacían “cacerolazos” incluso en restaurantes cuando algún alto funcionario del Gobierno pisaba el local. Pasó poco, pero pasó. También, con los llamados “enchufados” que se paseaban por espacios comerciales. Aún Roque Valero recuerda cuando le tocó ser abucheado en Los Naranjos hace cuatro años. Pero hace varios años que tales episodios no se observaban, bien sea porque los funcionarios evitan acudir a ciertos lugares sin antes asegurarse cierta privacidad o porque el miedo ante la cantidad de escoltas se impone.

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