Otro de esos días atroces en la Venezuela de 2017. No pudo el ministro de Defensa, días atrás, escoger otro adjetivo más apropiado para catalogar la actuación de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Este 19 de junio, la GNB mostró nuevamente el rostro de la atrocidad.
El diccionario ofrece dos definiciones de atroz. Ambas cobran particular sentido en la Venezuela actual: “1.- [dolor, sufrimiento, sensación] Que es muy intenso y no se puede soportar. 2.- Que es muy malo o conlleva efectos muy malos”. Este 19 de junio viví la primera acepción. Sencillamente me dieron una ganas inmensas de llorar, pero tuve que contenerme para dar la noticia (estaba al aire en un programa de radio) de la muerte de Fabián Urbina, el chamo de 17 años que un disparo de la GNB le quitó la vida mientras protestaba en Altamira.
Lo quedó de día, y aún ahora mientras escribo, me embargó la tristeza. Una persona amiga intenta darme consuelo y me pregunta, pero ¿es que tú lo conocías? No, no lo conocía y ¿a quién le importa sí le conocía o no? Me duele tu muerte, Fabián, como la de cada uno de los que engrosan la lista de muertos desde abril.
Tu muerte es, además, en sentido estricto una atrocidad. Duele porque eras un chamo de apenas 17 años, que también podías ser mi hijo; y fue un acto sencillamente atroz de la GNB. Uniformados de ese cuerpo protegidos por mascaras y escudos de verdad esgrimieron sus pistolas y abrieron fuego contra esos chamos, coño, que pretendían defenderse con sus escudos de cartón. ¿Cómo carajos no me va a doler una muerte así?
Eres otro de esos niños cuya edad ni siquiera alcanza la mayoría de edad, ni sus años de vida suman el mismo tiempo que el chavismo ha permanecido en el poder, llevándonos a esta hora negra de la vida nacional. No sé si al igual que otros, Fabián llegaste a usar aquella camiseta que usan tantos de los chamos que están en la calle, diciéndose a sí mismo “Soy un libertador”.
Lo eres, Fabián, lo eres. En muchos sentidos eres un forjador de libertades. Quiero creer que como yo, otros millones de venezolanos están de luto por ti, y posiblemente esa fuerza que provenga también del dolor termine siendo el catalizador para que al unísono como sociedad digamos “Ya Basta”.
Basta de abusos, basta de violencia, basta de mentiras. Quiero creer que las primeras declaraciones del ministro Reverol y del comandante de la GNB traerán consecuencias.
Que en el caso de tu muerte, Fabián, habrá investigaciones y que efectivamente será llevado ante la justicia no sólo el uniformado que te apuntó y disparó, sino que también sea llevado al banquillo de los acusados quién dio la orden de usar armas de fuego en una protesta ante civiles desarmados.
Posiblemente el peso de las imágenes ha marcado un rumbo distinto en tu caso Fabián. No corriste la misma suerte de otros chamos que además de su muerte debieron padecer, sus familias y la sociedad en su conjunto, el proceso atroz de enlodar al difunto o hacerlo parecer víctima del bando contrario.
Ojalá que en el lugar en el que descansas ahora tengas la posibilidad de seguir soñando, como lo decías en vida en tus redes sociales, con una mejor Venezuela. El compromiso a favor del cambio democrático y la reivindicación de nuestros nuevos libertadores, que como tu Fabián fallecieron en estos días atroces, debe ser el fermento para lograr ese mejor país. Te lo debemos.]]>
Los diez detenidos cumplirán condena en la cárcel común de El Rodeo y la militar de Ramo Verde, ambas ubicadas en el estado Miranda
En este 2024 se cumplen 32 años de de los hechos del 4 de febrero bajo la presidencia de Carlos Andrés Pérez. Valga la ocasión para reconocer en él no sólo al decidido y valiente líder que enfrentó aquella vil insurrección con gallardía y éxito, sino también para poner de relieve su talante de gran demócrata, civilista, visionario, institucionalista y Jefe de Estado
Aquel 27 de noviembre de 1992, el 27N, se confirmaron todos los miedos. Después de hirvientes rumores, una nueva intentona de golpe de Estado sacudió a Venezuela, en medio de una zozobra que todavía no ha terminado.
