Venezuela

Breve diccionario políticamente incorrecto sobre la Venezuela de hoy

Venezuela se ufanaba de ser uno de los países más ricos en la América del Sur, de los más modernos y con una democracia sólida. Hoy atraviesa lo que expertos califican como la peor crisis de su historia republicana. Una economía colapsada, un irreconciliable conflicto político y una deriva totalitaria se conjugan en medio de la zozobra y el grave deterioro de las condiciones sociales. Estos son algunos de los personajes y tramas en este “juego de tronos” de la ex potencia regional:

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TEXTO: BERNARDO VEGA | FOTOGRAFÍA: GUSTAVO VERA | EL ESTÍMULO

Maduro, Nicolás. Ungido como heredero del ex presidente Hugo Chávez a finales de 2012, gobierna el país desde entonces con una casi absoluta concentración de poderes. Encuestas de firmas reconocidas reflejan una caída en picada de su popularidad, solo comparable al desplome de la economía nacional. La economía por cierto, es su principal tarea, ha dicho reiteradamente:
“No me importa que me llamen dictador”, advirtió hace tiempo y entonces nadie lo tomó en serio.

MUD, Mesa de la Unidad Democrática. La alianza electoral de una veintena de partidos de centro, derecha e izquierda, es la principal antagonista del chavismo. Se mantiene unida con chicle, en un esfuerzo interno permanente por superar los egos e intereses de sus dirigentes. En nombre del debate interno y la democracia estos líderes suelen enviar al mundo exterior señales de fracturas, discordias e incoherencia. También de persistencia y defensa de la democracia y la institucionalidad. El gobierno los acusa de terroristas y cada vuelta y media del reloj los amenaza con la cárcel.
Calle, la. Término genérico que agrupa a toda la oposición que no es la MUD. En ese autobús entran desde los radicales libres, hasta la llamada “resistencia”, focos de encapuchados que forman la línea dura de las confrontaciones callejeras contra la Guardia Nacional, la Policía Nacional y las bandas armadas de civiles. Van casi cuatro meses de protestas y “rebelión popular” contra Maduro y el chavismo. El paro cívico nacional de este 20 de julio y que se cumple de manera voluntaria u obligada en el este de Caracas, es el último grito de esta estrategia contra «el día del juicio final» que se aproxima.
Las marchas que  se convocaban una otras otra aunque se sabía que  no iban a llegar a ninguna sede de ningún gobierno; los bloqueos de calles para dejar a vecinos encerrados; los rosarios en vía pública y los picnics en la autopista; las quemas de vehículos y la decoración de Caracas con escombros y basura, forma parte de esta estrategia donde hay actores y escenas para todos los gustos.
Sociales, redes. Desde Twitter a Instagram, pasando por Facebook y los mensajitos de Whatsapp y Telegram son la última trinchera de los combatientes del teclado. Se parecen a los mánagers de tribuna que le gritan a los jugadores lo que deben hacer, pero sin salir al campo. Entre sus personajes se cuentan desde economistas fastidiosos que recomiendan comprar bolívares y vender dólares “porque viene la unificación cambiaria”, hasta disidentes de la MUD, periodistas militantes, descreídos y cultores de las teorías de conspiración que insisten en que Henry Ramos es un chavista encubierto. Pese a ser una trinchera del odio, las redes sociales son tabla de salvavidas para los venezolanos que quieran informarse en un país que padece un apagón informativo.
Condominio, Juntas de. Modelo de participación política cultivado por la vasta mayoría de los venezolanos. Prefieren delegar la gestión en un grupo de vecinos, hacerlos responsables de todo y acudir una que otra vez a levantar la mano, o a votar, para después desentenderse. Cuando el edificio se está cayendo, invadido por ratas y cucarachas, les echan la culpa a los miembros de la junta y piden elegir otra. Un método que aplica el Presidente de la República y algunos miembros recalcitrantes de la alianza opositora.
Ortega, Luisa Ortega. Fiscal general de la República. La rubia abogada fue una de las defensoras del teniente coronel Hugo Chávez en los lejanos días en que el comandante de paracaidistas estaba preso por liderar un sangriento golpe de Estado el 4 de febrero de 1992. Hoy Ortega es la cabeza más visible del llamado chavismo original. Disidente de Maduro, afirma que se ha quebrado el hilo constitucional y la constituyente acabará con lo poco que queda de democracia por estas playas.
Constituyente, Asamblea Nacional. A ser electa el próximo 30 de julio por determinación de Maduro, que dice recoger órdenes post morten de su mentor Chávez, supone su esfuerzo ‘in extremis’ por consolidar el sistema socialista que tanto proclamaba el militar. Según el chavismo será “originaria” y plenipotenciaria. Esto significa ni más ni menos que desde un lapso de 72 horas después de la elección de los constituyentistas, este cuerpo corporativo será el brazo ejecutor de los designios de Maduro y el ala dura del chavismo.
Padrino López, Vladimir. Llamado por Maduro “Bládimir” en un aparente esfuerzo fonético por recalcar ciertas reminiscencias soviéticas del nombre de Lenin, este mayor general es ministro de Defensa, ratificado el 20 de junio de 2017. Ha reiterado el carácter “socialista” y «chavista» de la Fuerza Armada Venezolana, suele aparecer en trajes de campaña y armado hasta para votar en el simulacro de la Constituyente. Aunque se ha expresado en contra de lo que calificó como “atrocidades” de la Guardia Nacional en la represión de las manifestaciones, la verdad es que después de esas palabras ha recrudecido las denuncias de violaciones de los derechos humanos por parte de la llamada “policía militarizada”. Cuando Fidel Castro vivía, Padrino fue a visitarlo, ataviado con el correspondiente mono deportivo, en atentas conversaciones cuyas imágenes las puso a circular el propio gobierno.
Pérez, Oscar. Cinematográfico comisario de la policía de ojos verdes que saltó a la fama al ametrallar desde un helicóptero edificios del TSJ y del ministerio del Interior. Anda por ahí, enviando mensajitos de voz y apareciendo en marchas. Su actividad prueba dos cosas: se ha convertido en un fantasma para los tenebrosos organismos de seguridad y para la poderosa Fuerza Aérea; y que los venezolanos tiene una patológica caída por los tipos armados que ofrecen resolver las cosas a tiros.
Trump, Donald. El presidente de EEUU, aparece corriendo por la parte exterior de la pista como el mejor bálsamo para el gobierno venezolano en medio del conflicto actual. Con sus amenas de sancionar a más funcionarios del gobierno de Venezuela y aplicar sanciones económicas, sus tuits y palabras son mieles y música en los oídos de Maduro, que necesitaba nutrir su leyenda con las mismas excusas que alentaron a Fidel Castro en Cuba durante más de 50 años: la amenaza de bloqueo e invasión. Es para un gobierno impopular la mejor forma de galvanizar a sus frustrados seguidores y de justificar más represión contra «los traidores de la patria» agrupados en la disidencia.
Asamblea Nacional, Parlamento. Uno de los poderes fundamentales del Estado democrático, la vigente fue electa el 6 de diciembre de 2015. La oposición obtuvo una mayoría calificada que según la Constitución y las leyes le otorgaron la potestad de convocar un referendo sobre el mandato de Maduro, destituir ministros y al vicepresidente mediante votos de censura, e incluso convocar una Asamblea Constituyente. Sus funciones han sido en la práctica anuladas por el chavismo, y quedó reducida a una mera ONG, un “think tank” o centro de debates, de donde salen grandes ideas sin aplicación práctica.
TSJ, Tribunal Supremo de Justicia, Poder Judicial o el «bufete privado» de Nicolás Maduro a juicio de Henry Ramos. Convertido en el brazo ejecutor de los designios del Ejecutivo, sus magistrados son señalados como incondicionales, pues en más de 50 fallos han beneficiado al gobierno en distintas demandas, de modo que la Asamblea Nacional y los opositores pierden por goleada sin llegar a disputar el balón. Hay dos magistrados que han manifestado públicamente algunos desacuerdos, pero no pasa nada.
Sala Constitucional, del TSJ. Erigida como la máxima intérprete de la Constitución. Sus 11 magistrados son junto con Maduro las personas más poderosas de Venezuela. Varios son militantes del Partidos Socialista Unido de Venezuela (PSUV, con carnet y todo, aunque dicen haber renunciado a su militancia, como conviene según la Constitución). Juan José Mendoza, un exdiputado del cahvismo y un antiguo tertuliano de VTV, es el presidente de esta sala.
Moral Republicano, Consejo. Formado por la Fiscalía, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo, tiene entre otras tareas la de seleccionar a los magistrados del Tribunal Supremo y enviar la lista corta a la Asamblea Nacional para su aprobación definitiva en sesión ordinaria, con quorum máximo y todo. Según la Fiscal Ortega Díaz, ella nunca firmó las actas de postulaciones de los magistrados designados en diciembre de 2015, cuando antes de entregar sus asientos –pero no el poder- la anterior Asamblea Nacional que estaba en manos del chavismo nombró a sus magistrados para justificar los designios chavistas en la Sala Constitucional. Fue una brillante jugada de posición adelantada, aunque de manual, y ha sido suficiente para pulverizar la voluntad de 7,2 millones de electores en las legislativas de 2015.
Amazonas, olvidado paisaje del sur del país. Aunque es otro de los estados de la Federación, en el imaginario colectivo es solo un paisaje verde, de selvas, culebras e indios. Tal vez por eso nadie se movilizó en la calles cuando el chavismo le quitó sus tres diputados ante la Asamblea Nacional. El caso jamás ha sido decidido por el TSJ, que debía pronunciarse sobre una demanda de irregularidades incoada por el Psuv cuando todavía estaba calientico el abrumador triunfo electoral de 2015. Como el que calla otorga, en la práctica ese silencio ha sido la mejor arma para neutralizar al parlamento opositor.
Detalle: los diputados de Amazonas, a la hora de la chiquita valían tanto como tres de Caracas, para efectos prácticos de la mayoría calificada que tuvo la Asamblea. De modo que por no defenderlos, los venezolanos opositores se quedaron con un Parlamento sin sus super poderes y con los ojos claros y sin vista.
Lucena, Tibisay. Máxima jefa del Consejo Nacional Electoral, el Poder Electoral definido por las malas lenguas como “el ministerio del poder popular para las Elecciones”. Sus críticos la culpan de haber atrasado innecesariamente los procesos establecidos en la Constitución, que hubieran permitido llevar a acabo un referendo para que los venezolanos dijeran mediante el voto si estaban de acuerdo o no con despedir a Maduro a la mitad de su gestión. Pero en cambio ha sido muy diligente y ha usado la vía expresa para organizar la elección de una Constituyente que será electa el 30 de julio sin antes haberle consultado al pueblo si estaba a favor o no de convocar esa Asamblea.
Constitución de 1999, “La Bicha”. Vendida por el difunto Hugo Chávez o por todo chavista “uña en el rabo” como la mejor constitución de la galaxia y sus alrededores, está a punto de ser abolida por la vía constituyente cuando apenas era una adolescente que se aprestaba a cumplir la mayoría de edad. Curiosidad: hoy la misma oposición que tanto la adversó hace años está en la calle para defender su vigencia. Prueba de que siempre se puede estar peor.
Estudiantes, “que el cielo los bendiga, el futuro de nuestra raza y de América Latina” (Rubén Blades dixt). Son los que han puesto la mayor cantidad de muertos, presos y heridos en estos casi cuatro meses de protestas. El alma de las marchas y manifestaciones, salen de universidades públicas y privadas a calentar la calle, levantar consignas, desplegar pancartas y a asistir a los asfixiados por los gases, heridos por perdigones y golpeados por los agentes del Estado. La mayoría dice luchar por transformar el país, ya cansados de ver a sus amigos y familiares despedirse desde el piso de azulejos cinéticos del aeropuerto de Maiquetía, en las praderas del cementerio.
Cabello, Diosdado. Capitán del Ejército, con una red de amigos que ya son generales. Es uno de los que acompañó a Hugo Chávez en su intentona de febrero y desde entonces se ha mantenido en el circulo más estrecho del poder económico, político y militar. En su currículo acumula pasajes por los puestos de más peso, incluida la vice presidencia y una presidencia de pocas horas. Aunque salió electo diputado por lista en 2015 (no se atrevió a lanzarse nominalmente) su actividad pública más notoria es un programa semanal de TV en el canal del gobierno en el que armado de un mazo como el del As de Bastos se dedica a vociferar ofensas, oprobios y amenazas contra todo lo que mueva por las filas de la oposición. Renunció a su curul en  mayo para lanzarse a constituyente, con lo que podría venir recargado a repartir despidos.
Cuando era presidente de la anterior Asamblea y mientras recogía los efectos de su escritorio y descolgaba los cuadros, completó su jugada más brillante: fue el encargado de ejecutar el proceso de nombramiento adelantado de los magistrados del TSJ que estaban por jubilarse en 2016 y 2017.
López, Leopoldo. El preso político más famoso de Venezuela entre más de 100. Gracias a la tenacidad de su familia, su caso ha sido el más conocido internacionalmente, lo que ayudó a sumar presiones a favor de su liberación, desde instituciones como la ONU, Amnistía Internacional, varios premios Nobel, gobiernos americanos y europeos, el papa y las juntas de vecinos de los condominios de Caracas. Según encuestas, es el político con mayor apoyo de los venezolanos para llegar a la presidencia de la República, pero la cuadra de Los Palos Grandes, donde está ubicada la casa de este “Nelson Mandela venezolano”, suele permanecer desierta. Sólo unos afiches artesanales y una furgoneta de la policía política revelan que ahí vive alguien importante.
Capriles, Henrique. Principal adversario en la calle del chavismo, y de Leopoldo López, el gobernador del estado Miranda y dirigente de la MUD juega a la ere con propios y extraños. A veces aparece y desaparece en los actos del MUD y suele preferir las visitas por remotas aldeas del enorme estado que dirige antes que las interminables reuniones con sus pares en la mesa descuadrada. Muy afecto a periscope y las redes sociales, para muchos de sus fans sigue siendo “el futuro mejor ex presidente”.
Tarek, William Saab, el “poeta de la revolución”. También Defensor del Pueblo desde 2015, este militante fiel del Psuv y cultor de la memoria de Chávez, ha sido gobernador del estado Anzoátegui, diputado, constituyente y habitué de los gimnasios. En abril pasado, cuando comenzaba a correr la sangre por las calles de Venezuela por las protestas contra Maduro, su primogénito, Yibram le pidió públicamente que hiciera “lo correcto” y usara su poder para poner fin a la injusticia que ha hundido al país. Eso fue antes de que Maduro sacara la carta de la Constituyente y nadie sabe exactamente cuales son esos poderes guardados que tenía Saab, hoy más incondicional defensor de Maduro.
Colectivos, civiles armados. Oscuras bandas de centenares de paramilitares y parapoliciales fomentados por el chavismo como primera línea de defensa de la revolución. Son un frankesntein formado con retazos de unos movimientos sociales nacidos hace décadas en las barriadas pobres del oeste de Caracas, que estaban dedicados a fomentar la participación política, la conciencia de clases, las actividades culturales, deportivas y sociales. Esos son los verdaderos colectivos, según los chavistas. Pero el término por extensión es aplicado por la gente común, los políticos opositores y alguna prensa a las bandas dedicadas a amedrentar a los opositores que salen a votar, a cerrar calles o a marchar contra el gobierno. Son sospechosos o imputados por la Fiscalía de varios de los casi 100 asesinatos de opositores cometidos durante las protestas contra Maduro.
Nacional, Fuerza Armada. El mundo de los hombres de uniforme tiene un papel protagónico en la situación actual de Venezuela. A las cuatro fuerzas: Ejército, Armada (Naval), Aérea, Guardia Nacional, se suman la Milicia Bolivariana, una menos pomposa rama formada por militantes del PSUV, muchos de ellos con más años e ilusiones que peso y entrenamiento que juran defender la patria ante cualquier gringo invasor.
Los militares tienen un papel relevante en el régimen militar cívico venezolano, tanto en las tareas tradicionales de seguridad y defensa como en el sistema económico creado en torno al estatismo y la planificación económica central del llamado socialismo a la venezolana. Soldados activos o en situación de retiro están a la cabeza de las aduanas, los puertos, el sistema nacional de impuestos, de las arruinadas empresas pesadas y mineras de Guayana, de los negocios de importación y distribución de alimentos subsidiados, de agricultura, infraestructura y buena parte del servicio exterior.
La Economía. En un país donde el salario mínimo que gana más de la mitad de los trabajadores formales alcanza para pagar un mal desayuno de panadería, el colapso de la economía es el principal carburante del descontento. La escasez crónica de alimentos básicos y medicinas, los precios dolarizados, la inflación más alta del mundo (en torno a 1.000% este año según el consenso de algunos economistas), el desplome de la generación de riqueza en forma de bienes y servicios (el PIB, que ha caído un tercio en cuatro años) forman la tormenta perfecta para la desilusión y la falta de perspectivas positivas entre la gente común. La guinda: el propio Maduro dice desde hace cuatro años que la economía es su prioridad y que él en persona se está haciendo cargo.]]>

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