El paro cívico que comenzó este miércoles 26 de julio tuvo dos rostros. Los residentes del oeste de Caracas circulaban por las vías de tránsito libremente, y los peatones, compraban en los abastecimientos como si se tratara de un día cualquiera; hacían colas para recibir productos del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP), diligencias en las diferentes instituciones gubernamentales, revendían productos y asistían a sus trabajos de forma regular.
Sin embargo, al entrar a la zona este de la ciudad, el silencio invadía las calles y solo era interrumpido por el vuelo de diferentes pájaros.
En la plaza La Candelaria los niños jugaban y los ancianos conversaban. La gente sabe que «del otro lado de la ciudad» hay paro. Un señor que se encontraba en la zona, aseguró que está «en contra de las protestas y de las personas que manifiestan».
«¿Que hay unos cuantos vivos? Sí es verdad, pero no le podemos achacar todo al gobierno, porque pareciera que es el mismo pueblo el que está jodiendo al mismo pueblo», afirma un residente de la comunidad de La Candelaria.
En el mismo sitio, un motorizado gritó: «¡No a la Constituyente!» y arrancó hacia la Avenida Urdaneta, donde se encontraban guardias, civiles y funcionarios públicos caminando. Al llegar a La Pastora, el equipo de El Estímulo se encontró con grandes colas para recibir harina pan, aceite y otros productos regulados suministrados por cada sector, uno de ellos, Negro Primero.
En la Avenida Sucre de Catia, las colas para entrar a los bancos y los transportes públicos y privados eran visibles. Al salir por la autopista Francisco Fajardo, a la altura del Jardín Botánico, comenzaba a acentuarse la falta de vehículos y al entrar a Chacao, desde Altamira Sur, aparecían las guayas y barricadas instaladas por la oposición venezolana.
«Esperamos que Maduro se vaya. Estamos luchando, no por la constituyente, porque eso no va. Estamos luchando porque estamos cansados de ver niños comiendo de la basura. Aunque en esta parte del este somos los únicos que estamos pasando hambre, porque hacia el lado del oeste es como que si nada pasa», reclama una señora que se encontraba en una de las barricadas de Altamira Sur.
«No me importa que me vean la cara, al final todos ya saben quiénes somos. Nosotros lo que queremos es que se vaya Maduro, queremos prosperidad, medicinas, queremos comida y todo lo necesario para los seres humanos. No queremos cosas imposibles. Los que apoyan a Maduro son una cuerda de narcotraficantes todos. Además, supuestamente es la mejor constitución del mundo, la que hizo Chávez en el 99, ahora la quieren cambiar para el beneficio de Maduro, no entiendo», protestó Flor González, opositora que acató al paro cívico de este 26 y que piensa cumplir hasta el 27 de julio, como lo anunció la Mesa de la Unidad]]>