Estas personas, en su mayoría mujeres, se quedaron en la casa de paso de la Divina Providencia que abrió la Diócesis de Cúcuta, en Villa del Rosario, donde en las mañanas acuden para elaborar la comida que se distribuye a cerca de 1.500 venezolanos que acuden al lugar para alimentarse.
Una de esas mujeres responde al nombre de Alimar Yarza. Tiene 22 años y duerme en las calles de la ciudad. Proveniente de Yaracuy, la joven se sintió conmovida por el trabajo comunitario que se presta en ese comedor.
“El cariño con que reciben a mis paisanos, el amor con que preparan los alimentos me conmovió tanto que dije: caramba, tengo que aportar mi granito de arena a esta causa; lo que nos están dando son bendiciones”, relata Alimar, según el diario La Opinión.
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