La presencia del candidato sirvió para que muchos expresaran estas preocupaciones. Aunque no fue recibido con ovaciones, pero tampoco fue rechazado. Muchos aseguraron que votarían por él el próximo 20 de mayo, mientras que otros no estaban seguros aunque condensaban su hartazgo con la situación del país.
Edith Cuicas, es ama de casa. Pasaba por el bulevar y decidió quedarse, seguir y escuchar las propuestas de Falcón. Ella es de quienes sostienen que Venezuela necesita un cambio y por eso votará el próximo mes.
Por su parte Greisy Rosendo, una joven de 22 años, le pide al candidato que haga «algo» por los jóvenes.
«Yo quiero estudiar derecho. Aquí, todos dicen que la educación es gratuita pero, ¿cuánto cuesta comprar cuadernos, libros, sacar copias? Es imposible», dice la joven mientras dice respaldar las propuestas esgrimidas por el candidato con respecto a la dolarización. «Si eso va a ayudar a que podamos salir adelante, lo apoyo, dijo.
Tomarse fotos, abrazar a mujeres, ancianos y niños y hasta comerse una barquilla de helado, fue parte del recorrido. Aprovechó para comprar otro dulce, pero en un local al que iba en su juventud aunque no para degustarlo, sino para regalárselo a un niño que no dejaba de verlo.
En la caminata de varias cuadras el equipo de campaña de Henri Falcón se topó con un señor mayor que estaba pidiendo dinero. Al reparar en su presencia, se detuvo a hablar con él. Tras una breve consulta con su equipo, envió a alguien para que se le otorgara al indigente un millón de bolívares en efectivo.
Ese gesto, fue aplaudido por algunos, pero criticado por otros que lo tildaron de «populista».
Los policías también fueron un objetivo de Falcón durante el recorrido, deteniéndose a hablar con varios sobre la crisis económica del país y lo importante de ir a votar.
Pero las ofertas del candidato no fueron las únicas que se escucharon. Darwin Maya es transportista y puso a la orden del aspirante su camioneta durante la campaña.
Maya, casado y padre de cuatro niños, también se une al «clamor del cambio» pero además, la necesidad. Lo único que pide a cambio, son las tres comidas.
La estadía de Falcón en el estado, otrora ejemplo de desarrollo, lo llevó a un encuentro con los medios locales desde donde insistió en que no renunciará; en lo bien posicionado que se encuentra según las encuestas y en la necesidad de restablecer las relaciones con la comunidad internacional.
No da crédito a lo dicho por muchos países en cuanto al no reconocimiento. Está convencido de que ganara y será aceptado por esos mismos países.
Falcón también aprovechó para saludar y felicitar la iniciativa de varios diputados, entre ellos Timoteo Zambrano -con quien reconoció que mantiene una amistad- de llamar a votar y sumarse a las filas del movimiento Prociudadanos.
Además asegura que vendrán más pronunciamientos recordando que «constantemente» se reúne con las bases de todos los partidos.
Por otro lado, reconoció haber recibido amenazas pero se negó a decir por parte de quién o quiénes.
Tras varias horas de reuniones y hasta citas médicas, Falcón llegó a la Isabelica, una de las zonas populares más conocidas de Carabobo. Lo «especial» para el candidato de ir a este lugar es que en esa zona vivió por muchos años. Llegó en 1967 junto a sus padres y hermanos, con quienes vivió en el sector 10 hasta que se fue a la Academia Militar.
En la zona lo recuerdan como «Kico», un joven «entusiasta, humilde y echador de broma», según lo describe José Simancas, quien fue su entrenador de baloncesto durante muchos años.
Simancas tenía aproximadamente un año sin verlo pero tiene de Falcón las mejores referencias. Le atribuye a la polarización, el hecho de que muchos no confíen en el hoy candidato presidencial pero sostiene que es «un buen hombre».
Edificios con graffitis de Falcón rodean la cancha donde realizó una asamblea de ciudadanos.
Distintos dirigentes ofrecieron sus propuestas en materia de deporte, así como expresaron la preocupación para adquirir alimentos. Otros, autodenominados de la «resistencia», le aseguraron «la protección del voto» el próximo 20 de mayo.
«Si no salimos a votar, no tenemos derecho a reclamar. Somos responsables de lo que pase el 20 de mayo», exclamó una vecina de la Isabelica.
Rocío Cuello, estaba de visita en el sector y decidió entrar a la cancha en donde estaba Falcón para oír lo que decía. No sabe si ir a votar o no porque no le convencen los candidatos.
Una duda generalizada que entrampa a muchos venezolanos.
No sienten simpatía por las opciones que tienen, pero todos coinciden en que el país debe cambiar de rumbo. Y es ese el reto de Henri Falcón. Capitalizar a ese gran grupo de venezolanos que no votarían por él sino por lo que representa: la posibilidad de cambiar al gobierno actual.
Mientras por un lado, el aspirante conectaba con la gente hablando de la importancia de «reconectarse» con sus raíces y por el otro, explicaba que el país necesita un «presidente que sea un líder y no uno que actúa como un carrito chocón».
El acto -bastante corto para lo habitual en estos casos- culminó con fuegos artificiales, música criolla y la promesa de volver a esas canchas… Como presidente.]]>
