Venezuela

Elegir concejales con un voto devaluado por la crisis

Devastados por la crisis económica y con el voto en descrédito, los venezolanos elegirán concejales este domingo en una jornada sin mayores obstáculos para que el oficialismo refuerce su hegemonía ante la exclusión de los principales partidos opositores

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EFE

A un mes de que el presidente Nicolás Maduro se juramente para un segundo período (2019-2025), con el rechazo de gran parte de la comunidad internacional, el chavismo se alista para ampliar su control en las regiones con la elección de 335 concejos municipales.

«¿Les vamos a dejar algo a los escuálidos? No, no se lo merecen. Que nos llamen en el mundo como les dé la gana. Espacio que deje la derecha, espacio que debemos conquistar», dijo Diosdado Cabello, número dos del oficialismo, en el cierre de una lánguida campaña.

Salvo un puñado de actos organizados por el gobierno, la propaganda electoral y los mítines brillaron por su ausencia.

Las de concejales son el colofón de una serie de elecciones convocadas por la Asamblea Constituyente, órgano oficialista que desplazó al Parlamento, único poder que controla la oposición.

Surgida en medio de protestas contra Maduro que dejaron unos 125 muertos en 2017, la Constituyente de plenos poderes llamó a elegir alcaldes, gobernadores y presidente con nuevas reglas y fuera de los plazos estipulados, saliendo ampliamente victorioso el gobierno.

Por negarse a participar en las presidenciales del 20 de mayo, alegando que eran fraudulentas, los cuatro mayores partidos opositores terminaron inhabilitados por el poder electoral.

La oposición controla actualmente unas 80 asambleas municipales.

«¡Para qué votar si ya ellos tienen todo ganado!», dijo Leidy Sivira en un concurrido bulevar comercial de Caracas donde no se ve un solo afiche de campaña.

«Proyecto autoritario» 

Peluquera de 30 años, Leidy se cuenta entre los millones de venezolanos castigados por la peor crisis en la historia reciente del país, reflejada en escasez de bienes básicos y una inflación que -según el FMI- llegará a 1.350.000% este año y a 10.000.000% en 2019.

El salario mínimo en el otrora próspero país petrolero apenas alcanza para dos kilos de carne, una dura realidad que ha generado una migración masiva: según la ONU, desde 2015 abandonaron el país 2,3 millones de personas.

Pese a su baja popularidad y a que sus políticas para revertir la crisis no han dado resultado, Maduro asumirá el 10 de enero para un segundo mandato.

Su reelección fue desconocida por Estados Unidos, la Unión Europea y una docena de países latinoamericanos, que denuncian una deriva totalitaria y han aplicado sanciones financieras contra Venezuela y decenas de jerarcas del gobierno.

Las votaciones de concejales son «un pequeño trazo dentro de esta pintura que es el proyecto autoritario del gobierno, que ya está montado», señaló el politólogo Luis Salamanca.

 Elecciones clandestinas

Aunque piensa participar, Mario Sardiña, de 60 años, no oculta su hastío. «Voy a votar para que esto mejore o se termine de desguañingar (destruir)», comentó.

Para Salamanca, la indiferencia reina «ante el descrédito del voto por las manipulaciones del régimen». «Son unas elecciones virtualmente clandestinas», sostiene.

El director de la encuestadora Delphos, Félix Seijas, cree que «el nivel de abstención será histórico» por la desconfianza y porque, incluso en condiciones normales, estas elecciones «no llaman mucho la atención».

Seijas cree que la oposición mantendrá el control de las cámaras de los municipios más opositores, pero no el número de cabildos que ostenta hoy.

Maduro gobierna con el apoyo de los militares, a quienes ha conferido amplio poder político y económico, y sus adversarios lo acusan de controlar los poderes judicial y electoral, cuyas decisiones han sido vitales para sus recientes triunfos electorales.

La encrucijada de participar o no en esos procesos ahondó las divisiones en una oposición con sus liderazgos en declive.

Tomó parte en los comicios de gobernadores, pero en los de alcaldes acudió fragmentada y en las presidenciales solo un dirigente -el disidente del chavismo Henry Falcón- desafió a Maduro.

«La actitud de la oposición es la peor: ir unos sí y otros no. Eso contribuye a que esta elección no signifique nada para el ciudadano», apuntó Salamanca.

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