Venezuela

La sed, peor pesadilla de los venezolanos tras apagones

La serie de apagones a escala nacional han convertido en emergencia el problema crónico de la falta de agua en Venezuela y han generado un nuevo caos en Caracas. Han sido militarizadas las pequeñas tomas en los manantiales de las faldas de la montaña el Avila; en los hospitales  crece el desespero a la espera de camiones cisterna y hasta desagües que van a parar a las cloacas del río Gûaire son usados por algunos vecinos para abastecerse.

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Foto: JUAN BARRETO / AFP

La falta de agua potable en Caracas, es la una de las secuelas más graves este lunes 11 de marzo, después de la serie de apagones que han sumido en la oscuridad y la parálisis a gran parte del país.

El Estímulo pudo constatar en un recorrido por varios sectores de Caracas el desespero de la gente en tratar de cargar agua, de abastecerse del líquido por diferentes vías, entre las que se contaron hacer largas colas en los locales que se dedican al llenado de botellones, así como en las tomas que provienen del cerro El Ávila en la avenida Boyacá, mejor conocido como Cota Mil.

Por la gran afluencia de personas que se mantienen en la búsqueda de agua, funcionarios de la Policía y Guardia Nacional fueron activados para evitar alteraciones del orden público.

Un llenadero de botellones en la avenida principal de El Guarataro, en la parroquia San Juan, en el populoso oeste de Caracas, ha sido unos de los locales más congestionados desde el pasado domingo. La fila se extendía por más de dos cuadras desde las cuatro de la madrugada de este lunes. Las personas llenaban baldes, ollas, poncheras, jarras y cualquier recipiente y esperaban pacientemente turno para llenarlos.

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Foto: Daniel Hernández

Nélida Osorio, habitante de la parte baja de la barriada, dice que ya tiene ocho días sin servicio de agua potable “desde el fin de semana antes de los carnavales nos suspendieron el servicio por los trabajos de mantenimiento que Hidrocapital en el sistema Tuy II. Nos informaron que de miércoles a jueves nos llegaría otra vez el agua, pero luego se presentó la falla en el sistema de electricidad y nos quedamos secos en la comunidad», dijo.

«Durante estos dos últimos días he tenido que hacer colas entre dos y tres horas para llenar dos botellones que es lo que se consume en casa a diario, pero espero que el problema se resuelva rápido”, agregó.

A las afueras del local un cartel informa a la clientela que deben cancelar Bs. 500 por llenar cada botellón. Pero si son más de siete unidades el costo es de Bs. 700, mientras que por las botellas de 5 litros deben pagar Bs. 200 y por las bolsas de hielo de 5 kilos deben pagar Bs. 3000.

El salario mínimo en Venezuela es de 18.000 por mes, unos 5,4 dólares por mes, o 16 centavos de dólar por día.

El precio de un botellón de agua equivale a cinco días de trabajo de un obrero.

“Estoy haciendo la cola desde las cinco de la mañana, para llenar cuatro botellones de agua, que es el promedio que consume mi familia diariamente, solo para cocinar, tomar y hacerse un rápido aseo personal. Tengo que gastar semanalmente 10 mil Bs y mensualmente Bs. 40 mil para poder abastecer mi casa con agua, cuando los salarios mínimos son Bs. 18 mil, pues Hidrocapital siempre nos mantiene un racionamiento eterno”, dijo Vladimir Ariza, quien labora como obrero en una empresa.

Las personas que acuden a este llenadero señalan que a pesar del tiempo que pasan en la cola y los contratiempos, allí es donde es más económico poder comprar el agua, ya que los camiones venden cada botellón entre los 4 y 6 mil bolívares.

Hospitales

La crisis por la falta de agua afecta igualmente a los centros de salud, que han sido incluidos en un plan de contingencia y son abastecidos a través de camiones cisternas enviados por el Gobierno.

Sin embargo, en el Hospital Psiquiátrico ubicado en la zona de El Manicomio, en Lídice, se había quedado sin servicio y el personal médico pedía que enviaran un camión cisterna para poder llenar el tanque y atender las áreas críticas de hospitalización.

Los familiares de los pacientes recluidos en el hospital Militar, en la parroquia San Juan, oeste de Caracas, también clamaban por agua. En el hospital José Gregorio Hernández, en Los Magallanes de Catia, parroquia Sucre, la empresa estatal Hidrocapital instaló cuatro tanques en la entrada del área de emergencia. Los familiares de los pacientes tienen la oportunidad de llenar sus botellas y subirla hasta las salas en donde se encuentran sus familiares para ayudarlos con sus aseo personal y colaborar con la limpieza de los baños.

Cota Mil

A lo largo de la autopista Cota Mil, que bordea Caracas por el norte, crecían las colas de personas que buscaban llenar todo tipo de envases con el agua de los manantiales que provienen del cerro El Ávila. Hombres, mujeres, niños, jóvenes y abuelos se dieron cita de las distintas parroquias de Caracas y Guarenas, para poder llevar el líquido a sus hogares.

María Graterol, vecina de la parroquia El Recreo, señaló que aprovechando la suspensión de actividades laborales y académicas decidida por el gobierno de Maduro, fue con sus familiares y vecinos a buscar agua en la Cota Mil.

“Venimos en varios carros, nos trajimos de la casa todo envase que sirviera para llenar y almacenar, ya que no tenemos dinero para comprar tanta agua y ya vamos a cumplir más una semana secos. Esto es una desgracia. Nuestros servicios públicos no sirven. Agua electricidad, transporte, seguridad todo es un caos y la indignación que los ciudadanos sentimos cuando vemos a las autoridades del Gobierno decir que aquí no pasa nada, que aquí todo es tan muy bien…Será que estará bien solo para Maduro y su combo de ministros”, se descargó.

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Pedro Aguirre, habitante de la zona de Cotiza, en San José, se quejó de que en su comunidad tienen más de un año sufriendo la escasez de agua.  “Creo que vamos a tener que volver a realizar protestas callejeras para que Hidrocapital nos tome en cuenta nuestras denuncias, no solo por la emergencia del apagón aquí, tenemos sequia todo el tiempo”, dijo.

Además de acudir a las tomas de agua, muchas personas necesitadas fueron directamente a los pozos que se ubican a la altura de La Castellana y allí lograron abastecerse.

Después del mediodía llegaron militares de la Guardia Nacional para organizar las colas y el flujo de vehículos por la vía.

También fue habilitado el llenadero de camiones cisternas ubicado en la Cota Mil, para destinar estas cargas a los centros de salud, ancianatos y oficinas magisteriales.

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