Venezuela

Hugo Carvajal: La incógnita del 23-F

El apoyo del ex jefe de servicios de inteligencia de Hugo Chávez al gobierno interino de Juan Guaido respondería a las pugnas internas del oficialismo entre el “chavismo originario” y el “madurismo” o un plan orquestado entre la administración norteamericana del presidente Trump y oposición venezolana para producir el quiebre militar.

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Pollo Carvajal, presunto narcotraficante
Texto: Luis E. Fidhel Gonzales / Fotografía: AP

Llama la atención que los dos funcionarios que manejaron los organismos de inteligencia en el gobierno de Hugo Chávez estén fuera del gobierno de Nicolás Maduro por desacuerdos públicos con éste. Ambos fueron participantes activos de los frustrados golpes de estado de 1992:

Miguel Rodríguez Torres se desempeñó como Director de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) – 2009-2010- y su restructuración en Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) – 2010- 2014 – a la vez fue ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz en el gobierno de Nicolás Maduro – 2013- 2014. Desde febrero del 2018, está arrestado, irónicamente en el SEBIN, bajo cargos de «atentar contra la patria» e «incurso en acciones contra la paz y la tranquilidad pública y en la conjura dirigida a atentar contra la unidad monolítica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana».

Hugo Carvajal Barrios se desempeñó entre 2003 y 2011 como Director de la Dirección General Sectorial de Inteligencia Militar (DGSIM) durante el gobierno de Hugo Chávez. Bajo Nicolás Maduro fue personal consular de Venezuela en Aruba -2014- y diputado por el Estado Monagas desde el 2016, por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Las diferencias de ambos con respecto al gobierno de Nicolás Maduro y su posterior apartamiento se consideran parte del enfrentamiento entre la “alta burocracia gubernamental” del fallecido presidente Chávez, (destacando además Nelson Merentes, Rafael Ramírez, Héctor Navarro, Jorge Giordani, Luisa Ortega Díaz, Gabriela Ramírez, Rodrigo Cabezas entre otros), denominado “chavismo originario”, con la “nueva burocracia” que paulatinamente ha estado construyendo Maduro de manera autoritaria, independiente y autónoma a la burocracia “chavistas”, considerándose la desviación y traición a la “Revolución Bolivariana” reduciendo la figura de Hugo Chávez a un símbolo sin contenido.

HUGO CARVAJAL Y EL GOBIERNO

En septiembre de 2008, la Oficina de Control de Bienes Extranjeros, adscrita al Departamento del Tesoro de EEUU, había acusado a militares venezolanos en servicio activo por «actuar a favor o en nombre de la organización narcoterrorista las Fuerzas Armadas Revolucionarias Unidas de Colombia (FARC), a menudo en el apoyo directo de sus actividades de narcotráfico y tráfico de armas»; se trataba del ex ministro del Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín; el jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada, Henry Rangel Silva; y del director de Inteligencia Militar, Hugo Carvajal. En aquella oportunidad el presidente Chávez manifestó: «Quiero salir en defensa de esos tres dignos soldados de esta patria y de la revolución acusados por el imperialismo», tras calificar de «infamia» tal acusación.

Los medios de comunicación colombianos señalaban que Carvajal había facilitado “protección y documentos de identificación a guerrilleros y narcotraficantes de Colombia en territorio venezolano”. En diciembre del 2011, Hugo Chávez sustituye a Carvajal por el general Wilfredo Figueroa Chacín, participante del frustrado golpe de estado de 1992.

En julio de 2014, Hugo Carvajal fue arrestado en el aeropuerto internacional Queen Beatrix de Aruba por su presunta participación en operaciones de narcotráfico, según expresaron en esa oportunidad fuentes cercanas a la operación por solicitud de las autoridades estadounidenses, quienes esperaban trasladarlo a suelo norteamericano a la mayor brevedad posible.

El gobierno venezolano la rechazó enérgicamente y calificó de “ilegal” y “arbitraria” la detención, considerando que se trataba de un funcionario diplomático venezolano, portador de pasaporte que lo acredita como tal; también realizó un llamado firme al Reino de los Países Bajos para que rectifique este hecho injusto e improcedente y para que sus autoridades en el vecino territorio procedan a la inmediata liberación´.

En pocos días fue liberado y traído a Venezuela y distinguido por “patriota” por el presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello. Coetáneamente se celebra III Congreso del PSUV donde Nicolás Maduro calificó la liberación como “triunfo de la Revolución” y acusó a la oposición venezolana radicada en Miami la que produjo la orden de arresto.

El fiscal mayor de la isla de Aruba explicó que las autoridades locales no habían sido informadas del otorgamiento de la inmunidad diplomática en virtud de ser funcionario consular. Relacionaron la liberación con los negocios de la petrolera holandesa Shell en Venezuela.

En las elecciones parlamentarias de diciembre del 2015, Carvajal resultó electo diputado por el estado Monagas; se interpretó que buscaba la inmunidad parlamentaria para protegerse de las imputaciones realizadas por el gobierno norteamericano.

En ocasión de la crisis del 2017, Carvajal manifestó en agosto su rechazo a la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente; a pesar de no desligarse de Nicolás Maduro, afirmó que la iniciativa “no resolverá los problemas del país”. “Yo creo que no hacía falta” argumentaba mientras el país no esté tranquilo era inconveniente hacer cualquier tipo de actividad política de envergadura como es el caso de esa elección”, dijo.

DISIDENCIA DE HUGO CARVAJAL

The New York Times señaló en septiembre del 2018 que el gobierno de Donald Trump sostuvo reuniones secretas con militares venezolanos rebeldes para hablar sobre sus planes para derrocar al presidente Nicolás Maduro. La Casa Blanca manifestó la necesidad de participar en un “diálogo con todos los venezolanos que expresan el deseo de restablecer la democracia” para “aportar un cambio positivo a un país que ha sufrido mucho bajo el gobierno de Maduro”.

El rotativo precisó la desconfianza de la administración Trump a un “comandante militar” venezolano involucrado en las conversaciones; difícilmente podría ser considerado como un emisario democrático al estar en la lista de funcionarios corruptos de Venezuela sancionados por el gobierno estadounidense.

Asimismo, especificó los “miembros del aparato de seguridad venezolano” acusados por Washington de un gran número de delitos graves, entre ellos torturar a los opositores del régimen, encarcelar a cientos de prisioneros políticos, herir a miles de civiles, traficar drogas y colaborar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), considerada una organización terrorista.

Al asumir un “pacto institucional” sobre la presidencia de Asamblea Nacional, el partido Voluntad Popular designó como presidente de ésta al diputado Juan Guaidó, quien, sosteniendo la tesis de la “usurpación” del poder por Nicolás Maduro al considerar fraudulenta la elección presidencial de mayo del 2018, asumió la “presidencia interina de transición” para restablecer la democracia, cesar la usurpación de Maduro y convocar a elecciones libres. Guaidó contó con el respaldo internacional del gobierno de Estados Unidos y el Grupo de Lima.

Juan Guaidó, en una columna de opinión en el diario The New York Times, manifestó: “La retirada del apoyo por parte de los militares de Maduro es crucial para permitir un cambio en el gobierno, y la mayoría de los que están en servicio están de acuerdo en que los últimos problemas del país son insostenibles. La transición requerirá el apoyo de contingentes militares clave. Hemos tenido reuniones clandestinas con miembros de las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad”.

El representante del gobierno de transición venezolano en EEUU, Carlos Vecchio, señaló a Reuters que los militares venezolanos leales a Maduro eventualmente se volverán en su contra, sin precisar cuándo sucederá: “Nadie tiene una bola de cristal”, dijo, pero agregó: “Estamos en un proceso irreversible de cambio (…) El tiempo no está del lado de Maduro”.

La Asamblea Nacional aprobó la Ley sobre otorgamiento de amnistía y garantías constitucionales para militares y civiles que contribuyan en la defensa de la Constitución, como liberación de opositores que sufren condenas penales políticas.

Donald Trump manifestó a los militares venezolanos: “Pueden optar por aceptar la generosa oferta de amnistía de Guaido. No deben seguir las órdenes de Maduro para bloquear la ayuda humanitaria”. “No encontrarán refugio, ni una salida fácil porque no habrá salida”, “Perderán todo”.

El 21 de febrero Hugo Carvajal reconoció como presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela a Juan Guaido Márquez: “Aquí está un soldado más por las causas de la libertad y la democracia, para ser útil en la consecución del objetivo de restablecer el orden constitucional que nos permita convocar elecciones libres”. Asimismo, solicitó desconocer la orden de Maduro de no dejar ingresar la ayuda humanitaria.

El 23 de febrero no ingresó la ayuda humanitaria por las fronteras de Colombia y Brasil impedidos por órganos de seguridad venezolanos cerrándose la frontera y produciéndose hechos violentos. Tampoco se produjo el “quiebre militar”.

CONCLUSIÓN

El pronunciamiento de Hugo Carvajal a favor de la presidencia interina de Juan Guaidó resulta significativo no solo por la función desempeñada en los organismo de seguridad durante el gobierno de Hugo Chávez, sino por su conocimiento e información particular – al igual de Rodríguez Torres – de situaciones políticas y militares en la Revolución Bolivariana, además de avalar el “quiebre militar”, la estrategia puesta en marcha por la oposición venezolana para expulsar a Nicolás Maduro del poder con el llamamiento y apoyo expreso del gobierno norteamericano, incluido el presidente Trump, como lo hizo el 18 de febrero en la Universidad Internacional de la Florida ante exiliados y estudiantes venezolanos.

El esfuerzo que supuso la estrategia, costos y logística para el ingreso de la ayuda humanitaria, respaldado por el Grupo de Lima y EEUU, no logró el objetivo político de desconocer la orden de Maduro de evitar su ingreso como manifestación del “quiebre militar”.
¿Quién podría haber asegurado que el desconocimiento por los militares al gobierno de Maduro pasaría? Quizás alguien que se considerara conocedor de la dinámica de fuerza armada venezolana.

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