El sistema de transporte de la capital volvió a sufrir otro duro impacto este viernes. Mientras la compañía estatal no hizo mayor mención a lo que causó el inconveniente, usuarios han indicado a lo largo de la mañana que una inundación generó la irregularidad.
Como medida para solventar el caso, el Metro puso en marcha un plan de contingencia entre las estaciones Los Dos Caminos y Chacaíto para trasladar a sus usuarios; sin embargo, como ocurrió en los días en los que masivos apagones que tuvieron incidencia en la mayor parte del territorio nacional tampoco perdonaron a la capital, la cantidad de unidades de Metrobús no es capaz de paliar la problemática.
En un recorrido hecho por El Estímulo en el punto terminal de Los Dos Caminos, largas colas marcaron las horas. Centenares de usuarios resignados en la zona optaban por otras vías, como el uso de autobuses, hoy en día cada vez más escasos en Caracas, y que deciden subir arbitrariamente sus precios para hacer la ruta entre el este y oeste. Personas denunciaron que estos pasan de los 300 bolívares.
El impacto de una decisión incide sobre otras. Cuando en el Metro de Caracas presenta problemas, el caraqueño recurre a las alternativas; no obstante, para la principal opción del capitalino (el sistema presume de trasladar a dos millones de personas) no hay algo más que se le acerque. La crisis en el sector transporte no es nueva.
Desde hace varios años, el gremio ha denunciado la falta de recursos para adquirir repuestos, así como la petición para aumentar los pasajes y así cubrir sus necesidades. Expertos en el área han apuntado a un 80% de unidades inservibles, lo que concentra a cada vez más personas en menos autobuses, cuyo estado muestra las costuras de una industria desatendida.
Mientras, el Metro no solo ha sufrido el olvido del Estado. En medio de una crisis generalizada que derivó en la salida de millones de personas hacia otras latitudes, la empresa ha visto en incontables ocasiones cómo su talento ha decidido marcharse. La migración no conoce de cargos ni empleos y en el Metro, donde el sentir obligatorio está vinculado a la filosofía oficialista, el bajo rendimiento del aparataje es un reflejo de sus encargados.
Fotos: Daniel Hernández