Cardenal Urosa lamentó fracaso del diálogo en Noruega
El arzobispo emérito de Caracas denunció que hay un exterminio político de los líderes opositores, incluso amenazas y agresiones a familiares de personas detenidas por el gobierno de Maduro
El arzobispo emérito de Caracas denunció que hay un exterminio político de los líderes opositores, incluso amenazas y agresiones a familiares de personas detenidas por el gobierno de Maduro
Al cardenal Jorge Urosa Savino, no lo sorprenden las fallidas negociaciones entre representantes de Nicolás Maduro y Juan Guaidó, en Noruega, de acuerdo a lo informado por las partes, y cuya máxima discreción pidió Oslo. “Era difícil concebir esperanzas cuando se acude a una mesa de negociación sin exigir, al menos, una tregua en los ataques a la Asamblea Nacional”, dijo Urosa este 31 de mayo.
El arzobispo emérito de Caracas señaló que debía haberse exigido al gobierno de Maduro, al menos una tregua, cese de los ataques a los diputados, y la liberación de todos los presos políticos, entre los que mencionó al médico José Alberto Marulanda, detenido desde el 20 de mayo de 2018, y quien ha recibido trato crueles por parte de la policía política de Maduro; así como al secretario del Parlamento Roberto Marrero, entre otros.
De igual manera, el purpurado denunció las presuntas agresiones sufridas por la esposa del ex ministro Miguel Rodríguez Torres, Rocío Ramírez, quien se encuentra detenida desde el 12 de mayo y que estaría siendo torturada e incluso violada, en los calabozos de la dirección de contrainteligencia militar.
– ¿Cardenal Urosa, qué le parece el cese de las negociaciones entre el gobierno y la oposición? ¿Todo indica que no se llegó a ningún acuerdo?
En efecto, ayer salió un comunicado del Centro de Comunicación de la Asamblea Nacional en el cual se informa al pueblo venezolano y a la comunidad internacional que el encuentro de mediación realizado en Oslo, Noruega ha concluido. “Finalizó sin acuerdo”, dice el comunicado del que hago referencia. La delegación de la oposición informa, sin embargo, que una mediación sería útil siempre que existan elementos para avanzar en pro de una verdadera solución. Y afirman además que se mantendrán en la lucha hasta resolver la crisis que padecemos los venezolanos.
Yo lamento que el resultado haya sido negativo y no haya habido acuerdo. Pero era difícil concebir esperanzas cuando se acude a una mesa de negociación sin exigir, al menos, una tregua en los ataques a la Asamblea Nacional.
– ¿Cardenal qué tiene que ver una cosa con la otra? ¿Qué elementos de negociación debía llevar la comisión opositora a este encuentro?
Tiene que ver mucho. Precisamente, el 1 de diciembre del 2016, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Papa Francisco, exigía que, para que se diera un verdadero dialogo hacían falta cuatro condiciones: primero, se debía respetar y restituir las facultades de la Asamblea Nacional; segundo, liberar a los presos políticos; tercero, tener elecciones libres; y cuarto, resolver la crisis humanitaria. Pues bien, siguen los presos políticos, ahora con otros nuevos, y hay ataques más fuertes a la Asamblea Nacional.
– ¿Podría explicar cuáles son esos ataques recibidos por el Parlamento?
Ciertamente, los ataques se han multiplicado en este año 2019. Por ejemplo, el ilegal e indebido allanamiento de la inmunidad parlamentaria por parte de la Asamblea Nacional Constituyente; el arresto de algunos diputados, como Juan Requesens, Edgar Zambrano y Gilber Caro, cuyo paradero se desconoce. Y la permanente amenaza de allanamiento para muchos otros. Se trata de una especie de exterminio político de los diputados opositores. Por supuesto que rechazamos esto, pues esas personas representan legal y constitucionalmente al pueblo venezolano que los eligió. Deben cesar los ataques a los diputados a la Asamblea Nacional.
– ¿Usted cree que bajo esas condiciones se debe negociar con Maduro?
La negociación política para la solución de la grave crisis venezolana es cada vez más necesaria y urgente.Pero debía haberse exigido al gobierno al menos una tregua, cese de los ataques a los diputados, y la liberación de todos los presos políticos, como el doctor Marulanda, y Marrero, por ejemplo, para citar unos casos.
La cuestión de los presos políticos es grave, pues ahora parece que se suman presuntas amenazas y agresiones a familiares de personas detenidas o en clandestinidad. Un ejemplo de esto es la detención de la señora del Mayor General Miguel Rodríguez Torres -también preso-. Hay horribles rumores –no confirmados– de las agresiones sufridas por esa señora, es decir rumores de estar siendo torturada e incluso violada. Eso -de ser verdad- sería una crueldad y una violación indigna y flagrante de los derechos humanos de una ciudadana venezolana. La conciencia verdaderamente humana y cristiana debe rechazar esas acciones. Y la justicia internacional será implacable contra los presuntos culpables.
Los Obispos venezolanos y yo personalmente hemos ya levantado nuestras voces muchas veces contra la existencia de presos políticos. Por todas esas razones es preciso que se continúe la lucha democrática y pacífica para resolver esta intolerable crisis que estamos sufriendo los venezolanos.
– Cardenal Urosa, para concluir, ¿qué opina de la actual situación social y económica que viven los venezolanos?
El alto costo de la vida golpea cada vez más al pueblo venezolano, sobre todo a los más pobres. El aumento de los alimentos ha sido terrible en estas últimas semanas. Y la escasez de gasolina es algo vergonzoso. ¿Cómo es posible que un Estado, un gobierno, con tanto petróleo no pueda garantizar la gasolina al pueblo? Realmente es inaceptable e intolerable.
Debo señalar con tristeza que la crisis humanitaria no se ha resuelto en Venezuela, por el contrario, cada día hay más niños que fallecen esperando ser operados o trasladados a otros países donde sí les puedan garantizar una intervención quirúrgica, como los niños con leucemia de los que recientemente algunos fallecieron en el hospital J.M. de los Ríos.
Y en otro orden de ideas, hay que deplorar y condenar un hecho gravísimo ocurrido recientemente como la masacre de los presos en Acarigua, semejante a la que hubo hace algunos meses en Puerto Ayacucho. La responsabilidad final de todas esas muertes recae en el gobierno Nacional, por su pésima política penitenciaria.