A pesar de ser una mermada Fuerza Armada plagada por el hambre, las deserciones, constantes ruidos de sables, represión interna ordenada por agentes cubanos a la disidencia de un Ejército que abandonó su carácter apolítico y se autodenomina radicalmente chavista los milicianos intentan exhibir sus músculos.
Pretende mostrar fuerza a través de ejercicios militares para “proteger” la integridad de la República de la “amenaza extranjera a la soberanía”.
La unión cívico militar a la que se refiere Nicolás Maduro se basa en el entrenamiento bélico. Es esta la vía que garantiza la permanencia de su gobierno en el poder. Aunque la mayoría de estas personas no están aptas para el servicio militar.
Muchos de estos milicianos entrenan en técnicas de control del orden público y utilizan implementos y armamentos de la Guardia Nacional.
Nacida en abril de 2009, la Milicia Bolivariana apareció como parte del mandato del fallecido Hugo Chávez, y a quien Maduro dio más protagonismo en 2015, cuando le permitió la posibilidad de administrar 99 áreas de Defensa Integral.
En enero de 2020 Maduro afirmó: «esta milicia consta de 1.159 agrupamientos de defensa integral; 14.383 bases populares de defensa integral en escuelas y liceos; 63.890 unidades populares de defensa integral con células de 30 a 60 milicianos y 181.435 comandantes de calle.
Ese 9 de enero, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, anunció que la próxima ley constituyente de la Fuerza Armada daría carácter popular al cuerpo. Finalmente lo incorporaron como quinto componente de la FANB, junto al Ejército, la Marina, la Aviación y la Guardia Nacional.