Venezuela

Opinión | Polvorín andino

Un clima de tensión política y social sacude por estos días a varios países de la región andina con serios riesgos a la gobernabilidad democrática, la convivencia política y la tranquilidad social.

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Texto: Edmundo González Urrutia / Fotografía: AFP

Primero fue la crisis político-institucional en Perú donde dos poderes del Estado: el Ejecutivo y el Legislativo, este último controlado por la oposición fujimorista, tomaron medidas que provocaron la disolución del Congreso, la renuncia de la vicepresidenta y la convocatoria a elecciones legislativas para comienzos del año próximo. Todo esto en medio de un ambiente de crispación política que puso a prueba la institucionalidad democrática. Afortunadamente pareciera que las cosas comienzan a tomar su rumbo.

A decir verdad, el escenario político peruano se ha resquebrajado desde tiempos de Fujimori; y la estabilidad política construida en los últimos años ha estado asediada por denuncias de corrupción, un hartazgo de la opinión pública hacia la clase política y un parlamento obstruccionista. Nada de esto es patrimonio exclusivo de los peruanos y no son pocos los ejemplos que pueden señalarse. Lo delicado, en todo caso, es que hechos como estos contribuyen con el descreimiento en la democracia que ya viene dando señales de preocupación, como lo confirma la encuesta “Barómetro de las Américas” en un estudio que se hará público en los próximos días.

En Ecuador la situación es aún más delicada –tal vez la más difícil que le haya tocado enfrentar al gobierno de Lenín Moreno-, no sólo por la magnitud de las protestas en las que participan importantes sectores de la sociedad, incluyendo la comunidad indígena, que obligaron al gobierno a declarar el estado de excepción, sino por las sospechas de intencionalidad política instrumentadas y promovidas por el expresidente Rafael Correa, un grupo de sus seguidores y otros factores externos.

La agitación, que amenaza con tomar el control de la ciudad capital, ha cobrado un giro violento con enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, bloqueo de carreteras y saqueos de comercios, todo lo cual ha obligado al presidente Lenín Moreno a trasladar su gobierno a Guayaquil en previsión de circunstancias más delicadas.

La celebración en Venezuela de una reunión del Foro de Sao Paulo hace pocas semanas, la supuesta presencia en nuestro país del expresidente Rafael Correa y otros dirigentes opositores al gobierno de Moreno han levantado sospechas de que pudiesen estar detrás de los disturbios en Quito.

Sería muy grave si resultasen ciertas las denuncias de algunos parlamentarios ecuatorianos y algunos medios de comunicación dentro y fuera de Ecuador, según la cual Rafael Correa estaría al frente de una campaña que opera desde Venezuela para desestabilizar y derrocar al presidente Moreno.

Por lo pronto, siete países latinoamericanos han expresado en un comunicado “su más profundo rechazo a todo intento desestabilizador de los regímenes democráticos legítimamente constituidos y expresan su firme respaldo a las acciones emprendidas por el presidente Lenín Moreno”, al tiempo que “rechazan toda acción encaminada a desestabilizar nuestras democracias por parte del régimen de Nicolás Maduro».

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