Maduro pesca apoyo entre comunidades evangélicas
Maduro proclamó en un acto de diciembre que habían acudido más de 1.700 pastores, un numero que el Consejo Evangélico de Venezuela puso en duda
Maduro proclamó en un acto de diciembre que habían acudido más de 1.700 pastores, un numero que el Consejo Evangélico de Venezuela puso en duda
«Procedo a firmar este decreto en Cristo. Firmo con amor cristiano, decretando el día del pastor». La frase no es de Jair Bolsonaro ni de su exministro de Cultura, sino de alguien ubicado en sus antípodas: Nicolás Maduro.
En diciembre lo escenificó durante un gran acto con pastores y en enero lo ratificó al acudir a una reunión de un grupo que se hace llamar Movimiento Evangélico por Venezuela.
Maduro, ateo a los 18, parece un político cristiano a los 57, como lo es -acaso- su némesis en el continente.
Sin embargo, esa misión evangélica que le permitió a Maduro hacerse la foto que deseaba y modular su mensaje para atraer el cada vez más codiciado apoyo evangélico es desconocida por sus correligionarios.
«Nos resultan desconocidos, son una especie de actor nuevo del cual nos hemos enterado por la prensa. No los conocemos», explica el vicepresidente del Consejo Evangélico de Venezuela, José Piñero.
La entidad de la que es vicepresidente, fundada en 1948, es la más antigua del país y, según explica, aglutina la mayor parte de denominaciones evangélicas.
Sin embargo, Maduro proclamó en su gran acto de diciembre que habían acudido más de 1.700 pastores, una cifra que pone en duda Piñero pero que permitió al número 1 del chavismo dar la imagen que buscaba:
Por si fuera poco, les prometió establecer el Día del Pastor el 15 de enero, fecha de nacimiento de Martin Luther King, estudiar la creación del Día de la Biblia, lanzar una universidad evangélica e incluso regalarles miles de instrumentos para sus iglesias.
Su promesa obtuvo una respuesta inmediata. El líder del Movimiento Evangélico por Venezuela, Moisés García, le respondió con rotundidad que el pueblo cristiano es agradecido y le recordó que son ellos los que están en los barrios y zonas más desfavorecidas.
«De modo que tenemos una dinámica de trabajar con la comunidad, coadyuvamos a la gestión del poder popular (…) para que podamos desarrollar esas potencialidades de la comuna como el pueblo evangélico», le aseguró García como una especie de promesa a Maduro.
Sin embargo, la respuesta de Piñero es contundente acerca del líder del que, como sucede con el movimiento que representa, no tiene noticias.
Para el vicepresidente del Consejo Evangélico de Venezuela, cuando se observan actos que sugieren que se presenten las adherencias de gente cristiana por algún tipo de favor político serían un acto de corrupción.
«Que me conste o no, no puedo decir más que lo que es público (…) Vemos, de pronto, un intercambio de favores. Por un lado la adherencia de un grupo y del otro las promesa del otro pero no puedo afirmar tácitamente la motivación de uno y otro. La puedo intuir, la puedo sospechar pero sería mi interpretación personal (…) Mi interpretación es que sí (hay intercambio de favores)», asegura.
Lo que tiene meridianamente claro es que las iglesias cristianas tienen asiento entre las comunidades más populares.
«Si quisiéramos hablar de la presencia de las genuinas comunidades evangélicas en los sectores populares por supuesto que hay muchísimas”, asegura.
«Si viniera un ciudadano chino que llega por primera vez (a Caracas) hace una declaración y dice ‘quienes tocamos el cuatro (instrumento musical), comemos arepa, subimos al (cerro caraqueño del) Ávila somos nosotros los venezolanos’, uno diría que tenemos una suerte de usurpación», subraya.
Por eso, Piñero concluye que los evangélicos son muy horizontales y que cuando alguien pretende hablar en nombre de todos está engañando.
Entonces, ¿qué mueve a Maduro a afirmar que su revolución bolivariana es una “revolución en Cristo”?.
En opinión del politólogo Guillermo Aveledo, ha habido un acercamiento con algunas iglesias evangélicas al aprovechar que son muy desperdigadas y eso favorece beneficiar a algunas vinculadas a centros de poder, a gente cercana al Gobierno.
«Frente al evangelismo en Venezuela se mezclan dos cosas: por uno (una respuesta a) el antiprotestantismo de un sector católico más conservador pero también un conflicto de clase», asegura.
«La mayoría de los católicos en Venezuela son de clases bajas, (acercarse a ellos) refuerza los estereotipos de una revolución popular frente a la clase media mas bien agnóstica, mas bien antirreligiosa o, en todo caso, no fanática», apostilla.
Por si fuera poco, este año habrá elecciones a la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), unos comicios envueltos en la polémica puesto que las últimas Presidenciales que ganó Maduro fueron rechazadas por la comunidad internacional y la oposición por considerarlas ilegítimas.
Pese a que en esta ocasión la oposición no ha decidido todavía si se presentará, Aveledo afirma que haya o no elecciones competitivas el Gobierno va a tratar de movilizarse (…) maximizar su presencia electoral y cree que ese acercamiento a las comunidades evangélicas puede estar dirigido en esa dirección.
En todo caso, y por el momento, el mensaje no parece haber calado, si bien Maduro tampoco parece que se vaya a rendir a la hora de reiterarlo.