Venezuela

Es más rentable vender café que ser chofer público en Caracas

Debido a la ausencia de repuestos y al tiempo que gastan los choferes en hacer colas para obtener gasolina, muchos conductores se pasaron a la economía informal

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El barrio El Guarataro, ubicado en la parroquia San Juan, del municipio Libertador, es considerado uno de los más peligrosos en Caracas. Su topografía se caracteriza por inclinadas pendientes, atravesadas por una angosta calle que recorre toda la barriada. De esta vía principal salen algunas ramificaciones, callejones, que dan una imagen de laberinto que conecta a varias comunidades.

A ambos lados de la calle, fueron construidas las casas, que contrastan en su apariencia. Algunas viviendas están muy deterioradas, otras son simplemente muy antiguas, hechas de bajareque. Las remodeladas con bloques y cemento, montadas sobre otras estructuras, se convirtieron en pequeños edificios.

La ruta del barrio El Guarataro tiene cada vez menos transportistas

En esta comunidad vive el señor Javier Thielen, de 58 años de edad, de profesión chofer y que labora en la ruta de transporte troncal, la cual presta servicio a los vecinos del barrio El Guarataro, utilizando un jeep, marca Toyota Land Cruiser, de 12 puestos, que ya evidencia el paso del tiempo.

“Yo tengo trabajando en esta línea más de 10 años. Cubrimos la ruta que va desde Capuchinos, La Ceiba y El Guarataro. Hace un par de años se contaba con 12 unidades, pero actualmente solo quedan dos jeeps prestando servicios. Los otros carros se encuentran parados por falta de repuesto o sus dueños vendieron las unidades para dedicarse a otro negocio. Laborar en una línea de transporte público muchas veces no te da los recursos para mantener a la familia y al carro”, dijo Thielen.

El chofer señala que, en su caso, trabaja bajo la figura del denominado avance. “Este carro no es mío, yo tengo un convenio con el dueño, al que diariamente le entrego Bs. 1 millón y me encargo del mantenimiento del vehículo, pues no he tenido los recursos y tampoco el beneficio de un crédito para comprar mi propia unidad de transporte”, agregó el chofer.

Advierte que diariamente puede generar Bs. 1 millón 400 mil. De ese monto le quedan Bs. 400.000, 00. Ese dinero lo utiliza para mantener a su esposa, a un par de nietos a los que cuida, así como para ayudar a unos hijos que viven en Maracaibo, ciudad, dice Thielen,  con una realidad más crítica que la de Caracas.

Los choferes demandan mejores condiciones

El chofer del pueblo

En su recorrido por el barrio, Javier Thielen saluda a sus vecinos. Los conoce con nombre y apellido porque son sus pasajeros, y también sus amigos. En algunas de las paradas le ofrecen café, agua y hasta comida. El vehículo rústico no solo presta el servicio de transporte público: sirve además para trasladar a los vecinos de la parte alta del barrio. También para transportar los envases llenos de agua, pues hace varios meses que en esta zona no tienen el servicio por tuberías. Igualmente, se ofrece para trasladar a las personas enfermas o con discapacidad, si tienen alguna emergencia, a los hospitales. Incluso solo para realizar alguna diligencia.

Los residentes que han abierto bodegas, pequeños comercios, panaderías en sus propias viviendas en lo alto del barrio, también utilizan estos vehículos para transportar la mercancía e insumos para sus unidades de producción. Señala Thielen que en los últimos meses ha sido muy difícil el proceso de abastecerse con combustible, en las estaciones de servicio en donde tiene que hacer largas colas.

“Con la llegada de la gasolina iraní, las colas son ahora mucho más largas. Los dos choferes que quedamos en esta línea, las veces que nos ha tocado colocar combustible, comenzamos a hacer la cola a las cinco de la tarde, un día antes. Pasamos la noche durmiendo en los carros y, con suerte, salimos de la estación de servicio llegando el mediodía. Por supuesto, esos días no prestamos servicio a la comunidad. Ellos tienen que subir o bajar el cerro caminando, o pagar un mototaxi, que les cobra Bs. 60.000,00”, dice el chofer.

Indicó que ante cada vez que sale de la parada, con el jeep lleno de pasajeros, tiene que tomarse una foto y mandarla a un grupo de whatsapp que formaron las autoridades de la Fundación Fondo Nacional de Transporte Urbano (Fontur). Así demuestran que están trabajando y no bachaqueando la gasolina que le entregan 100% subsidiada.

Orlando José Taribas es el otro conductor que aún se mantiene trabajando en la línea del barrio El Guarataro, igual bajo la figura de avance.

“Considero que el gobierno no debe estar pendiente solo del precio de la gasolina, pues los choferes de transporte público tenemos otros gastos para mantener el vehículo. Por ejemplo, la reparación de un caucho se encuentra en $6, un litro de aceite cuesta $ 5 y no digamos los repuestos y la mano de obra de los mecánicos”, dijo Taribas.

Señaló que, lamentablemente, tampoco pueden cumplir con las normativas sanitarias, de cargar 50% de la capacidad de los vehículos para cumplir el distanciamiento social en estos tiempos de COVID-19. De acatarse esta norma,no daría la base económica para pagar el alquiler y efectuar el mantenimiento del carro.

Subsidio de gasolina no resuelve

El presidente de la Central Única de Carros Libres y por Puesto, José Luis Montoya, señala que el subsidio de 100% del combustible no resuelve el grave problema que atraviesa el sector del transporte público en Venezuela.

“Queremos aclarar que a las reuniones que el Gobierno realizó con el sector transporte solo asistieron grupos de afectos al oficialismo. Desde nuestro sector no hemos tenido ningún encuentro con las autoridades, para escuchar sus planteamientos y que escuchen nuestras propuestas. Nosotros no estábamos de acuerdo con aceptar ningún subsidio y estábamos dispuestos a pagar nuestro combustible”, dijo Montoya.

El dirigente señaló que para disminuir los tiempos en las colas para abastecer combustible, en Caracas, se había ofrecido habilitar 10 estaciones de servicios solo para asistir al transporte público. Pero cada chofer asegura que las colas siguen igual que antes de llegar la gasolina importada.

“Por la trayectoria que recorren algunos vehículos, deben llenar los tanques diariamente, tanto si funcionan con gasolina o con gasoil. Pero ese subsidio, esa idea de entregar el combustible gratis, por 90 días, no resuelve el problema. En el país solo funciona el 10% del parque automotor. El resto se encuentra parado por falta de repuestos o alguna otras fallas”, dijo Montoya.

Las personas van paradas

Montoya indicó que con las pocas unidades que prestan servicio, el costo de los procesos de mantenimiento y los reclamos de los usuarios, es poco probable que se pueda cumplir la norma sanitaria de llevar solo un pasajero por puesto, sin personas paradas.

“Por ejemplo, un chofer que cubra la ruta desde San Martín a Petare no va a realizar ese recorrido con la mitad de los puestos. Es necesario cubrir todos los puestos para que sea rentable”, explico el transportista.

Los usuarios del transporte se convierten en amigos de los choferes

En cuanto a la advertencia que ha dado el gobierno, de mandar a la cárcel y quitarle el los vehículos a los choferes que revendan el combustible subsidiado, Montoya señaló que “en cada línea de transporte hay un tribunal disciplinario, que vela para que se cumplan las normas. Además, cada conductor es responsable de sus actos, pero también esperamos que ofrezcan la misma vigilancia y sanciones para los funcionarios que han sido señalados de vender combustible en el mercado negro”.

Montoya recordó que las proveedurías de repuestos, a precios justos, que había anunciado el Gobierno para el sector transporte, no funcionaron. Por ello, los conductores deben realizar la compra de cauchos, aceites, baterías, pastillas de frenos, entre otros, a precios dolarizados.

“Muchos de los conductores han dejado este negocio por su escasa rentabilidad. Varios de nuestros compañeros se dedican a vender café, ingresaron al mercado de la economía informal, trabajan la mecánica o decidieron dejar al país en busca de un mejor porvenir”, dijo Montoya.

Señaló que el subsidio que ofrece el gobierno es solo por 90 días, hasta agosto, pero espera que en este lapso de tiempo se puedan buscar mejores soluciones para ofrecer al usuario un servicio de mejor calidad.

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