Venezuela

¿Será que el chavismo pondrá fin al gobierno de Maduro?

El 5 de enero de 2021, día en que debe juramentarse la nueva directiva de la Asamblea Nacional será un parteaguas. Subiremos un escalón más en la ilegitimidad institucional, por un lado, y por el otro se abrirá una suerte de caja de Pandora en relación a las decisiones que deberán tomar los países que vienen reconociendo a Guaidó como presidente interino en tanto éste encabeza el parlamento

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Chavismo

Comienzo por decir que este año 2020 ha estado lleno de sorpresas, de giros inesperados. Han sido meses en los cuales cualquier pronóstico ha servido de poco, salvo el pronóstico de que Venezuela estaría peor hacia el final de 2020, mucho peor que un año atrás. No se visualiza ningún escenario de recuperación nacional estando Nicolás Maduro en el poder.

La política venezolana, debemos recordarlo, inició 2020 con una exitosa gira de Juan Guaidó por varios países europeos y cerró con broche de oro al tener un recibimiento de alto nivel en Washington. Las apuestas, en aquel momento, era que finalmente el joven presidente de la Asamblea Nacional había logrado alinear a la comunidad internacional en aras de tener una respuesta común y efectiva ante el drama venezolano.

Regresó Guaidó a Venezuela y poco tiempo después el escenario político dio un giro radical. Maduro y sus colaboradores recobraron relevancia en sus alocuciones públicas, dado que hablaban de la pandemia de la COVID-19; además establecieron mecanismos de control social con la coartada de que se evitaban los contagios y en este tiempo lo que teníamos de dirección política democrática, medianamente unificada, terminó de desmembrarse.

La percepción de que las estrategias de Guaidó y Estados Unidos ya se habían agotado, y en vista de que Maduro no daba señales de ningún tipo de que iba a salir del poder, terminaron aflorando las notables diferencias manifestadas con corrientes en el seno de la alternativa democrática. En este mismo espacio, hacia mediados de 2020, dábamos cuenta de tal fenómeno al hablar de las “oposiciones” en Venezuela.

El tiempo de Guaidó parece haberse agotado. La realización de las elecciones el venidero 6D contra viento y marea por parte del chavismo nos coloca ante un escenario de control efectivo del régimen, sobre lo que hasta ahora era la única institución legítima a los ojos de la comunidad internacional.

El 5 de enero de 2021, día en que debe juramentarse la nueva directiva de la Asamblea Nacional será un parteaguas. Subiremos un escalón más en la ilegitimidad institucional, por un lado, y por el otro se abrirá una suerte de caja de Pandora en relación a las decisiones que deberán tomar los países que vienen reconociendo a Guaidó como presidente interino en tanto éste encabeza el parlamento.

Pero eso, en realidad, es harina de otro costal. Si algo nos han demostrado los años 2019 y 2020 es que en el actual contexto geopolítico global no es factible pensar en una intervención armada de Estados Unidos, ni pese a todos los problemas que tenemos como sociedad terminamos de ser el gran problema que amerite una acción internacional de envergadura, ni siquiera ocurre eso en materia humanitaria.

Volvamos a la situación interna. Menciono tres señales, por ahora no son otra cosa que señales, de que cómo el propio chavismo ha decidido manifestarse públicamente en contra del gobierno de Nicolás Maduro.

Lo que haga o deje de hacer el chavismo cobra relevancia en este tiempo, dado el apaciguamiento de una mayoría opositora, mayoría sin duda, pero sin líderes capaces de canalizar el descontento, y los propios ciudadanos atrapados en una trama de desconfianza hacia sus dirigentes.

Percibo señales, en los últimos días, que pongo en un mismo espacio para dejar constancia de cómo el chavismo se ha activado para rechazar a Maduro o sus decisiones o las decisiones tomadas por el alto gobierno.

Por un lado, está la manifestación nocturna de indígenas Yukpas, motivados básicamente por el hambre, dirigiéndose a Miraflores. Junto a eso están los militantes de la Alternativa Popular Revolucionaria manifestándose a las puertas del canal Venezolana de Televisión (VTV) por la censura y control de la comunicación en los medios oficiales. E incluyo las expresiones de chavistas rechazando la detención de los ex gerentes de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Alfredo Chirinos y Aryenis Torrealba, quienes están en los calabozos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) tras denunciar una trama de corrupción de alto nivel en la petrolera estatal.

En ninguno de los tres casos podrá señalarse que son opositores, golpistas, financiados por Estados Unidos, que es la cantaleta con la cual el gobierno descalifica a las protestas opositoras.

En los tres casos lo que subyace son denuncias de violaciones a los derechos humanos (derechos de pueblos originarios, derecho a la alimentación, libertad de expresión, derecho a la justicia) y de entrada no son expresiones de descontento que pidan la cabeza de Maduro.

Veo señales, síntomas, y me pregunto que si la anhelada transición no será desencadenada desde el propio seno del chavismo.

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