Venezuela

[Video y Fotos] Esto te hace ser caraqueño y a veces ni lo notas

Para conmemorarla en su 455, el 25 de julio, salí a las calles a buscar puntos de vista distintos de aquello que siempre nos acompaña. Y esto fue lo que encontré

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Caraqueño
Daniel Hernández

Caracas es caótica y poética a la vez. Es una burbuja de matices que tiene lugares y cosas que la hacen especial. Lo que para muchos es cotidiano, para cientos de caraqueños es un motivo más para realzar la identidad y lo que los mueve. Para conmemorarla en su 455, el 25 de julio, salí a las calles a buscar puntos de vista distintos de aquello que siempre nos acompaña.

Verde e inmenso: El Ávila

Toda la vida lo hemos llamado Ávila y es la cordillera de montaña que se extiende al norte de Caracas. Para el caraqueño es el símbolo natural más poderoso de la ciudad.

No importa dónde te pares, San Agustín del Sur, El Mirador de Petare, el centro de Guarenas y Guatire, El Ávila está ahí para impresionar con sus diferentes tonos de verde.

En Caracas los puntos las comunes para subir al cerro El Ávila son San José de Cotiza, el teleférico de Mari Pérez, la subida por Sabasnives y la Julia, a la altura de Boleíta.

Esa inmensidad es el escape de miles de personas. Unos usan la montaña para hacer ejercicio, liberar estrés o respirar aire puro. Cualquiera que haya subido a sus distintos puntos sabe que la vista es otra cosa. Su imponencia, frente a ella o desde su interior, solo evidencia el privilegio que tenemos.

El chichero de la UCV

El chichero de la Universidad Central de Venezuela es probablemente uno de los personajes más legendarios de la ciudad. Desde hace 40 años, con lluvia o sol, su puesto de chicha ha estado bajo el reloj de la plaza del rectorado.

No ha sido un solo hombre el encargado de vender la «chicha ucevista», hecha a base de arroz, a los estudiantes. El negocio lo comenzaron dos personas: el señor Carlos Escalona y Juan De Mata cuyo objetivo era vender la chicha a los obreros de la UCV.

En 1994, luego de 44 años, el negocio pasa a manos de William Escalona, hijo de Carlos, quien hasta ahora se mantiene en el mismo lugar.

Durante una visita, le pregunté por sus tarifas: hay vasos de $5, $7 y $10 y el $15 que es un pote para guardar un litro de chicha.

Redes sociales no tiene, pero en ese punto seguro te esperará William para atenderte con una sonrisa.

La vieja confiable: Plaza Venezuela y sus perros calientes callejeros

Entre el edificio de la Polar y la torre del Seniat, en Plaza Venezuela, los carritos de perros calientes son un clásico y dan nombre al lugar: calle El Hambre. Carne, chuleta o pollo asado son parte de los olores que emanan de la fila de carritos a orilla de la calle.

Ahí encuentras perros calientes desde un dólar hasta comidas más elaboradas como una parrilla grande por $16. Dos puestos se han ganado la popularidad en los últimos años, Caracas Burguer y Chupi Burguer, y la razón es sencilla: su menú es llamativo.

Bajo el puente siempre están: los libreros de las Fuerzas Armadas

Nuevos o usados. De ediciones pasadas o actuales. Para universitarios o educación inicial. Bajo el puente de la avenida Fuerzas Armadas hay decenas de libreros que pueden ayudarte a conseguir el libro que necesitas. Pasar entre sus pasillos es una aventura porque cada vendedor te ofrece libros que te invitan a explorar el conocimiento.

José Gregorio Villarreal es uno de ellos. Tiene más de 25 años debajo del puente de las Fuerzas Armadas y atiende a los visitantes todos los días del año. Él dice que entre los libreros hay una gran camaradería.

Si un libro no está en las numerosas pilas de su local, no duda en indicarle al comprador cuál librero lo puede ofrecer. Su objetivo es que el visitante se vaya satisfecho, especialmente cuando se trata de regalos.

También está Gustavo Chourio, un maracucho que vende libros jurídicos. Él cuenta que está orgulloso de pertenecer a la sociedad de libreros. Le gusta de su trabajo que es una librería a cielo abierto, única en su clase.

Si no estás en Caracas desde hace mucho, te cuento: ahora puedes conseguir material escolar y de oficina a bajo costo. Por eso es la primera opción de todo padre o madre que necesita comprar los útiles de sus hijos.

Los camiones de verduras

«JOJOTOOO, LLEVA EL JOJOTOOO…». Actualmente, la oferta es 20 por 12 bolivares, pero los camiones que venden frutas, verduras y hortalizas son tan populares que pueden ser llamados un clásico. La oferta va desde Catia hasta Petare.

La sonoridad es única, una voz poco afinada que sin embargo, consigue que nuestro oído la reconozca de inmediato. De ese carro sale una voz grave y también varios ayudantes.

Dependiendo de la temporada, puede haber mayor oferta de plátanos, patilla, piña o cualquier producto del campo. Desde la casa más alta se escucha el camión y su sonido singular y bajan las abuelas, los niños y el que necesite comprar.

Sin embargo, en estos tiempos hay un sonido nuevo que proviene de estos camiones: el canje de productos del El sistema de distribución de alimentos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap)por sus verduras.

¿Qué otras cosas te hacen sentir caraqueño? En este video las puedes reconocer:

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