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Yulimar tras su premiación oficial: "¡Somos campeones olímpicos! Todavía no me lo creo"

Este domingo en la noche, la campeona de salto triple recibió su presea dorada. "Para mi es un honor ser la primera mujer venezolana que gana el oro en unos Juegos Olímpicos", escribió la venezolana en su cuenta oficial de Twitter. "¡Nunca pensé que iba a ser récord olímpico en el primer salto!", dijo Yulecsi Rodríguez, madre de la atleta

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Yulimar
AFP

Las emociones tras la medalla de oro conseguida por Yulimar Rojas no paran. Este 1 de agosto, en horas de ls noche en Venezuela, se escuchó el Gloria al Bravo Pueblo, en el Estadio Olímpico de Tokio, donde la atleta recibió su medalla.

Muy temprano, este domingo 1 de agosto, la doble campeona mundial de triple salto, conquistó en Tokio su primer oro olímpico con un nuevo récord del mundo, 15,67 metros en su último intento.

En la cuenta oficial de Rojas, en Twitter, se puede leer: «¡Somos campeones olímpicos! Todavía no me lo creo», y también hay un video del momento en que suena el himno nacional del país.

Rojas es la primera mujer venezolana campeona olímpica en la historia y recibió su medalla en el Estadio Olímpico de Tokio. También se convirtió en la primera deportista venezolana en batir un récord olímpico en una prueba de atletismo.

«Para mi es un honor ser la primera mujer venezolana que gana el oro en unos Juegos Olímpicos», escribió la nacida en Caracas, pero criada en Pozuelos, Puerto La Cruz.

El registro Rojas mejora en 17 centímetros la plusmarca mundial establecida por la ucraniana Inessa Kravets el 10 de agosto de 1995 en los Mundiales de Gotemburgo (Suecia).

En la cuenta oficial del Instituto Nacional de Deporte, también se publicó un video de la coronación de la reina del salto triple.

Fiesta en casa

La familia de Yulimar organizó una reunión para ver la final del salto triple en su residencia en Barcelona (Anzoátegui, este), a 14.000 km de la capital nipona donde la «reina» escribía su historia.

Yulecsi Rodriguez emocionada por el triunfo de su hija / Foto: Federico Parra / AFP

Comenzó bien temprano en la mañana por el cambio horario. Familiares, amigos y vecinos acudieron emocionados a la casa, adornada con una bandera venezolana de 10 metros que colgaba en la fachada de dos pisos, donde recibieron matracas, pitos y papelillos para entrar en el calor de la celebración.

Con el apoyo del Comité Olímpico venezolano, la familia instaló una pantalla gigante con la señal de los Juegos.

«¡Vamos, Yuli!», gritaban listos para el gran cierre, después de un primer salto que con 15,41 metros la catapultó al podio con un oro prácticamente asegurado desde el inicio.

«¡Nunca pensé que iba a ser récord olímpico en el primer salto!», exclamó casi sin aire Yulecsi Rodríguez a la AFP.

Todo se volvió algarabía cuando Rojas voló 15,67 metros en su sexto y último salto, tras dos de seis saltos nulos, convirtiéndose en leyenda. Su salto desató el llanto colectivo y gritos que retumbaron por toda la calle.

«Yo sabía que ella iba por ese récord, desde el principio lo sabía», apenas pudo articular su hermana menor Yerilda Zapata, de 23 años. «No tengo palabras para decir cómo me siento, es una emoción demasiado, demasiado…».

La familia celebra frente a la pantalla, tras establecerse el récord. Foto: Federico Parra / AFP

«¡Vamos!», gritaba su madre cada vez que veía a su hija dar zancadas al aire, preparándose antes de sus seis intentos.

Inquieta, daba constantes vueltas por el lugar y solo acudía al frente para ver los saltos. «Yo no dormí», asegura con la cara hinchada.

Rojas, de 1,92 metros, 25 años y cabello rapado color rosa, nació en Caracas pero creció en Pozuelos, a las afueras de la ciudad costera de Puerto La Cruz, vecina a Barcelona.

Pedro Zapata, su padrastro, que la crió, saltaba y abrazaba a quien tuviera al lado con cada salto. Estaba eufórico. Llevaba una camiseta estampada con imágenes de Rojas por los aires, el uniforme del núcleo familiar ese caluroso domingo.

«Ella estaba pequeña, uno veía los Juegos Olímpicos y las campeonas eran muchachas de Alemania, de Rusia, de Francia, y ahora que tenemos una hija de uno aquí, bueno, eso es un orgullo», dijo a la AFP el orgulloso hombre.

La celebración se trasladó a la calle. Foto: Federico Parra / AFP

Tras la victoria, la fiesta se trasladó a la calle algunos con banderas pequeñas, otros con unas más grandes. Vehículos tocaban las bocinas para unirse al júbilo. Fuegos artificiales iluminaron un resplandeciente cielo azul de 9 de la mañana, que no impidió que brindaran con cerveza fría en vasos plásticos.

Con información de AFP

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