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Rebelo de Sousa, el carismático presidente de Portugal que marca diferencias

Marcelo Rebelo de Sousa asumió hoy la Jefatura del Estado de Portugal con la intención de dejar marcada su impronta desde el principio del mandato, haciendo gala de un estilo diferente que queda reflejado incluso en su toma de posesión.Después de vencer las elecciones con una campaña de "bajo coste", el antiguo líder conservador -y hasta hace sólo unos meses reputado analista político en televisión- se ha convertido en la mayor autoridad del país en una jornada repleta de actos pero sin la pompa y el boato que rodearon la investidura de anteriores presidentes.

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FOTO: EFE

Entre las principales novedades, destaca su decisión de acudir a la Asamblea a pie, así como la de solo invitar a la toma de posesión a unos muy pocos dirigentes extranjeros.

El rey de España, Felipe VI, y el presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, han sido los dos únicos jefes de Estado presentes en el palco de honor del Parlamento.

El capítulo de autoridades foráneas lo completaron el expresidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso y el actual máximo responsable de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

La decisión de no mandar invitaciones a dirigentes de otros países se produjo por expreso deseo de Rebelo de Sousa, según explicó a Efe un portavoz de su gabinete, que recalcó que el objetivo era favorecer una investidura sencilla, pero «cargada de simbolismo».

En este sentido, tampoco se ha organizado un banquete de gala como venía siendo tradicional, aunque sí un almuerzo con «un grupo restringido de invitados».

Lejos quedan los fastos que rodearon la toma de posesión del también conservador Aníbal Cavaco Silva en 2006, para la que se desplazaron hasta Lisboa más de un centenar de personalidades extranjeras, entre ellas el expresidente de EE. UU. George Bush (padre).

Las diferencias no acaban ahí. Rebelo de Sousa -católico practicante- participará apenas unas horas después de la toma de posesión en un encuentro interreligioso en la Mezquita Central de Lisboa, acompañado por representantes de cerca de una veintena de confesiones distintas.

Y para culminar la jornada, se ha organizado una actuación musical en la capital lusa con un cartel que incluye al cantante angoleño de kizomba Anselmo Ralph, a la fadista Mariza -que interpretará el himno de Portugal-, al cantautor Pedro Abrunhosa y al reciente ganador de un concurso de talentos musicales en televisión Diogo Piçarra.

La iniciativa pretende acabar el día con un toque festivo y refleja el objetivo del nuevo presidente de intentar acercar la política a los más jóvenes.

Oficialmente, el programa de actividades vinculado a la investidura de Rebelo de Sousa se prolongará hasta el viernes, cuando viajará hasta Oporto y será recibido por las autoridades locales.

«Tiene todo el sentido, Portugal no es sólo Lisboa», justificó él mismo esta semana en una declaración cargada de simbolismo y que supone un guiño a la región norte del país.

En esta misma línea, ya anunció que prevé trasladar este año una parte de las conmemoraciones oficiales por el Día de Portugal (10 de junio) a París, como señal de deferencia al elevado número de compatriotas emigrados.

Otra de las grandes novedades que conllevan el ascenso a la Presidencia de Rebelo de Sousa será la ausencia de primera dama, algo inédito en Portugal desde la llegada de la democracia, en 1974.

A sus 67 años, el nuevo jefe del Estado está divorciado y aunque mantiene una relación con la profesora de Derecho Rita Amaral Cabral desde hace cerca de tres décadas, ya anunció que su actual pareja no desempeñará ese papel.

Claro vencedor de los comicios con más de un 50 % de los votos, Rebelo de Sousa afrontará, a partir de ahora, el reto de aprovechar la tremenda popularidad que le dio su rol como analista político en televisión -incluso entre personas de diferente tendencia ideológica- para recuperar el crédito de la principal institución del país.

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