Venezuela

Hasta los peluqueros recogieron firmas en Chacaíto

Desde muy temprano se activó en la Plaza Brión de Chacaíto la recolección de firmas para el referéndum revocatorio. Jóvenes de Primero Justicia, Voluntad Popular y AD, informaban a las personas que deseaban estampar su rúbrica. Pero muchos espontáneos se sumaron al proceso, como estilistas y ayudantes de peluquería que trabajan en la zona.

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FOTO: ANDREA HERNÁNDEZ

¿Chamo, tú eres chavista?, pregunta Adriano a un joven de unos 30 años que le corta el cabello a un chamito de 20.
– No, ¿por qué?,  responde el profesional del cabello, tijeras en mano.
– Aquí tengo la planilla para el revocatorio, ¿quieres firmar?
– Dale pues
A los cinco minutos, Adriano aparece con la hoja y le explica el proceso a su colega: «Debes saber dónde votas, el Municipio y pones la firma. Ya te traigo la tinta para la huella. ¿Y ustedes no van a firmar?», eleva el tono refiriéndose al cliente abandonado en la silla y a otro que espera su turno. «¿Cómo es la cosa?», se interesa el que aún no ha sido atendido. La conversación ahora es entre tres, mientras el abandonado se mira en el espejo y se da cuenta de que aún tiene una patilla más larga que la otra.
De la nada aparece como un huracán Yaki. Con su look, bien podría ser una cantante de Las Chicas del Can. «Aquí traigo la tinta, pero no lo metas muy duro porque se enchumba… el dedo, el dedo», y se ríe sola. En menos de cinco minutos, la pareja de los hermanos fantásticos-estilitas consiguen dos firmas y el huérfano del corte promete sumarse cuando le terminen de enderezar el cabello.
¿Cómo consiguieron las planillas? Cerca del centro comercial se encuentra una base de Primero de Justicia, de ahí provienen. No eran los únicos espontáneos que se arremangaron para conseguir adeptos. En uno de los sitios preferidos por aspirantes a modelos, también se activaron para facilitar la firma de los clientes. «Ay mi amor, esto no da para más. Uno tiene que dar su granito de arena», comenta Alejandro mientras aplica un menjurje marrón a una señora de 50 años.
Pero no todos estaban de acuerdo con el revocatorio. «Los de al lado no quisieron firmar», explica molesto Adriano. «Me dijeron que eran chavistas y que Maduro es hijo de Chávez». Da una media vuelta a lo Juan Gabriel y se pierde.
En la peluquería permanecen los recién firmantes. El hombre de las tijeras y y sus dos clientes. La tertulia gira entorno a las posibilidades de la salida de Nicolás Maduro. «Es difícil», explica el trabajador, «pero hay que echarle bola. ¿Ya qué le van a quitar a uno, si no tenemos nada. Ni comida ni seguridad? A mí no me da miedo ninguna Lista Tascón». El joven, que hasta ahora se ha mantenido parco, se atreve: «Yo soy de Catia y menos mal trajeron esto (la planilla). Mi hermana y yo tenemos que hacer cualquier cosa opositora afuera de la zona».
«Ya no está tan full», dice Armando, otro peluquero que llega sudando de la Plaza Brión. «Temprano sí había mucha gente, sobre todo viejitos», responde el cliente en espera. En efecto, antes de llegar a este centro comercial, para comprobar lo de las planillas circundantes, coincidimos con Arnaldo, quien salió de la estación Chacaíto del lado equivocado. Desembocó hacia los fruteros o, para los que lo conocen, de cara al Consulado de Colombia. Tiene unos sesenta años.
«Yo vivía en el interior, pero por la escasez me vine a donde mis nietos. No sé cómo es la cosa, voy a preguntar si puedo firmar y después viajaré a Cumaná si tengo que votar allá». Una vez que le indican el camino hacia la Plaza Brión, remata: «Yo creía que esto (el país) iba a cambiar con (Hugo) Chávez, pero nunca pensé que esto se iba a poner así de malo».
Un día malo no fue para los vendedores de frutas. «La gente se ha llevado bastante tizanas y jugos de naranja. Las ensaladas de frutas están saliendo también. Afortunadamente me surtí porque no nos estaban llegando ni melocotones ni mangos pequeños, puras mangas», reflexiona Antonio, un gocho propietario de uno de los puestos más solicitados. Cuando le preguntan si ya firmó, no duda: «Yo sí, pero este no», y señala al ayudante, quien ríe nerviosamente, mientras pica una piña.
Cerca del mediodía, la Plaza Brión aún era muy transitada. Se sumaron policías, una ambulancia y bomberos. «Hay muchos abuelitos y calor, eso a veces trae consecuencias», explicó un funcionario. Los taxistas de la línea Buho, que llevan toda una vida allí, esperaban que el día rindiera. «Regularmente viene mucha gente de Chacao. A ellos después les da flojera regresar en Metro. Son carreras cortas, cobramos novecientos bolos», comenta Rafael.
Desde los altavoces se escuchaban arengas, pero la gente estaba interesada en una sola cosa: firmar y regresar a sus hogares.]]>

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