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Vinotinto: esto es lo que hay

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Esto es fútbol. En el análisis previo no podíamos adivinar que Jamaica se quedaría con 10 y mucho menos que un disparo mal conectado por Josef Martinez se podía colar entre las piernas de un portero.

Es decir, como el título de aquel genial libro «el fútbol es dinámica de lo impensado». Hoy nos quedamos con la victoria, pero el inicio no presagiaba este desenlace. Un poste y una falta horrorosa de Vizcarrondo -anulada por un fuera de lugar previo – congelaba la sangre.

Después de allí, el capricho de hacia donde va la pelota definió el encuentro. Disculpen que sea aguafiestas, sin embargo lo bueno que hizo Venezuela en el primer tiempo, se perdió en el segundo. Ahí entonces entra el oportunismo.

Hay quien se olvida que por resultados internacionales, la liga criolla está por debajo de Bolivia. Y los hay, también, que creen que por tener jugadores afuera, la Vinotinto es mejor que Jamaica. La paridad entre ambos, antes del juego, dice otra cosa.

A Venezuela le cuesta un universo crear, generar, asociarse. Ese lío sigue allí. Lo equipara con un echabolismo de grupo. Y es aquí donde se establece una diferencia con respecto al proceso anterior.

Con Noel Sanvicente, el infortunio llevó a que Paraguay estableciera el camino del despecho. Entre Vizcarrondo y Baroja se fraguó el bolero. Hoy, sin embargo y siendo muy superior a los albirrojos, Jamaica siempre buscó la victoria. Eso favoreció a la idea de Dudamel.

En Venezuela seguimos analizando por qué llegamos a las colas y al desabastecimiento. Creemos que el petróleo nos convierte en los herederos de los países árabes. No es así. La creatividad para generar negocios nos ha llevado a este punto. Eso se traslada al fútbol.

«Nos faltó cerrar el juego», se escribe en Twitter. Basta que revisen la historia de las eliminatorias para comprender que es una tendencia. Chile ha sido el gran verdugo y Uruguay – rival en este grupo- otro más. Si vamos a los clubes, vayan al 4-0 de Cerro Porteño sobre Estudiantes (tras ganar 3-0 en Mérida).

Aceptemos con humildad esta victoria. Sí, yo creía que Otero y Añor iban a estar presentes. Sí, yo creía que después del disparo de Josef, se podía establecer una diferencia mayor. Sí, yo quiero que la Vinotinto intérprete mis gustos. Pero eso está muy lejos de suceder.

La vida no es lo que soñamos. Muchas veces ni resulta por lo que luchamos. Bien lo dijo el grupo de mayor arraigo y pachanga en Venezuela: esto es lo que hay. Lo que pasa es que  los pequeños detalles, aquellos que pueden llevarte del 2-0 al 1-1, tú no los ves porque son invisibles.

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