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Delcy fue a la OEA… ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!

En Venezuela hemos tenido cancilleres de lujo. Pero en los últimos años diecisiete años, ha sido un lujo ser canciller, que no es precisamente lo mismo. Quizás la excepción sea Roy Chaderton, quien dejó de ser un lujo de canciller motu proprio. Un canciller no se improvisa, porque nada improvisado funciona en ese campo, de temas serios y de largo aliento.

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Delcy fue a la OEA… ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!… Delcy fue a la OEA a hacer un papelazo, aunque la primera plana de Últimas Noticias y VTV hayan considerado que fue un gran éxito. No sé por qué habló… Ha debido hablar Bernardo Álvarez, que aunque no es santo de mi devoción sí sabe moverse en esas aguas.

Pero tal vez a Bernardo el gobierno le pasó factura por no haber conseguido los votos que esperaba, sin pensar que eso de no haber conseguido los votos no era sólo responsabilidad de Álvarez, sino de Maduro, quien viajó a Jamaica y a Trinidad para convencerlos de que votaran por él y ninguno lo hizo.

Delcy fue a la OEA… ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!… Nuestra cancillera hizo gala de un total desconocimiento, no sólo de cómo se conducen las relaciones internacionalmente, sino sobre nuestro propio país. Volvió sobre el tema de que Henry Ramos Allup “únicamente” obtuvo 139.435 votos, mientras que Nicolás Maduro obtuvo 7.587.579, lo que lo hace “más legítimo”, según ella.

La cancillera, ¡qué dolor, qué dolor, pero aún más, qué pena! parece no saber que eso que dijo equivale a comparar peras con manzanas y que la OEA no era el foro apropiado para pasar un strike como ése, porque nadie se lo cree: allí todos saben que la primera fue una elección para diputado y otra para presidente de la república.

Pero vayamos a las cifras del CNE, Delcy: Henry Ramos Allup obtuvo 69,83% de los votos de su circunscripción, porcentualmente 19,22% mucho más alto que el 50,61 % que obtuvo Nicolás Maduro en las elecciones de 2013.

Además, Henry Ramos Allup, en su carácter de presidente de un poder público, la Asamblea Nacional, tiene todo el derecho de denunciar las violaciones que los demás poderes constantemente hacen a la Constitución Nacional, que literalmente han impedido el desempeño del poder que representa al pueblo. También olvidó la cancillera que Henrique Capriles Radonski obtuvo 7.363.980 votos, que equivalen al 49,12%, una población que aparentemente no existe.

Delcy fue a la OEA… ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!… Delcy habló del golpe de estado continuado que existe en el vocabulario de todos los funcionarios del gobierno, aunque probablemente no es sus mentes, sin detenerse a pensar que todos saben que Hugo Chávez intentó dos veces hacerse del poder mediante ese mecanismo, y que si existen golpistas, debe buscarlos entre sus compañeros.

Delcy fue a la OEA… ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!… Delcy, no sé si por nerviosismo, tuvo el peor discurso de todos los que pronunciaron los embajadores allí presentes y hubo unos cuantos muy malos. Redundancias, lugares comunes, falta de concordancia entre sujeto y predicado, insultos, improperios, mentiras y pérdida del autocontrol…

Delcy fue a la OEA… ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!… No es que la OEA “se da el tupé de juzgar a los estados miembros”… es que la OEA está en la obligación –y eso fue lo que hizo Almagro- de poner sobre el tapete las violaciones a los derechos humanos y la inestabilidad de la democracia de sus países miembros.

No es que Almagro jamás se ganaría el premio de “empleado del mes de Mac Donald´s”… es que Almagro es un señor embajador que puso en el tapete los problemas de Venezuela y obviamente al gobierno venezolano eso lo saca de quicio.

Delcy fue a la OEA… ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!… No es que Almagro no usa “fuentes oficiales” para sus datos… es que no hay datos de muchas fuentes oficiales. No es que “Venezuela está siendo juzgada, como en la Inquisición”. Almagro convocó la Carta Democrática de la OEA para presentar el informe sobre Venezuela.

Y si Delcy quisiera ver cómo se revive la Inquisición en el siglo XXI, sólo tiene que decirle a Iris Varela que la invite a una cárcel o entrar en el Sebin. No es tampoco que en Venezuela las relaciones internacionales las dirige el presidente de forma “exclusiva y excluyente”. El artículo 236 numeral 4 de la Constitución dice que es atribución del presidente “dirigir las relaciones exteriores de la República y celebrar y ratificar los tratados, convenios o acuerdos, internacionales”.

Si eso fuera como Delcy dice, la primera que debería salir como corcho de limonada es ella, porque no tendría sentido que la Cancillería existiera. ¿Por qué invitar al presidente de la Asamblea Nacional de un país a la OEA es un “hecho gravísimo y sin precedentes”? ¿Porque el TSJ lo decidió la semana pasada? ¡Todos en la OEA lo saben, Delcy!

Delcy fue a la OEA… ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!… “No hay crisis humanitaria. No la hay. Lo afirmo con total responsabilidad”. No encuentro adjetivo para calificar esto.

Quienes vivimos en Venezuela a diario vemos las cada vez más largas colas de personas a las puertas de los supermercados y en el Twitter y otras redes sociales peticiones de medicamentos que vienen de todas partes del país. Pero Delcy asegura que son inventos de las trasnacionales de la comunicación.

¿Será que habrán montado escenarios?… ¿Cuánto les cuesta esa película?… Mucho menos creíble resulta cuando la afirmación la usa para “armar un rompecabezas” donde Almagro y los Estados Unidos están a la cabeza de un golpe de estado en Venezuela. Como si Almagro y John Kelly, Jefe del Comando Sur, fueran cogidos a lazo. Y si fuera verdad, repito, ¿eso no fue lo que hizo Chávez? ¿Es que van a seguir con lo de que hay golpes buenos y golpes malos?… Y finalmente, no es “falta de parcialidad”, Delcy, ¡por Dios!

Delcy fue a la OEA… ¡qué dolor, qué dolor!… ¡¡¡¡qué pena!!!!…

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