El desvío de dinero obtenido con el uso de este esquema fue a parar a las arcas de las empresas de los venezolanos Joseph Benoudiz y su socio Pablo Cárdenas, quienes se valieron de la cooperación de funcionarios dentro de la institución venezolana para ganar jugosos contratos de compra.
En 2012, Pdvsa – a través de su filial Bariven, encargada de la adquisición de los materiales y equipos – creyó comprarle tuberías al gigante chino Liaoning Northem Steel Pipes Co., LTD, una de las empresas de mayor prestigio en esta área a escala mundial. Sin embargo, no se trataba de la empresa original, sino de una firma constituida por Benoudiz y Cárdenas en Texas, Estados Unidos, para suplantar la identidad del verdadero proveedor asiático. La estatal petrolera fue engañada con ayuda de cómplices internos.
Al menos tres irregularidades detectó El Pitazo en este caso. En esta trama aparecen: La usurpación de la identidad jurídica de la empresa china Liaoning Northem Steel Pipes Co., LTD, la sobrefacturación en las órdenes de compra y operaciones irregulares, en las cuales al menos un funcionario de Pdvsa da órdenes para que un proveedor externo efectúe transferencias a empresas offshore.
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