Venezuela

Muertes en PoliNaguanagua preocupan a familiares de reclusos

Hacinamiento, pésimas condiciones de salubridad, escabiosis, retardo procesal, desnutrición y maltrato policial denunciaron familiares en ambos centros de detención preventiva en Carabobo, una situación que parece repetirse en varios estados del país

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Texto y Foto: Tibisay Romero

La muerte de un segundo detenido en menos de tres días en uno de los calabozos de la Policía Municipal de Naguanagua, en el estado Carabobo, puso de relieve una vez más la situación de precariedad en la que permanecen estos aprehendidos que esperan –muchas veces por largos períodos- antes de ser trasladados a un Centro Penitenciario o lograr su libertad.

El domingo pasado, un recluso amaneció muerto por asfixia en la sede de PoliNaguanagua. Se trataba de Alexander David Valero Flores de 22 años de edad. El primero había sido asesinado el viernes pasado, según la versión oficial que suministró el director del organismo de seguridad, Alexander Márquez, quien ha solicitado el traslado inmediato de 15 reos a los que calificó como de alta peligrosidad.

Los familiares de los detenidos se mostraron este lunes en desacuerdo con que investiguen a 42 de los 76 reclusos que allí permanecen. “Si todos estaban dormidos cuando sucedió el hecho, por qué se llevarán a 42 al Palacio de Justicia, no entendemos”, refirió la tía de un joven preso.

Antes del traslado y debido a las condiciones de poca salubridad en la que se encuentran los detenidos, según la versión de los familiares, llegaron a un acuerdo con los oficiales a cargo del recinto. Buscarían cloro y azulillo para limpiar uno de los calabozos, mientras se llevaban a sus parientes a la sede del Poder Judicial en esta entidad federal.

Denuncian enfermedades y excesos

Los parientes de los detenidos en PoliNaguanagua hicieron una solicitud a la ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela: “Queremos que de una vez por todas nuestros seres queridos reciban un trato con respeto. Si alguno ha cometido un delito, al estar en estas condiciones tan horribles, bueno ya han pagado una parte de esta pena. Lo peor es que algunos probablemente saldrán en libertad porque son inocentes”, explicó la mamá de un joven preso por supuestamente participar en un robo.

La lista de penurias que enumeran los familiares comienza porque el espacio físico es insuficiente. Hay 76 hombres y 5 mujeres en dos celdas pequeñas, pues solo deberían servir para detenciones momentáneas. Eso hace que los reos usen sábanas que cuelgan a manera de hamacas para poder dormir, de lo contrario se amontonan en el suelo.

Hay muchos con problemas de escabiosis y afecciones cutáneas, así como piojos, destacaron los allegados. De igual modo afirmaron que unos ya parecen indigentes, debido a que es difícil el aseo personal.

Además se quejaron de los excesos policiales que sufrirían sus detenidos. “Hay maltratos de algunos funcionarios. Aparte no siempre les entregan la comida”, indicó la madre consultada que no quiso dar su nombre para evitar retaliaciones contra su hijo.
Por otra parte señalaron que debido a que este cuerpo policial depende de una gestión de la oposición en Carabobo, esa es una de las razones del olvido de las autoridades que podrían ayudar a solventar lo que ocurre.

“Todos los comandos de otros sectores los han empezado a depurar con el Plan Cayapa, menos este porque es de oposición. Pedimos que nos trasladen a nuestros familiares no lejos, porque no tenemos para irnos a otros lugares lejanos”, recalcó la hermana de un detenido.

El primer ajusticiado

El viernes de la semana pasada, un recluso que respondía al nombre de Carlos Ojeda Ojeda, fue asesinado por sus compañeros de celda en este comando en Naguanagua.

Ojeda Ojeda integraba la organización delictiva “Banda del Piojo” y estaba detenido por violación. Esta organización delictiva es un azote en las poblaciones de Trincheras, La Entrada y sitios cercanos.

“Lamentablemente es parte de las consecuencias derivadas de la compleja situación que vivimos en muchos de los comandos policiales del país, por cuanto las autoridades competentes no nos autorizan los traslados de los reos hacia el penal, generando gran hacinamiento dentro de nuestros calabozos y la pugna entre los detenidos por su espacio”, explicó el comisario Alexander Márquez.

En ambos casos, funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de Carabobo (CICPC) y del Ministerio Público se hicieron presentes en el lugar para las experticias de interés criminalística.

Huelga de sangre en Cicpc Plaza de Toros

En la sede de principal del CICPC en Plaza de Toros, al sur de Valencia, la mañana inició con una huelga de sangre de los reclusos que permanecían en dos de los cuatro calabozos del lugar. Luego de cantar el Himno Nacional, procedieron a cortarse, según las versiones de los familiares a las afueras del recinto policial.

Las solicitudes de estos detenidos incluían el traslado al Internado Judicial de Carabobo en Tocuyito. También se quejaron de la falta de espacio, las malas condiciones de salubridad, los problemas de enfermedades como escabiosis, piojos y fiebre, además de los excesos de algunos funcionarios que les dejarían sin la comida que les llevan sus familiares.

“No les pasan la comida, se las botan. A veces les llega la comida mala o se la comen algunos funcionarios. Tampoco les pasan los medicamentos y hay unos que están enfermos. Le traigo 14 bandejas de comida a mi familiar en la semana, precisamente por si tiene que compartir con otros presos, y el sábado cuando nos dejan verlos solo me consigo con tres bandejas”, indicó la madre de uno de los detenidos en el Cicpc.

A media mañana un grupo de 52 reclusos fueron trasladados al Internado Judicial de Carabobo, en Tocuyito, municipio Libertador. Sus familiares siguieron al camión que los llevó a su nuevo reclusorio y allí esperaron hasta verlos de lejos porque no habían publicado las listas.

“Lo más terrible es que iban en un camión con una pequeña ventanita apenas. Los dejaron unas dos horas en el interior de ese carro y luego algunos comenzaron a desmayarse como mi hijo que es asmático. Esto es inhumano”, narró otra de las madres.

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