De Interés

Perder una tripa o perder un amor

Ángel salía con una “jevita” que le encantaba. Una tarde, entre retozos y jugueteos, se le ocurrió la brillante idea de hacerle cosquillas en la panza. Entre las risas, Ángel también escuchó un estruendoso peo que se escapaba de lo más profundo de su compañera. Esa fue la última vez que la vio.

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Los peos siempre son un tema incómodo. Si quieres ser recordado para siempre, no es necesario que obres bien, alimentes al pobre, o te dediques a la caridad, simplemente deja salir una poderosa flatulencia en una reunión de trabajo, te aseguramos que en segundos te convertirá en la leyenda de tu oficina.

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