Así torcía su sueño de representar a su país en eventos internacionales como exponente de la disciplina; ahora debía adaptarse a otro país, otra cultura y, si tenía suerte, a la metodología con la que se practica el karate en la nación antillana.
Año y medio después, Emmanuel sigue destacando en el deporte, pero ahora lo hace bajo los colores de la única bandera con una biblia abierta en el mundo.
Esto no iba a ser posible mientras crecía en su nación, porque, como su madre explicó, si se daba la oportunidad no habría contado con la opción de enviarlo hacia el destino trazado, pues “no habríamos podido costearlo (el viaje)”.
Venezuela atraviesa por una crisis económica histórica. De acuerdo con un reciente informe del Fondo Monetario Internacional, se prevé que la inflación este año alcance el 14.000%. Así, la adquisición de materiales deportivos se hace cuesta arriba para los practicantes, como también asumir en el presupuesto doméstico todo lo referente al traslado por eventos.
“Tenemos un deporte completamente dolarizado y es cada vez más difícil para los padres abarcar todo el tema económico respecto a eso”, explicó a El Estímulo Román Recarte, extenista y ahora entrenador.
El sacrificio de hacer deporte
Para los atletas jóvenes que aún siguen aquí, desarrollarse en cualquier deporte implica gastos que, en ocasiones, lleva a los padres a pensar más de una vez si realmente puede seguir asumiendo los costos de su participación.
Por ejemplo, en los torneos sudamericanos para las categorías de 14 y 16 años que se celebren en el presente calendario, la Federación Venezolana de Tenis (FVT) anunció a los representantes de los niños que conformen el grupo de jugadores que deberán encargarse de pagar el boleto aéreo de los seleccionados para cada cita.
Incluso, las herramientas básicas se han vuelto insostenibles. La disciplina más popular del país, el béisbol, obliga a cada joven a contar, al menos, con un guante. Su precio: 4.500.000.
El salario integral en Venezuela es de 2.550.000. Así, una familia tendría sacrificar parte de sus ingresos, renunciando a la compra de comida y dejando de pagar los servicios básicos para adquirirlo, esto sin añadir la mensualidad de una academia especializada.
En el fútbol, unos zapatos para jugar sobre césped alcanzan los 41.000.000, mientras que unos para practicar baloncesto cuestan alrededor de 40.000.000. El desgaste que estos generan trae como consecuencia que deban ser cambiados una vez al año.
La salida como solución
En el caso de Landaeta y su familia, no hubo otra opción que emigrar. De acuerdo con Diego Beltrand, director regional de la Organización Internacional de las Migraciones, en 2017 se registraron 1.622.442 de venezolanos que se instalaron fuera de Venezuela en el último año y medio.
Luisa Benítez, presidenta de la Federación Venezolana de Boxeo (FVB), recuerda a José Díaz, una joven promesa del pugilismo que tuvo que irse a Perú en busca de mejores condiciones para él y su familia, viéndose obligado a renunciar a su deporte.
Así, muchos venezolanos abren la puerta de salida para escapar de una crisis que arropó a todo el territorio.
Los que se quedan
Aparte del fuerte gasto ya mencionado en elementos para hacer deportes, está el tema de la comida. Hoy, otro de los ítems dentro de la larga lista de pesares que arrastra un atleta en Venezuela está llenar su estómago con las proteínas necesarias para competir.
Una fuente de la FVB aseguró a El Estímulo que son varios los niños pugilistas que presentan numerosos síntomas, al punto de contar con una estructura, tanto en peso como estatura, correspondiente a practicantes de categorías menores.
La economía y la escasez no da tregua al ciudadano, que se ha visto obligado, en muchas ocasiones, a renunciar a una de las tres comidas para no acabar antes de lo planificado con lo que quede en su cocina. Según un informe de Unicef sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, la desnutrición en nuestro país creció de 10,5% a 13% de 2004 a 2016.
Cuando no se ingieren los alimentos debidos, la falta de minerales y vitamina D atenta contra los huesos. La estructura ósea se ve debilitada y propensa a romperse con facilidad. Lesiones a la orden del día.
Dadas las circunstancias, los niños inician en desventaja su carrera deportiva, por más talento que puedan poseer.
El esfuerzo es mayor
Pese a las malas noticias, quienes están involucrados en el deporte nacional no bajan los brazos. El tenis juega a ganador a pesar de los problemas. “Nuestro tenis no se escapa de la situación país. Estamos envueltos en eso, pero tratamos de hacerlo todo de la mejor manera posible para nuestros jugadores”, afirmó Recarte.
Con la baja de hasta once entrenadores adscritos a la FVT el año pasado (todos tomaron la decisión de irse del país), sigue teniendo en los niños el combustible necesario para mantenerse en el territorio nacional.
Por su parte, Benítez ponderó la identidad como método de éxito para contar con nuevas caras, colocando como ejemplo el alcance de Caciques de Venezuela, grupo criollo que está en acción en la Serie Mundial de Boxeo.
Bajo este envión, mencionó el Proyecto de la Liga Nacional Caciques de Venezuela, en el que recorrerán el país para reclutar nuevo talento y manejarlo bajo los parámetros de la FVB.
Expresó que la Federación cuenta con una asociación en cada estado que brinda apoyo a los atletas que están en peores condiciones, así, aunque no puede cubrirlo todo, se tiende una mano para seguir motivando a los que no quieren renunciar.
Si el movimiento mantiene su ritmo, la generación de relevo ocupará cada vez más espacio en el futuro, manteniendo intacto el sueño de defender el tricolor los que siguen aquí, una asignatura pendiente para Landaeta y su hijo.
“No es el mismo sentimiento que puedes tener cuando te dicen que vas a representar a tu país”, dijo. “Estar afuera no significa que quieras aceptar las cosas desde otro lado, simplemente las situaciones están dadas y, lamentándolo mucho, te tienes que regir por ellas, pero, en realidad lo que quieres es representar a tu país”, comentó la dirigente.]]>