El diplomático subrayó que Rusia «lleva varios meses bajo sanciones» y que estas «no han logrado nada más que la consolidación de la sociedad rusa».
A su vez, subrayó que Moscú «respeta la voluntad popular de los habitantes del sureste» de Ucrania, término utilizado por Rusia para referirse a las regiones orientales de Donetsk y Lugansk.
Destacó, «ahora es importante tomar medidas para que el diálogo entre Kiev y los representantes del Donbass (cuenca hullera) avance».
«Y nosotros estamos dispuestos a contribuir a ello», añadió.
Previamente, la Cancillería rusa manifestó que respeta los resultados de las elecciones convocadas por las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk para elegir a sus líderes y a los integrantes de sus legislativos (Soviet Supremos).
Mientras, Kiev considera ilegales las elecciones del domingo, ya que la ley de autogobierno que concede a los insurgentes tres años de autonomía ya contemplaba esa posibilidad al convocar elecciones locales en las zonas rebeldes para el 7 de diciembre.
Por su parte, Occidente opina que las elecciones separatistas ponen en peligro la aplicación de los acuerdos de Minsk, que contemplan, entre otras cosas, una declaración de alto el fuego y la creación de una zona desmilitarizada.