Opinión

Un año animal

Como parte de los últimos acuerdos suscritos con la hermana República Popular China, la revolución chavista anunció que de ahora en adelante el país atará su suerte al horóscopo del gigante asiático. Mientras la nación bolivariana se adapta a esta nueva fórmula, las autoridades de ambos gobiernos resolvieron crear el Fondo Chino Zodiacal, con la finalidad de darle a cada quien el animal que se merece durante los próximos doce meses.

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Para China, 2015 es el año de la cabra. Para Venezuela, vista la escasez reinante, será el año de la cabra mocha de Josefita Camacho, a la que le faltan los dos cachos, el rabo y las dos orejas. El calendario electoral augura que para el Parlamento este será el año de la foca, y en caso de que Cuba continúe su acercamiento con Estados Unidos a espaldas de Venezuela, para la diplomacia criolla será el año del venado.

Si se cumplen los pronósticos de inflación, para la mayoría de los venezolanos será el año del perro y muchos estarán ladrando hasta diciembre. Después de haber disfrutado de la gran fiesta cadivera, todos recordarán a los empresarios de maletín, que seguirán viviendo el eterno año de la rata.

En Corpoelec, Jesse tiene tres opciones: el año de la iguana, del zamuro o del rabipelado. Para los usuarios de Hidrocapital, el tiempo no pasa y siempre cae el año del camello. Los funcionarios de la nueva policía anticorrupción ya comenzaron a celebrar el año del camaleón, mientras que todas las obras públicas paralizadas vivirán un venturoso año del elefante blanco.

Salvo cambio en la fauna criolla, la economía se dispone a transitar otro año del cangrejo y los Derechos Humanos sufrirán un nuevo año del gorila. Entretanto, el Gobierno no asumirá sus responsabilidades y dirá que todo es culpa del año de la vaca. Y si alguien se atreve a protestar, tendrá que vérselas con los patriotas cooperantes, que valiéndose de todo el apoyo oficial se disponen a festejar el año del sapo.

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