De Interés

El fin de semana que Caracas se quedó sin efectivo

De 84 cajeros automáticos visitados, solo dos tenían efectivo. Muchos clientes pedían hacer "canje" en cajas de areperas y tiendas. La sensación es de acorralamiento.

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Viernes 14 de agosto. 8 pm. Punto de encuentro: Centro San Ignacio. Era una de las ya acostumbradas despedidas -del país-. Chequeo mi cartera. Total: 550 bolívares. En el bolsillo, una «chicha». Al pasar por los pasillos, una cola bárbara en los cajeros automáticos del Banco Mercantil. Después de dos personas, nada. Se acabó el efectivo.

La escena no es ficticia. Seguro se repitió miles de veces. Y es que el fin de la primera quincena de agosto será recordado por los caraqueños que, ávidos de efectivo para pagar algunas de sus compras, no encontraron sino cajeros vacíos, apagados, y mensajes de error.

El problema es bien sabido. “No hay billetes para satisfacer la demanda de la banca”, dijo un directivo a El Interés a finales de la primera semana de agosto. Viernes y quincena fue perfecto para sentirlo. Con 550 bolívares más chicha o se compra una cajetilla de cigarros (que sólo se vende en efectivo en la mayoría de los establecimientos) o se paga el taxi de regreso a casa. «Pana, píchame ahí cien lucas», se oyó a alguien tratado de estirar sus churupos para hacer lo uno y lo otro.

Si el viernes fue difícil, el sábado fue la hecatombe .Comisionado con sacar 8 mil bolívares en efectivo me encontré: 1) que ningún cajero de mi banco (Mercantil) tenía efectivo (CCCT, Centro Plaza, Plaza LAs Américas, Santa Sofía. Total: 17 cajeros); 2) que sólo un cajero de otro banco tenía efectivo (Venezolano de Crédito, Mene Grande, luego de visitar los bancos de la zona. Total: 14 cajeros) y 3) que el avance de efectivo tan cacareado por Farmatodo no funciona («no tenemos billetes de 100 y 50, señor»). Entonces, las menudencias se convierten en extraordinario. Los kioscos no aceptan tarjeta. Tampoco los taxis, los carritos y el Metro. ¿Efectivo? La cajera de una panadería me decía que la gente buscaba «pasar la tarjeta por 300 o 500 bolívares más para que le diéramos el efectivo, pero eso lo tenemos prohibido». Una escena similar se repetía en horas de la noche en El Budare de la Castellana.

Mi madre siempre me ha dicho que hay que tener una reserva de efectivo equivalente al transporte más rápido de una punta a otra de la ciudad. El domingo mi billetera amanecía (no por falta de fondos), con 124 bolívares. El equivalente a… un taxi de ningún lugar a ningún otro. Hice el raid de Plaza Las Américas… nada (21 cajeros automáticos en total, incluyendo el de adentro de Farmatodo). Sabiendo la situación del CCCT, sólo visité los cajeros a los que no había visitado (8 en total).  Con miedo total al Centro Sambil, me paré en cada banco entre Las Mecedes y el Centro San Ignacio. Ya abatido, el vigilante del CSI me señaló a un cajero de 100% Banco con «maña» (hay que subir un poquito la tarjeta para que agarre el seguro). Bingo.  Otros 24 cajeros visitados por 1.200 bolos (a 50 por cajero).

El lunes ya no hubo jugo en el frutero, ni chucherías en el kiosco. El efectivo es oro. «Y no hay punto de venta», señaló un cliente del mítico Building Boulevard, el emblemático de El Cafetal. ¿La sensación? De un corral.

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