Deportes

Ni de Caracas ni de Magallanes, este es el año de La Guaira #LVBP

No sabemos lo que dicen las cartas del Tarot e ignoramos todo lo que tiene que ver con los rituales de magia y de sanación espiritual. Tampoco queremos jugar a ser la competencia del Señorcaca Celestial (o como quiera que se llame) ni pretendemos hacer cursos para adivinar con el péndulo. Pero sí, a pesar del inmenso riesgo que significa realizar pronósticos en el beisbol profesional venezolano, hemos decidido someternos al escarnio público. Así que en esta temporada apostamos a que La Guaira se llevará el cetro. 30 años después, los Tiburones sí van Pa’ Encima.

Publicidad

Razones hay de sobra para lanzar semejante vaticinio. A pesar de las obvias ausencias de Salvador Pérez, Gregor Blanco, Henderson Álvarez, Dioner Navarro y Jeanmar Gómez, los salados lucen armados en todas sus filas para poner fin a la sequía de títulos, que data de 1986, cuando aquella famosa “Guerrilla” integrada por peloteros como Alfredo Pedrique, Oswaldo Guillén, Raúl Pérez Tovar, Norman Carrasco, Juan Monasterios, Argenis Salazar, Odell Jones, Mike Trujillo, Bryan Clark y Carlos “Café” Martínez regalaron a la afición la tercera corona conquistada en cuatro zafras, y la séptima en la historia de la franquicia. En esa ocasión Luis Salazar no pudo jugar por una lesión.

Un año después, el no hit no run propinado por Urbano Lugo Jr. en el cuarto y último juego de la final decretó el inicio del declive de la tropa del Litoral Central, que en la siguiente década se convirtió en el hazmerreír del beisbol nacional, ocupando sin discusión el frío sótano de la pizarra torneo tras torneo, siendo catalogado como el equipo “Salserín” en referencia a la juventud de sus peloteros.

Para colmo de males, un impasse protagonizado hace un lustro con el emblemático fanático de los Leones, Jesús Lezama, concluyó en una “maldición Warao” hacia el elenco escualo.

Todo empezó cuando el conocido “Corneta” fue expulsado del parque de la UCV durante un par de partidos en los que los Tiburones fueron homeclub, en respuesta a la decisión del Caracas de no dejar pasar a las tribunas a la Macuto Samba Show en los juegos en los que son dueños de casa. Lezama respondió a ese ataque lanzando una condena que retumbó en el clubhouse de la derecha del coso de Los Chaguaramos: “Soy Warao y el que se mete con un indio le va mal. Ese equipo no será campeón ni que venga Dios”, sacudió el oriundo de Tucupita.

Pero bueno, dejando el drama a un lado, todo eso ha quedado en el pasado. A punta de batazos de todos los calibres y el desarrollo de sus jóvenes peloteros, los Tiburones han recuperado en los últimos años el respeto de sus rivales y de la afición. Pero falta el campanazo final. Ya es hora de darlo…

El alto mando guairista decidió este año escuchar las peticiones del polémico manager Buddy Bailey, famoso por su manera imponer disciplina en la cueva y por haber guiado a los Tigres de Aragua a seis títulos y ocho finales en un período de nueve años. Por eso 15 de los primeros 19 jugadores importados anunciados por la directiva son lanzadores. Por eso la gerencia salió al mercado a buscar fortalecer su staff de pitcheo, encontrándose los brazos de Adys Portillo y Yoel Hernández.

Esto, aunado a la presencia de Junior Guerra, Ramón Ramírez, Edgmer Escalona, William Cuevas, Jonathan Martínez, Enrique González, Sergio Escalona, Rafael Cova, Helmis Rodríguez, Mauricio Robles, Joseph Ortiz, Yorfrank López, Juan González, Gregory Infante, Ángel Lezama, Henry Rodríguez y Arlett Mavárez, le otorga a Bailey un interesante margen de maniobra para hacer lo que tanto le gusta: Manejar cada pitcheo como si se tratase de una Serie Mundial. También habrá que ver si Brayan Villarreal se recupera y puede aportar su granito de arena desde el bullpen.

La mano de Bailey se notará mucho más con el nuevo formato de la eliminatoria y de los playoffs, en el que los clasificados se enfrentarán en emocionantes series directas, y no como se hizo hasta la contienda anterior en el todos contra todos. El hecho de que la ronda regular se divida en dos mitades le dará a los Tiburones un margen de error para recuperarse de las inconsistencias y luego le permitirá mostrar su mejor versión en enero, cuando las sustituciones y los refuerzos le permitan al estratega dar las pinceladas finales al roster que desea para hacer historia.

Este equipo debe batear, tal como lo ha hecho en los últimos años. Desde las primeras jornadas contarán con toleteros rendidores en la liga como Alberto González, Cesar Suárez, Alex Cabrera y José “Cafecito” Martínez, quien viene de ganar el título de bateo en triple A. Más tarde esperan contar con figuras de alto calibre como Odubel Herrera, Luis Sardiñas, Carlos Sánchez, Alcides Escobar y Héctor Sánchez. Una nómina nada despreciable.

De paso habrá que estar pendiente del catcher Jorge Alfaro, uno de los importados de mayor cartel que tendrá esta incipiente campaña. Por su sólida defensa y alegre bate, el careta está ubicado en el puesto número 67 en el más reciente escalafón de prospectos de Baseball America y en el peldaño 45 en el ranking de valores emergentes que publica MLB.com.

Por todo esto es que afirmamos que las condiciones están dadas para que La Guaira levante el trofeo de campeón por primera vez desde 1986.

Publicidad
Publicidad