Internacionales

Venezuela bajo régimen autoritario peor que Rusia, Cuba y Nicaragua - The Economist

En el ranking mundial de las democracias Venezuela ocupa el lugar 147 entre167 países, con un régimen francamente autoritario y en un grupo de 20 de lo peorcito en libertades civiles y políticas.

Publicidad
The Economist retrata autoritarismo en Venezuela

El índice anual de democracia 2022 de la publicación británica The Economist mantiene a Venezuela de lejos entre los peores países del mundo para las libertades civiles y políticas. La patria de Hugo Chávez y sus herederos está en el lugar 147 de entre 167 países, en tiempos conflictivos en los que los regímenes autoritarios o híbridos doblegan a la mitad de la población.

El modelo de análisis de fundamenta en indicadores clave: Procesos Electorales y Pluralismo; Funcionamiento del Gobierno; Participación Política; Cultura Política y Libertades Civiles.

Por encima de Venezuela, con «mejores condiciones», aparecen otros gobiernos francamente autoritarios o colapsados de América: Nicaragua, en el lugar 143, Cuba, en el 139 y Haití, en el 135.

En general esos tres países le ganan a Venezuela especialmente en los requisitos de Participación Política y Libertades Civiles, lo que explica que ahora Venezuela sea el peor entre los regímenes autoritarios de América.

Venezuela aparece al lado de Rusia, que está en el lugar 146 tras haber perdido 22 posiciones a raíz de su invasión contra Ucrania y los acontecimientos internos asociados a esa injustificable agresión armada.

Después de Venezuela, la lista de los 20 peores países del mundo en el Índice de Democracia 2022 de The Economist son:
Burundi, Uzbekistán; Arabia Saudí, Libia, Eritrea, Bielorrusia, Irán, Yemen, China, Tayikistán, Guinea Ecuatorial, Laos, Chad, Turkmenistán, República Democrática del Congo, Siria, República Centro Africana, Corea del Norte, Myanmar y Afganistán, en el lugar 167.

Lo que pasa en el mundo

«Esta imagen de estancamiento en el estado de la democracia mundial esconde acontecimientos más oscuros. Sorprendentemente, la situación en dos países que albergan a más del 20% de la población mundial, China y Rusia,
dio un giro decisivo a peor en 2022″, señala el informe.

«Rusia registró el mayor descenso de puntuación de todos los países del mundo en 2022. Su invasión de Ucrania fue acompañada de una represión y censura totales en casa. Rusia lleva mucho tiempo alejándose de la democracia y ahora está adquiriendo muchos de los rasgos de una dictadura. Mientras tanto, hasta finales de 2022, China redobló su política de política de cero-coronavirus, utilizando los métodos más draconianos para detener la propagación del virus, encerrando a decenas de millones de personas durante períodos prolongados hasta que estallaron las protestas a finales de año.

«Temiendo más a las protestas masivas más que a la propagación de la enfermedad, las autoridades chinas abandonaron esas restricciones en diciembre de 2022. Sin embargo, el enfoque represivo del Estado hacia todas las manifestaciones de disidencia no se ha desechado, lo que se traducirá en un nuevo descenso de la ya de por sí baja puntuación de China en el
Índice de Democracia en 2022″.

Este Índice de Democracia, que comenzó a elaborarse en 2006, «ofrece una instantánea del estado de la democracia en todo el mundo en 165 Estados independientes y dos territorios. Esto abarca casi toda la población del mundo
y la gran mayoría de los Estados del mundo (se excluyen los microestados)», señala el informe en su presentación.

El Índice de Democracia se basa en cinco categorías: Proceso Electoral y Pluralismo, Funcionamiento del Gobierno, Participación Política, Cultura Política y Libertades Civiles.

En función de sus puntuaciones en una serie de indicadores dentro de estas categorías, cada país se clasifica como uno de los cuatro tipos de régimen: «democracia plena», «democracia imperfecta», «régimen híbrido» o «régimen autoritario».

Esta edición del Índice de Democracia examina el estado de la democracia mundial en 2022.

Según este índice de la democracia de The Economist Intelligence Unit, casi la mitad de la población mundial vive en algún tipo de democracia (45,3%); solo el 8% reside en una «democracia plena», frente al 8,9% en 2015, antes de que EE.UU. fuera degradado de «democracia plena» a «democracia defectuosa» en 2016.

Más de un tercio de la población mundial población vive bajo un régimen autoritario (36,9%), y una gran parte de ellos se encuentra en China y Rusia.

Según el Índice de Democracia 2022, 72 de los 167 países y territorios incluidos en el modelo, es decir, el 43,1% del total, pueden considerarse democracias.

El número de «democracias plenas» aumentó a 24 en 2022, frente a las 21 de 2021, ya que Chile, Francia y España volvieron a unirse a los países mejor clasificados (aquellos con una puntuación superior a 8,5 puntos).

El número de «democracias defectuosas» se redujo en cinco, situándose en 48 en 2022. De los 95 países restantes de nuestro índice, 59 son «regímenes autoritarios», los mismos que en 2021, y 36 se clasifican como «regímenes híbridos», frente a los 34 del año anterior.

La batalla mundial por Ucrania

El acontecimiento más importante del año fue, de lejos, la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022, una una flagrante violación de la soberanía ucraniana que conmocionó al mundo entero.

Las acciones de Rusia han llevado a entender la importancia vital de defender la soberanía nacional, sin la cual la libertad y la democracia reales son inalcanzables. Esto sugiere que la defensa por parte de Ucrania de su soberanía nacional es
inseparable de la tarea de construir un Estado-nación democrático.

También nos preguntamos por qué muchos países del Sur no han seguido los pasos de Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Europea y otros países a la hora de tomar partido contra Rusia.

Su reticencia a alinearse detrás de los países occidentales refleja su frustración con el orden internacional establecido; su resentimiento por la hipocresía en el contexto de la intromisión e intervención de Occidente en sus asuntos en el pasado; y la dependencia de los minerales y otros recursos rusos.

El principio de soberanía nacional es demasiado importante sacrificarse en el altar del antioccidentalismo, pero la aplicación incoherente de este principio por parte de las potencias occidentales ha generado cinismo, lo que ahora dificulta a los países de Occidente atraer apoyo del Sur global, señala la publicación.

El régimen de Venezuela, por cierto, está entre los que ha expreso su apoyo a Rusia.

Publicidad
Publicidad