Migración

La migración en la campaña electoral: un golpe contra Maduro

La migración fue un tema que el gobierno de Maduro intentó evadir por muchos años. Sin embargo, negar el éxodo de más de 7 millones de venezolanos complicado. De cara a las elecciones presidenciales, la petición constante de los venezolanos que se acercan a MCM en todo el país es el mismo: volver a ver a su familia

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En Venezuela, por varios años, el chavismo había logrado sacar del debate político al tema migratorio. En las elecciones presidenciales de este 2024, sin embargo, ha pasado a ser un tópico relevante y posiblemente uno de los factores principales, desde la perspectiva de la gente, que juegan en contra de la permanencia de Nicolás Maduro en el poder por otros seis años más.

A inicios del pasado junio la plataforma R4V, que reúne los esfuerzos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) para atender los efectos de este éxodo en países vecinos, informó que 7,7 millones de venezolanos y venezolanas han salido del país desde 2015.

Esta salida masiva coincide con el período en el poder de Maduro, quien ocupa la presidencia de Venezuela desde diciembre de 2012, y quien en una campaña electoral donde usa los recursos del Estado y se ha impedido la presencia de observación de la Unión Europea (UE), busca su relección para permanecer en la presidencia hasta 2030.

Más allá de que la migración, como fenómeno social y en este caso masivo, es multicausal, entre los venezolanos prevalece la percepción de que “la gente se empezó a ir” durante los años de Maduro en el poder.

El gobernante heredó una crisis en gestación, sin duda, pero la inercia que caracterizó sus primeros años, que le impidieron romper prontamente con “el legado” de su padre político, Hugo Chávez, condujeron al país a una crisis humanitaria compleja que estalló justamente hacia 2015 con una escasez generalizada de alimentos y medicinas, junto a desequilibrios macroeconómicos similares a los que registran países tras una guerra o desastre natural.

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Migración: el elefante que el chavismo no pudo ocultar

Para el chavismo en el poder, como ha hecho largamente la dictadura en Cuba, la emigración masiva fue interpretada como una válvula de escape. Con millones de personas menos dentro del país, habría mejor margen de maniobra ante la crisis mayúscula que terminó afectando todos los resquicios de la vida social venezolana.

La estrategia oficial, en general, fue evadir el tema y negar cualquier responsabilidad. Se miró para otro lado ante un proceso masivo: en menos de una década una cuarta parte de la población literalmente huyó de Venezuela, en la gran mayoría de los casos con lo poco que podía cargar sobre sus hombros o espaldas.

Narrativamente, como ha comentado recientemente el periodista venezolano Jeanfreddy Gutiérrez, radicado en Bogotá, se pasó por varias etapas. Desde el chavismo “primero dijeron que nadie había migrado”, con posterioridad hablaron de “actores” que se hacían pasar por migrantes, especialmente cuando abundaron los duros testimonios desde el paso por la Selva del Darién.

En otras ocasiones el gobierno de Maduro les calificó de “sifrinos” (de clase media-alta y ostentosos), o se dijo que en realidad los migrantes “era hijos de europeos y colombianos retornando”.

Los testimonios duros, y en la mayoría de los casos espontáneos, del duelo migratorio que atraviesa a Venezuela pasaron a ser un tema central en la campaña electoral, que rápidamente han capitalizado los actores de la oposición prodemocracia.

Esta agenda electoral, atravesada por el duelo migratorio y en la que muchos casos el chavismo se muestra reactivo más propositivo, ha obligado a que el gobierno de Nicolás Maduro voltee la cara hacia la sociedad y ofrezca algún tipo de respuesta: El pasado 17 de junio anunció la creación del Viceministerio de Atención a la Migración Venezolana, adscrito a la Cancillería.

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El dolor tras la migración

Con una dupla opositora formada por María Corina Machado, la líder conservadora pero impedida por una decisión administrativa de participar como candidata, y el candidato legalmente inscrito, el ex embajador Edmundo González Urrutia, el tema migratorio suele estar casi que en cada acto político en la Venezuela de estos días.

Machado ha encabezado infinidad de actos políticos en zonas apartadas del país, poblaciones intermedias en las que el efecto de la migración se ha vivido con mayor dureza. De forma espontánea se le acercan hombres mayores, mujeres o incluso niños y adolescentes y comentan tanto a la líder opositora o incluso tomando el micrófono en un mitin para compartir el dolor que les embarga por familiares que están fuera del país.

Testimonios del adolescente que ha vivido la mitad de su vida con su mamá en otro país para sostenerle a él y a su abuela; el hombre mayor ya enfermo que suplica tener vida para ver el regreso de sus varios hijos, todos migrantes; o la mujer que volvió a Venezuela sin alcanzar a ver a su madre con vida y sentencia: “apenas pude llegar para enterrarla”.

Diversidad de mensajes de este tenor se han hecho presentes en los actos de la alternativa democrática que tiene en Machado a una figura que dinamiza y moviliza.

Espontáneamente hombres suben en sus brazos a sus hijos pequeños y le piden a Machado que las cosas cambien para que sus hijos no se vayan o madres que se quiebran en llanto pidiendo que se reunifique la familia. El duelo migratorio ha atravesado la campaña y aunque en sus testimonios nadie mencione expresamente al régimen de Maduro, todos coinciden en la necesidad de un cambio político para evitar que prosiga la salida masiva de venezolanos y venezolanas.

Una encuesta reciente de la firma de opinión pública Delphos mostraba que 25% de los consultados tenía algún plan de emigrar, pero si no ocurre un cambio político este año en Venezuela, en las elecciones del 28 de julio, un 45% de éstos aseveró que definitivamente se convertirán en migrantes.

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Migrantes tratando de atravesar el río para llegar a EEUU. Foto de archivo

En relación al retorno al país, una arista en la que insiste el discurso oficial. Un estudio de la agencia estadounidense Bloomberg, de febrero pasado, mostraba que una mejoría económica en el país, pero con Maduro prolongando su mandato no era razón suficiente para volver.  Un 65% sostuvo que un eventual retorno a Venezuela estaba vinculado primordialmente a un cambio político democrático.

Esta última cifra echa por tierra el eje central de lo que el chavismo anuncia como política pública. El enfoque que se le da a la migración masiva, desde el poder, es el regreso al país. Y no constituye una casualidad que después de tantos años ignorando o evadiendo el tema migratorio, se anuncie la creación de una dependencia pública para esta problemática justamente cuando se han hecho virales duros testimonios durante la campaña, desde el lado opositor.

“Trabajemos por los miles que tenemos anotados en las listas (para ser repatriados). Muchos quieren regresar, pero no tienen los recursos (…) Se fueron de trabajar dignamente aquí, a lavar pocetas (inodoros) en el exterior”, dijo Maduro en su mensaje este 17 de junio, que fue rápidamente cuestionado.

Se llegó a un anuncio oficial, de cara a atender la migración venezolana, pero en ese mismo mensaje se insiste en estigmatizar y descalificar al migrante: “se les etiqueta de engañados (por el capitalismo) y lavapocetas (limpia inodoros)”, indica Gutiérrez, quien sigue el tema de la presencia masiva de venezolanos en Colombia.

*Una versión preliminar de este texto fue publicada en Latinoamerica21

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