Espectáculos

Rudy Márquez, el chamo rockero que conquistó el mundo como baladista

Su hermana, la también cantante Floria Márquez, cuenta cómo el intérprete dio sus primeros pasos en la música, pese a la férrea oposición de su mamá. Formó parte de una generación artística, la de comienzos de la década de los años 60, que aportó a estrellas de la música de la estatura de Henry Stephen, José Luis Rodríguez, Cherry Navarro, Chelique Sarabia, Trino Mora, Mirla y Hugo Blanco, entre otras, y a exponentes del rock venezolano, como Los Supersónicos, Los Darts y Los Impala, grupo del que formó parte

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Cortesía de Guillermo Rangel

Aunque la mayoría de su repertorio más popular forma parte de su etapa como baladista, género romántico al cual llegó, presionado por su disquera, “porque el rock ya no vende”, nunca dejaba de hablar que aquellos comienzos en el rock, e inclusive en años más recientes participaba, entusiasta y devotamente, en shows nostálgicos que evocaban esa época, con artistas como Carlos Moreán, María Teresa Chacín (cuando recordaba también su incursión en el rock), Jorge Chapelin ex solista de los 007 e inclusive con Los Impala, que llegaron a reagruparse para una gira nacional que resultó todo un suceso.

Empecé a cantar en 1960 -narró en una de las tantas entrevistas que le hicimos-, con un grupo llamado Los Demonios del Rock. El piano lo tocaba Charly Frómeta, el hijo de Billo, y los otros integrantes eran dos gringuitos que venían los veranos de vacaciones, pues sus padres trabajaban aquí en la industria petrolera. Debutamos en Venevisión y allí hicimos un programa llamado Show de Shows, que animaban Luis Turmero, Franklin Vallenilla, “El Suavecito” Edgar Jiménez y Efrain de la Cerda. Ese programa iba de lunes a jueves y los viernes, en ese mismo espacio, conducido por Juan Iturbide, transmitían Fiesta Pepsi. Después de esa semana nos tuvimos que separar, porque Charly se iba a estudiar a Puerto Rico, cumpliendo así una promesa que le había hecho a su papá.

Tras esa primera incursión, Rudy reaparece con Los Dangers. “Grabamos dos elepés y pegamos una canción llamada Felicitaciones. En aquel momento Chelique Sarabia empezó a producir  un programa en Radio Caracas Televisión llamado Club Musical, con Los Supersónicos como grupo base. Después empezaron a llamar a otros conjuntos y contrataron a Los Dangers. Renny también nos presentó en su show. Más tarde traen a Los Impala, de Maracaibo. Pero un día Venevisión llama a Henry Stephen, el cantante de Los Impala, y le hacen una oferta para lanzarlo como solista, por lo que el resto del grupo asumió que aceptaría y me llamaron a mí para reemplazarlo, pues Los Dangers no iban a seguir tocando porque continuarían con sus estudios”.

-Pero Henry no se fue y el grupo Los Impala quedó con dos cantantes. Así seguimos hasta que Sandra Lebroq, la coreógrafa de Renny Ottolina, decidió ser nuestra mánager y nos consiguió una casa disquera para llevarnos a España. De esta manera, el 16 de septiembre de 1966 agarramos un barco, el Rossini, y nos fuimos.

Mientras pasaba todo esto en la carrera artística de Rudy, su hermana Floria era “una niña de su casa”, estudiante del colegio San José de Tarbes. “No sabía que Rudy cantaba porque él lo tenía muy escondido. Nunca estaba en la casa y mi mamá se mortificaba muchísimo por eso. Ella sabía que cantaba, pero no se imaginaba que lo estaba haciendo de una forma casi profesional. Lo que yo recuerdo de todo ese tiempo era mi mamá peleando con Rudy porque no terminaba de estudiar”. 

Así lo recordó Floria en una entrevista que, junto a Rudy, le hicimos en 2019, con motivo de un concierto que ambos ofrecieron en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela.

-Por otro lado -continúa Floria-, Rudy llegaba a la casa con unos suéteres tipo Paul Anka, muy de moda, pero mi mamá no sabía de dónde sacaba el dinero para comprarlos y entonces les echaba kerosén en un tobo y los quemaba porque ella creía que eran robados. Es una visión que nunca se me irá de la memoria. Rudy le decía que los compraba con su trabajo en la música, pero ella no le creía.

Yo trabajaba en el Club del Twist -la atajó Rudy-. Era como una especie de gerente de producción. Quedaba en el sótano del edificio donde estaba el cine Altamira. La policía creía que era un antro, pero era un lugar donde íbamos los muchachos a bailar twist, más nada. Muy cerca, en el Mon Petit, me contratan para cantar twist en el grupo de Gerry Weil. Estuve como una semana con ellos, pero como no pasaba nada, lo dejaron de ese tamaño. En ambos lugares me pagaban, no era mucho, pero me alcanzaba para comprar, entre otras cosas, mis suéteres.

Miguelángel Landa, Rudy Márquez, Mirna Ríos, Henry Stephen y Luis Guillermo Rangel, amigos desde siempre

Adiós a Los Impala y bienvenida a la balada

Rudy y Los Impala regresaron de España en 1970. “Veníamos con la disposición de separarnos, porque los grupos llega un momento que se terminan odiando, como se terminaron odiando Los Beatles, que era la banda más importante de la historia. Viéndome solo aquí en Venezuela no sabía qué hacer, hasta que un día me llama Wilhen Ricken, el dueño de La Discoteca, para producir en el sello de esa discográfica, llamado Top Hits, y junto a mí contrata también a Edgar Alexander y nos pide que produzcamos música moderna, actual, del momento”.

Empiezo a producir artistas como Víctor Gámez y creé a los Tres Tristes Tigres, que fueron un suceso con las versiones al español de los éxitos del británico Gilbert O’ Sullivan, Solo otra vez y Matrimonio, a los que escribí la letra en nuestro idioma.

También empiezo a grabar rock, cuyas ventas eran muy pequeñas. Carlos Alberto Vidal, ejecutivo de la empresa, me decía: “Tenemos que vender”. Entonces me hizo escuchar el tema de amor de una película que iba a salir y de la que me dijo que sería “una bomba mundial”. Se trataba de El Padrino.

Me entregó un disco de Andy Williams cantando el original en inglés de Háblame suavemente. Le hice la letra en español, llamé a Raúl Fortunato para los arreglos musicales y la grabo. Fue un número uno brutal, cuatro semanas en el primer lugar.

Vale puntualizar que en la disquera le dijeron que ese era el camino que tenía que seguir.

Con Jorge Chapellín, ex solista de los 007, en un  encuentro de roqueros

Luego grabé Concierto para un amor que termina y Quién fue. Más tarde me encuentro con el cantante griego Demis Roussos, quien había venido para presentarse en Venevisión y nos vamos para el estudio de grabación, pues mi disquera lo representaba a él en Venezuela. Yo le muestro cosas mías y él me entrega un disco suyo que había traído de París, donde vivía, titulado Mi razón, que había decidido no lanzar.

Le pregunté si no le importaba que lo grabara y accedió. Fue una bomba internacionalmente. Pegó en Estados Unidos, Centroamérica, Colombia, Perú y Chile. Grabo luego en España, con Manuel Alejandro como compositor y productor, de quien hice No lo puedes negar y a la vuelta de tres semanas estaba en el número uno. De él canté también El amar y el querer  y Será. Llegué a tener así un éxito tras otro.

A partir de entonces la carrera del recién desaparecido cantante venezolano despegó significativamente con numerosas giras nacionales e internacionales, acompañadas de la grabación de discos que no tardaban en figurar entre los más difundidos y vendidos.

Rudy Márquez formó parte de una generación artística consistente, la de comienzos de la década de los años 60, de la cual emergieron figuras como Cherry Navarro, José Luis Rodríguez, Mirla Castellanos, Mirtha Pérez, Nancy Ramos, las hermanas Rosa Virginia y María Teresa Chacín y Hugo Blanco.

En el ámbito del rock también brillaron Los Claners, Los 007, Los Supersónicos, Los Impala y Los Darts. De estas tres últimas bandas se desprendieron poco después, como solistas, Ivo, de Los Supersónicos; Henry Stephen y Rudy Márquez, de la cantera de Los Impala y Carlos Moreán, genio creador de Los Darts.  Otro intérprete descollante de esa generación es Trino Mora, quien nutría su repertorio con temas propios y de su admirado Elvis Presley, versionados al español, que interpretaba en El Club del Clan, musical juvenil que los sábados emitía el Canal 8, que entonces era privado y se identificaba como Cadena Venezolana de Televisión. 

Aunque han desarrollado exitosas carreras en la música, los caminos artísticos de Rudy Márquez y su hermana Floria han transitado rutas muy diferentes. Mientras él, muy joven, ya intentaba conseguir la fama en los escenarios, ella lo hizo en la madurez, después de haber estado 20 años como ama de casa. En este sentido, su vida da un giro el 10 de febrero de 1987, día de su cumpleaños, cuando con un grupo de amigas que la agasajaban fue a ver el show de su hermano Rudy, ya consolidado como estrella, en El Picoteo de Las Mercedes.

 –Acababa de quedarme viuda de un segundo matrimonio, a los 11 meses de la boda. Entre las dos uniones pasé 20 años casada. El manager de Rudy era Horacio Carbia y animada por mis amigas, que sabían que a mí ya me gustaba cantar, le pregunto qué debía hacer para cantar en un local con mi guitarra, Y él me contestó: ‘¿Y quién te conoce a ti?’”.

Pero entonces ocurrió que al día siguiente, 11 de febrero, estaba en el restaurant El Parque, a donde otro grupo de amigas la llevó por su cumpleaños.

Había allí una hora de aficionados y ellas insistieron en que cantara. Lo hice, luego de lo cual los propietarios del lugar me ofrecieron quedarme como relacionista pública y cantante. Fueron sucediendo cosas que nunca imaginé. Viene el cumpleaños de Carmen Victoria Pérez y Herminia Martínez y les hicieron una fiesta en el restaurante Visconti, en Parque Central. Allí estaba un grupo de gente de los medios. Canté esa noche´y Omar Lares y Abelardo Raidi, al igual que Junio Pérez Blasini, se entusiasmaron y en sus columnas empezaron a hablar de mí. Allí empezó mi carrera, estando en el sitio correcto, a la hora precisa y con la gente adecuada.

Rudy y la Nena Márquez, esposa y mánager.

Eutanasia para evitar sufrir

Colombia, un mercado que nunca dejó de serle fiel, fue el país que escogió Rudy Márquez, hace ya varios años, para fijar residencia con la Nena Márquez, su esposa, mánager y en ocasiones integrante de su coro, sobre todo cuando el cantante venía a realizar presentaciones en Venezuela.

Escogió a Medellín como su ciudad de residencia y centro de operaciones. Allí falleció, y para evitar el sufrimiento que se le venía con el cáncer de páncreas que le acababan de diagnosticar y que había hecho metástasis, decidió someterse a la eutanasia -o muerte asistida con ayuda médica, legal en Colombia en ciertos casos-, durante la cual le acompañaron su esposa, sus hijos, una sobrina y otros allegados.

Quizás por la particularidad del hecho de la gravedad y posterior e inusual eutanasia, la familia lo ha mantenido de muy bajo perfil. Se desprende que así seguirán, por lo menos hasta ahora, de acuerdo, no solamente al comunicado que hicieron llegar a los medios para anunciar su fallecimiento, sino también del mensaje de despedida que dejó grabado en su cuenta oficial para todos sus seguidores acompañado de un video:

 “Me despido con amor y gratitud por cada instante compartido”, resalta la voz en off del cantante, mientras las imágenes lo muestran caminando por un descampado en actitud reflexiva. “Aunque me voy, siempre estaré en cada recuerdo y en cada canción y en todos los corazones que toqué con cada nota musical. Sentí el amor de un público increíble. Gracias vida, gracias mundo. Cuídense mucho”.

Y más adelante agrega otros agradecimientos:

“Hoy, con el corazón lleno de gratitud, me despido de este mundo, pero no sin antes agradecer a todas las personas que hicieron posible el camino de Rudy Márquez. A mi amada esposa y manager, la Nena Márquez, quien fue mi fuerza y mi apoyo incondicional toda una vida; a mi sobrina Alberta Centeno como mi hija siempre presente; a mi empresario Alex Tabares y a mi representante Cristóbal Naranjo, por creer en mi sueño; a mi Community Manager, Santiago David Bedoya, por su dedicación incansable; y a todos los que estuvieron a nuestro lado que realmente no alcanzó a mencionarlos: empresarios, empresas de logística, emisoras y medios de comunicación”.

“Junta Directiva” de luminarias

Miguelángel Landa, Mirna Ríos, Pierina España, Rosa Virginia y María Teresa Chacín, Ariel Fedullo, Mayra Martí, Mirla Castellanos, Floria Márquez, Pedrito López, el Pollo Sifontes, Raquel Castaños, las ex misses Linda y Bella la Rosa, Chile Veloz, Tinedo Guía y el músico y productor Luis Guillermo Rangel, son algunos de los nombres de la extensa lista de integrantes de un grupo de amigos, constituido por gente del espectáculo de diferentes épocas, del cual formaban parte también otras estrellas, ya fallecidas, como Chelique Sarabia, Toco Gómez, Henry Salvat, Henry Stephen y Rudy Márquez, quien fue uno de sus más entusiastas integrantes y al que siempre le daban festivas bienvenidas cada vez que venía a Caracas.

Este grupo, al que denominaron “Junta Directiva”,  surgió hace más de 20 años por iniciativa de Luis Guillermo Rangel, en cuya casa de Colinas del Tamanaco se hacen todos los encuentros celebratorios, que incluyen invariablemente improvisadas sesiones de música. Rangel, como aficionado a la fotografía, tiene registrado un vasto e interesante archivo, que incluye las gráficas con las que ilustramos esta nota.

Con Toco Gómez y Luis Guillermo Rangel después de un concierto

-¿Por qué el nombre de Junta Directiva?

Porque no tenemos a nadie en particular que nos dirija, pues todos somos directivos a la hora de proponer la celebración de nuestros encuentros e iniciativas, que siempre gozan de buena acogida”, refiere Luis Guillermo Rangel, encargado de la coordinación del grupo.  

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