Opinión

Navidad con Halloween, arbolitos sin actas

Se festeja por decreto en pleno octubre una Navidad que pretende hacernos mirar a otro lado, tal como lo hacen los aliados internacionales, esos revolucionarios que más bien parecen socios comerciales

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Mientras el resto del mundo decide entre disfraces de Halloween o altares de Día de los Muertos, en Caracas es Navidad en octubre y prenden arbolitos y suenan gaitas a todo volumen, como si el calendario hubiera dado un salto cuántico.

¿Y las actas electorales? Bueno, como Santa Claus, las elecciones libres y transparentes son solo otro bonito cuento para niños buenos y democracias crédulas. Al menos de Santa obtenemos regalos tangibles; del CNE, ni carbón ni ramas secas.

¿Pero siempre la Navidad se celebró en diciembre? No, claro que no. Durante los primeros siglos del cristianismo la Navidad ni siquiera se celebraba. Los primeros cristianos estaban más preocupados por no ser arrojados a los leones en el Coliseo que por organizar festividades.

No fue sino hasta el siglo IV cuando la Iglesia decidió fijar el 25 de diciembre como la fecha oficial del nacimiento de Cristo. Lo hizo, en parte, para superponerla con las fiestas paganas del solsticio de invierno, como la Saturnalia romana. Así, aprovecharon una festividad ya existente para facilitar la conversión de los paganos, un movimiento bastante práctico, pero con poco de espiritual.

¿Y en octubre? Si algo podemos afirmar con certeza en dos mil años de cristianismo es que la Navidad jamás se celebró en octubre… salvo una vez, en Venezuela, en 2020. Y ahora, nuevamente.

Pero claro, dejemos de lado el pequeño detalle de que Maduro decretando el adelanto de la Navidad —otra vez— tiene tanto sentido como imaginar a Karl Marx vestido de Santa Claus repartiendo regalos por las calles de Londres. Aunque es bien sabido que Marx era demasiado tacaño como para regalar algo, ni siquiera un ejemplar de su «Manifiesto comunista». Ese se vendía a precio de mercado.

A estas alturas, el morbo supera a la sorpresa. Resulta casi fascinante imaginar con qué narrativa saldrán los socios internacionales del gobierno para justificar semejante despropósito. Porque, seamos sinceros, no estamos hablando de aliados ideológicos. Las contradicciones son tantas que debe haber algo más detrás.

Y es que, entre arbolitos y luces, el verdadero regalo aquí no es la Navidad adelantada, sino la impunidad. Pero olvidémonos de la verdadera razón de fondo y quedémonos en lo superficial: el adelanto de la Navidad es otra prueba de que el gobierno venezolano no tiene amigos ideológicos, sino socios comerciales. Porque, a ver, no es que estos paladines del progresismo no vean la contradicción, simplemente no les importa. Los ‘revolucionarios’ que predican la lucha de clases parecen bastante cómodos celebrando bajo las luces del consumismo: una imagen de Coca-Cola, árboles de plástico y una fiesta que, más que fe, huele a transacciones.

Cuando se trata de estos temas, esta gente suele optar por el silencio, así que decidí probar unos cuantos prompts con una inteligencia artificial para simular las respuestas de estos defensores. Porque, ¿para qué sirve la verdad hoy en día?

El prompt: Actúa como (personaje) y escribe un tuit que justifique el adelanto de la Navidad por parte del régimen de Maduro en Venezuela.

Roger Waters:
«Adelantar la Navidad es una táctica para confundir a los agentes de la CIA que planean sabotajes basados en el calendario tradicional», declaró mientras se preparaba para tocar «El burrito sabanero» con su ukelele.

Arantxa Tirado:
«Sí, sí, las actas, pero veamos, ¿nadie le pidió el acta de nacimiento a Jesús para demostrar que nació en diciembre?», tuiteó desde su iPhone 16 mientras le hacía un corte de pelo feminista a su nueva Barbie.

Pablo Iglesias:
«Es una forma de honrar el legado de Simón Bolívar, quien siempre soñó con una Latinoamérica unida… bajo un mismo calendario festivo», dijo mientras hacía un muñeco vudú con el conejo de pascua.

Juan Carlos Monedero:
«El verdadero revolucionario celebra la Navidad cuando le da la gana. Romper con las convenciones temporales es el primer paso hacia la liberación del proletariado», dice mientras se prueba los patines de cuatro ruedas que le trajeron los Reyes.

Marco Enríquez-Ominami (MEO):
«Celebrar la Navidad en octubre es un acto de solidaridad con el hemisferio sur, donde diciembre es verano», declaró estrenando su combo de tobo, rastrillo y pala haciendo un castillo de arena desde una playa de Zapallar.

Cualquiera de CodePink:
«Es una medida ecológica para reducir el consumo energético en diciembre, cuando hace más calor», aseguraron mientras decoraban un árbol hecho de envoltorios reciclados de caramelos navideños.

Y así, entre arbolitos, gaitas y explicaciones que desafían la lógica, la Navidad adelantada en Venezuela sigue siendo otro episodio en este largo e interminable espectáculo de sombras. Al final del día, no importa si la Navidad es en octubre o diciembre, mientras el verdadero regalo siga bien envuelto, listo para ser entregado por quienes saben mirar hacia otro lado, ¡feliz Navidad!

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