Fueron considerados como la solución rápida y económica para mejorar la figura, pero los biopolímeros dejaron al descubierto su lado más oscuro: son un problema de salud pública | Por Alybeth Guanipa
La búsqueda de la belleza “perfecta” ha llevado a una cantidad considerable de personas al uso de los alógenos (biopolímeros) atraídas por los resultados inmediatos y “económicos” que ofrece este procedimiento estético sin saber los graves daños que pueden ocasionar a su salud en general.
A pesar de las múltiples advertencias y evidencias científicas que demuestran los daños colaterales a corto, mediano o largo plazo, esta práctica hoy en día la siguen ofreciendo como una alternativa de belleza, poniendo en riesgo la vida de quienes que se someten a este procedimiento.
Está práctica, que se popularizó hace más de una década por su bajo costo y que no está aprobada por la FDA (Food and Drug Administration por sus siglas en inglés), se ha convertido en una pesadilla para miles de personas en todo el mundo. Su uso indiscriminado y la falta de regulación crearon un panorama de complicaciones en cientos de mujeres.
La doctora Beatriz Socorro, cirujano plástico y reconstructivo, advirtió sobre los peligros de los biopolímeros: “Estas sustancias pueden provocar enfermedades autoinmunes, incluyendo deformidades en la zona”.
Entre las complicaciones más comunes asociadas a la infiltración de estos materiales se encuentran cambio de coloración en la piel, y deformidades. Estas ocurren debido a la migración del material de relleno, lo cual puede provocar asimetrías, endurecimientos y la formación de nódulos.
Es frecuente la aparición de infecciones crónicas, ocasionadas cuando el organismo detecta un agente extraño.
La también Coordinadora Docente y Jefe de Servicio del Postgrado de Cirugía Plástica del Hospital de Lídice, destacó que retirarlas del cuerpo es vital para recuperar la salud: “Los biopolímeros son una bomba de tiempo que lamentable e irremediablemente explotará en algún momento. Por esa razón es importante extraer este elemento para que mejore la calidad de vida de las pacientes, se tengan o no se tengan problemas vinculados”.
Y cuanto antes, mejor: “La eliminación temprana de este agente extraño ayudará a evitar mayores complicaciones y mejorará la calidad de vida de los pacientes, ahorrando incluso largos tiempos de recuperación postoperatoria”.
También reiteró que las personas deben ser conscientes de los riesgos asociados al uso de los alógenos y no dejarse engañar por promesas de belleza instantánea acompañadas a bajos costos: “Es vital informarse bien y acudir a profesionales calificados”.
El Síndrome de Asia (Síndrome autoinmune/autoinflamatorio inducido por adyuvantes) es una de las complicaciones más graves asociadas al uso de biopolímeros.
El alógeno (material de relleno inyectado) es el causante del Síndrome de Asia y de cualquiera de sus 56 síntomas. Este síndrome es una respuesta inflamatoria crónica del organismo ante la presencia de un cuerpo extraño, que no recibe al cuerpo como suyo, como por ejemplo: implantes dentales, válvulas craneales, prótesis mamaria, marcapasos, entre otros.
Ante ese panorama la doctora Socorro recomienda investigar sobre los diferentes procedimientos y sus riesgos. Y consultar con un especialista, en este caso, un cirujano plástico certificado quien se encargue de una evaluación personalizada. Sumado a eso, alerta a las personas a desconfiar de las ofertas demasiado buenas para ser ciertas, ya que los tratamientos de baja calidad suelen tener consecuencias a largo plazo.
“El retiro no es una opción, sino una necesidad para quienes han sido víctimas de esta práctica”, advierte: “El biopolímero es un huésped muy peligroso, por tal motivo es imprescindible que consulten a un médico especialista de forma inmediata”. -Por Alybeth Guanipa
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