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La noche más bonita de la cuarentena

En esta columna, Carlos Dominguez analiza el significado de las victorias de Estudiantes de Mérida y Carcas FC en la Copa Libertadores. Fueron "Cuatro horas y media de mucha tensión pero que culminaron en una alegría indescriptible", dice el autor

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Caracas y Estudiantes

No sé cuánto suma en total de días y no voy a sacar la cuenta. Solo sé que van cinco meses y treinta días, casi seis meses, la mitad de un año entero, en cuarentena por este virus con nombre de asteroide. Y sin tener alguna idea de cuándo vamos a librarnos de un semi confinamiento en el que no podemos hacer cosas que habitualmente y con total normalidad hacíamos, como era ir a un estadio, a un restaurante, al teatro, al cine, a un concierto.

En todo este tiempo de encierro, el fútbol venezolano solo ha sido noticia para quebrarnos la cabeza. La fuente que cubro laboralmente hablando desde hace 15 años, la veo desde las paredes de la casa, porque ni a un entrenamiento se puede ir. Suramérica casi está reactivada competitivamente hablando, pero en nuestro país (así como en Bolivia y Argentina) esto no ha sido posible. Razones de sobra hay para ello, eso sí.

Hemos celebrado como si fuera el regalo de nochebuena la vuelta al fútbol en Europa, la final de la Champions y la definición de las ligas del viejo continente. Pero lo nuestro, para los pocos que con tanta pasión vivimos esto, solamente nos ha dado angustias. La muerte del presidente de la FVF, una liga no reconocida, equipos con deudas hasta el cuello, futbolistas que se han dedicado a otra cosa para poder llevar el sustento a casa porque no les pagan, amenazas de Conmebol con quitar cupos internacionales en sus competencias de clubes si no se juega un torneo local, intervención de FIFA en la Federación, un seleccionador que no se ha podido reunir con sus jugadores, incertidumbre si habrá eliminatorias mundialistas este año, incertidumbre con la fecha de reactivación del campeonato local, contagios. ¿Qué más nos podía pasar en medio de esta pandemia? Incluso, con las fechas ya confirmadas de la reanudación de la Copa Libertadores de América más nos preocupamos por la logística y la cuestión sanitaria que de lo deportivo.

Aeropuertos cerrados, controles médicos, situaciones de contagios, un técnico varado en Argentina sin poder regresar a Venezuela… el análisis partía más por como sortear esta aventura y no de lo que tanto Estudiantes de Mérida como Caracas podían ofrecer en el campo de juego. Y hoy nos brindaron la noche más bonita de toda esta maldita cuarentena. Y sí: con dos meses de entrenamiento y fútbol entre ellos (porque ni amistosos han podido disputar), con tormentos en el manejo de los trabajos (grupos de seis máximo), con positivos detectados y vuelta a casa a aislarse, sin gasolina en la Capital y con la escasez ya lamentablemente común en Mérida de todos los servicios (gas, electricidad, agua).

En ese marco a veces para muchos invisible, creyendo que el fútbol vive aislado de la realidad, Estudiantes y Caracas salieron a batirse en duro duelo contra dos rivales de alcurnia y tradición en el Continente. Y les ganaron. Cuatro goles de muchachos que no superan los 22 años de edad: Edson Rivas con una definición de crack, de nueve, pisando la pelota, arrastrándola hacia atrás para acomodarse y darse media vuelta y sacar el zapatazo y otra pintura de tiro libre del nativo de Socopó (sí, está en el mapa la ciudad que une Los Andes con los Llanos occidentales) Anderson Contreras, quien hizo un partido para hacer caja pronto en Caracas, nos hicieron vibrar y saltar del asiento en una noche diferente. Cuatro horas y media de mucha tensión pero que culminaron en una alegría indescriptible.

Es difícil que con el panorama actual, ambos puedan clasificar a la siguiente ronda de la Libertadores. Una posible ubicación en el tercer lugar del grupo los mandaría a Copa Sudamericana, pero… ¡Qué carajo! ¡Se ganaron dos partidos en la competencia que tanta desilusión nos ha generado en su historia! Esa donde sólo las hazañas aisladas nos han brindado episodios de los que nos sostenemos para recordar poquísimas actuaciones brillantes en la competición de clubes más fascinante y pasional que existe en el mundo.

Ganaron en un contexto muy adverso y eso debe resaltarse, porque ante tantas
adversidades, estos futbolistas, sus cuerpos técnicos y toda la estructura humana, trabajaron en medio de una pandemia mortal para que aunque sea solo esta noche, podamos irnos a dormir sin pensar en cuánto tiempo vamos a seguir en esta “nueva realidad” y repetir en la cabeza las imágenes de ese penal de Rivas Gamboa sobre la hora o el cabezazo del Pampa Blanco que puso el 2-3 en el Atanasio Girardot.

No importó que los amigos de la transmisión de ESPN nos hayan faltado el respeto a los venezolanos como espectadores y a los propios futbolistas. Ya nos acostumbramos hace rato a que nuestro fútbol se ningunee hasta en la televisión continental. Y no, no es un comentario de un frustrado: ya es hora que alguien ponga en su sitio a quien hace descaradamente mal su trabajo.

Me voy a dormir feliz. Ganaron Estudiantes y Caracas.

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