Deporte

Ocho historias insólitas que deja Río 2016

Más allá de las medallas y récords alcanzados, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro acumulan historias controversiales que captaron la atención de fanáticos y medios internacionales. Aquí ocho hechos que pasarán a la posteridad por su espíritu olímpico o la ausencia de él

Fotografía de portada: NINE | Fotografías dentro del texto: AP
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Majlinda Kelmendi, la pionera

Luego de debatirse la final en judo con la italiana Odette Guiffrida en el segundo día de los Juegos Olímpicos, la aspirante de Kosovo Majlinda Kelmendi se llevó el primer lugar de la competencia de menos de 52 kg. Fue su debut en el podio. Con su victoria, le otorgó la primera medalla de oro olímpica en la historia del naciente país que posee una alta población de albanos y una minoría serbia que aún reclama pertenecer a ese otro.

En 1991, tras la disolución de Yugoslavia, Kosovo declaró su independencia de Serbia, pero esta no fue reconocida. Tras la guerra de Kosovo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estableció una administración internacional del territorio hasta encontrar una solución aceptable por la población kosovar y el gobierno de Serbia. El 17 de febrero de 2008 el país declaró unilateralmente su independencia, rechazada por Serbia pero apoyada por varios países, principalmente occidentales.

La Organización de las Naciones Unidas admitió a Kosovo como país en 2008, aunque de los 193 Estados miembros de la organización internacional, solo 109 reconocen al país como nación.

Aunque Majlinda Kelmendi había participado en la disciplina de judo compitiendo por los colores de Albania, la Federación Europea y la Internacional, en Río 2016 decidió representar a la joven nación ubicada en el sureste de Europa. La deportista, vestida de azul al igual que su bandera, rechazó grandes sumas de dinero de países que demandaban sus destrezas como cinta negra.

Majlinda-Kelmendi

Isadora Cerullo confirmó su amor

Además de las banderas que ondeaban y aupaban a las selecciones competidoras, la ceremonia de clausura del partido Rubgy 7 del lunes 15 de agosto cerró con globos rojos en forma de corazón. La jugadora carioca Isadora Cerullo recibió la propuesta de matrimonio de su novia Marjorie, voluntaria de los Juegos Olímpicos, quien la esperaba a las afueras del campo con una sonrisa y un anillo de compromiso.

Una ovación del público celebró con ellas, mientras cerraba la propuesta con un beso y flashes de cámaras de la prensa inmortalizaban el momento. En la carrera por la igualdad de condiciones, Brasil llega de tercer lugar en Latinoamérica al legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2013. De formalizar el acto ante el Estado, las brasileras Isadora –una de las 43 atletas abiertamente homosexuales en esta competencia- y Marjorie se sumarán a las más de 8.500 parejas homosexuales que se casaron en el país anfitrión entre 2013 y 2014.

Isadora-Cerullo

Julius Yego, el hombre bicentenario

Lo que inició con lanzar piedras y palos condujo a una medalla de oro para el atleta Julius Yego, quien aprendió a lanzar la jabalina a través de videos de Youtube. El keniano de 27 años es la nueva sensación mediática del deporte que estuvo dominado por competidores de Europa Oriental –en el que destaca el checo Jan Zelezny con tres títulos olímpicos entre 1992 y 2000. La victoria del trinitense Keshorn Walcott, quien aprendió la disciplina a tres años de competir en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y resultar campeón mundial, palidece ante la historia de Yego.

El atleta africano obtuvo una formación empírica en Cheptonon, un pueblo rural en el que la luz eléctrica, los carros, e incluso las vías eran cosas de primer mundo. “Todos íbamos con los pies descalzos a la escuela. Podíamos cortar ramas de árboles y darles forma de jabalinas. Yo era competitivo desde entonces y veía cómo los otros niños lanzaban sus palos tan lejos como ellos podían y yo creía que podía vencerlos”, explicó para VICE. También descubrió que carecía de la habilidad que los demás jóvenes de su aldea poseían: correr rápido, una característica que le ha dado a Kenia medallas olímpicas en carreras de velocidad y en maratón. 45 medallas obtenidas en Juegos Olímpicos y 64 en mundiales de la especialidad corroboran la preminencia de las disciplinas de pista y campo en el país africano.

Mientras subía de escalafones en rankings nacionales juveniles en el lanzamiento de jabalina, existía una despreocupación por la disciplina en el país aunado a la falta de especialistas que pudieran formarlo.

El entrenamiento que no consiguió en su país lo encontró en Youtube, cuando en 2009 fue a un cibercafé e inició su búsqueda de videos de lanzadores de jabalinas profesionales, como el noruego Andreas Thorkildsen, campeón olímpico en Atenas 2004 y Beijing 2008. La técnica que replicó hasta hacerla suya le valió galardones en competiciones de la Commonwealth y africanas, en la que conoció a su primer entrenador formal, Petteri Piironen.

“Mi técnica no era genial. Youtube te puede llevar solo hasta allí. Petteri me impuso un entrenamiento que hoy en día uso”, declaró en la misma entrevista para el medio canadiense. Desde entonces, Yego ha mejorado su marca personal por 18 metros y en 2012 comenzó a entrenar en Finlandia, país que ha destacado en la categoría olímpica. El sábado 20 de agosto buscará una medalla olímpica para su país.

Julius-Yego

Robert Kiros Habte ahogó las burlas

El nadador Robert Kiros Habte contrastó en Río de Janeiro desde el primer momento, con un sobrepeso evidente y un tiempo de competición que sobrepasaba con creces el esperado de un atleta olímpico. Sin buscar una medalla, Habte representó un sueño cumplido en los Juegos Olímpicos de 2016.

El abanderado proviene de Kenia, país africano situado en el Cuerno de África sin salida al mar también se enfrentó a la tendencia habitual de ese país de producir y preparar velocistas. “Yo no quería correr. Yo quería ser nadador. No importa dónde acabara”, declaró a la agencia de noticias Reuters una vez finalizó su única prueba en los Juegos Olímpicos de este año.

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Habte cumplió su sueño gracias a la Federación Internacional de Natación (FINA), encargada de promover la disciplina en países con poco o nula tradición por el deporte. Con su aplicación, fue seleccionado para representar al país en los Juegos Olímpicos.

El competidor etíope alcanzó una marca 17 segundos por detrás del ganador, con el récord al más lento de 1 minuto y 4 segundos, siendo el peor de los 59 participantes de la competición. Al no alcanzar los 48,58 segundos necesarios para la clasificación a la siguiente ronda, fue descalificado de la categoría de 100 metros.

El tiempo que registró el cronómetro, la media piscina de ventaja que le sacaron sus pares en el agua y el evidente sobrepeso del etíope, lo condujo a recibir el apodo de “Robel, la ballena”, además de una infinidad de memes y otras burlas en las redes sociales. Pero Habte no se compara con los profesionales, y simplemente agradece: “Estoy muy feliz porque es mi primer competición en los Juegos, así que doy gracias a Dios”, admitió para Reuters.

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Yusra Mardini, brazadas para sobrevivir

La natación femenina se revolucionó luego de que Yusra Mardini, nadadora siria y miembro del equipo de Atletas Refugiados, pasara la primera serie de 100 metros en mariposa. Aunque alcanzó la posición 40 dentro de la competición, Mardini acumula más que récords en su carrera como nadadora.

Con solo 18 años, la joven nacida en Damasco entrenó natación con el apoyo del Comité Olímpico Sirio, lo cual la llevó a participar en los Campeonatos Mundiales de Natación de 2012 en tres disciplinas distintas.

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A su corta edad, la aparición de Mardini en competiciones internacionales parecía asegurada, hasta que la Guerra Civil Siria cambio su vida. En 2015, la deportista y su familia tuvieron que huir de su país natal hacia Turquía, luego de que su casa fuese destruida. Allí lograron entrar en una embarcación –con capacidad limitada a seis pasajeros- con veinte refugiados más, rumbo a Europa. Sin embargo, a los treinta minutos de viaje el motor de la embarcación presentó fallas que la obligaron a poner en práctica lo aprendido en su disciplina.

Junto con otros tres refugiados, Mardini impulsó a brazadas, por tres horas y media, la embarcación que estaba a punto de hundirse hasta la isla griega de Lesbos. Un año más tarde, la joven que salvó casi veinte vidas de morir ahogadas se presentó bajo el emblema del equipo de Atletas Refugiados de los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Por primera vez en la historia de la competencia se presentó un grupo sin defender bandera alguna. Además de la nadadora, el equipo de Atletas Refugiados está conformado por dos yudocas, un maratonista, cinco corredores de media distancia y otro nadador. Fueron seleccionados entre 43 deportistas que aspiraban a formar parte de la delegación.

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Joseph Schooling superó a su ídolo

El joven nadador de Singapur Joseph Schooling despertó emociones, asombros y reacciones enternecedoras con su primera medalla de oro en los 100 metros estilo mariposa. Con sus 50,39 segundos marcó un nuevo récord olímpico que ni Michael Phelps, nadador estadounidense que acumula 25 medallas olímpicas pudo superar.

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Sin embargo, no era la primera vez que coincidían. Los nadadores se conocieron hace ocho años, cuando Phelps estaba en los comienzos de su carrera olímpica y Schooling era un pequeño singapurense a quien Phelps superaba con creces en estatura. En los Juegos Olímpicos de Río 2016, su estatura no fue impedimento para que venciera al nadador estadounidense que se ha colgado del cuello 25 preseas, parte de las más de dos mil medallas olímpicas acumuladas por Estados Unidos en su historia. Con solo 21 años, Schooling volvió a casa con la primera medalla de oro para su nación, que desde 1948 solo ostentaba dos de plata y dos de bronce.

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Todo por un polvo

Una noche de pasión llevó a la clavadista brasilera Ingrid de Oliveira a casi abandonar la competencia por expulsión. Tanto ella como su compañera Giovanna Pedrosa se desenvuelven al borde del abismo. Ambas integran la selección de saltos ornamentales del equipo olímpico brasilero de este año.

Además de compartir el trampolín, lo hacían con la habitación. Hasta que una noche, Oliveira buscó consumar un encuentro sexual con el deportista de remos Pedro Goncalves, su connacional, y le pidió tener uso exclusivo del cuarto a Pedrosa, a horas de la competencia internacional que tendrían al día siguiente.

La desalojada durmió en otra habitación esa noche y al día siguiente el conflicto de convivencia se tradujo a la plataforma, puesto que ambas cariocas se montaron al trampolín y compitieron en la categoría de saltos ornamentales de 10 metros, no sin consecuencias. El logro alcanzado en los Juegos Panamericanos de Toronto de 2015, al obtener medalla de plata, se fue al fondo del agua en la competencia olímpica pues obtuvieron una pésima presentación y el último lugar en la clasificación.

Luego del deficiente resultado, Pedrosa denunció a su compañera ante el Comité Olímpico Brasilero. Mientras las redes sociales se llenaron de acusaciones por “envidiosa”, la delación de la clavadista se convirtió en causa de expulsión de De Oliveira de los Juegos Olímpicos. En Río, sin embargo, Pedro Goncalves se mantuvo calladito.

Clavadistas-Brasil

Les creció la nariz fuera del agua

La mala reputación del país anfitrión fue suficiente para que el medallista estadounidense Ryan Lochte y parte del equipo de natación de Estados Unidos afirmaran que habían sido víctimas de un robo al salir de una fiesta el domingo 14 de agosto. El medallista norteamericano volvía a la Villa Olímpica en taxi con los también nadadores Gunnnar Bentz, Jack Conger y Jimmy Feigen cuando supuestamente un grupo armado los detuvo y apuntó con pistolas. Según declaraciones de los deportistas, los asaltantes robaron sus carteras y dinero, aunque dejaron sus teléfonos y acreditaciones. Ninguno resultó herido, a pesar del estado de ebriedad en el que se encontraban.

La primera noticia que se conoció del hecho fue por la madre de Lochte, quien describió el episodio como “aterrorizante” y se enteró de la noticia con una llamada de su hijo luego del supuesto asalto. Sin embargo, la policía de Río de Janeiro investigó el caso y encontró lagunas en las historias de los nadadores, por lo que desmintió el jueves 17 de agosto que los atletas no fueron víctimas de robo alguno.

Nadadores-US

Las autoridades concluyeron de sus pesquisas que los norteamericanos, que y habían finalizado su participación olímpica, cometieron actos vandálicos en una gasolinera y para ocultar sus actos adujeron haber sido atracados. De inmediato, se giraron instrucciones para prohibir la salida de Brasil de los señalados, retener sus pasaportes y profundizar las investigaciones.

Ryan-Lochte

Lochte ya había regresado a Estados Unidos. Sus compañeros Bentz y Conger no corrieron –ni nadaron- con tanta suerte y fueron detenidos el miércoles en Brasil cuando embarcaban el avión que los llevaría a su país. Ambos competidores fueron desalojados de la aeronave, sometidos a interrogatorios y posteriormente dejados en libertad para abordar un nuevo vuelo a Norteamérica. Feigen fue el último competidor en abandonar Sudamérica luego de pagar una multa de 10.800 dólares.

Lochte--New-York-Post

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