Pero Tenemos Patria: del país chistoso al chiste de país

“Espero que hayan disfrutado bastante de reírse de sus miserias”, dijo Manuel Ángel Redondo en el último episodio de Pero Tenemos Patria, publicado en Youtube el 11 de diciembre de 2013, justo después de las más recientes elecciones municipales. Luego, invitaba a suscribirse al canal digital del webshow “para que se enteren del regreso de nuestro show”. Fue el décimo capítulo de ese primer ciclo de un proyecto que estrenó diez videos en cuatro meses y que, sin embargo, “cuando lo planteamos no lo hicimos con la intención de tener una temporada cada año. No esperábamos la repercusión que tuvo”, confiesa ahora el presentador.

Ese final también anunciaba un 2014 bonito, aprovechando los anuncios oficiales de que vendría un aumento de la gasolina, nunca concretado. “Cuando inició el año pasado pensamos en seguir el proyecto, nos reunimos y comenzamos a compartir ideas, pero ya en febrero comenzaron los problemas en las calles”, dice Redondo quien admite que “demasiadas veces” vio noticias, hechos de la vida pública y –especialmente- de la clase gobernante que tuvo que dejar pasar porque no podía usarlo para Pero Tenemos Patria. “El conflicto político del año pasado era muy engorroso y puso al humor en un lugar muy complicado. Teníamos ganas pero el momento no era el adecuado”, lanza el animador e integrante de la Fundación Nuevas Bandas al relatar cómo “se nos fue quitando la idea de la cabeza y cada quien siguió con lo suyo. Los amigos de Plop –productora de los videos- siguieron con sus contenidos y yo seguí con lo mío en la radio”. Reírse en tiempos de muerte, confrontación, sangre, acusaciones, lacrimógenas y presos políticos torturados, pudiera quedar más como Andrés Izarra que como John Oliver.

Más de año y medio después, el también locutor de La Mega volvió al mismo estudio y se paró con la misma pared verde a sus espaldas para reflotar el mismo formato. “Estamos camino a unas elecciones. Ahora en 2015 hay otro ambiente y quisimos reactivar el proyecto no solo para burlarnos y hacer humor de lo que pasa en el país, sino para dejar alguito allí para que la gente piense”, justo antes de votar. En menos de un mes ya habían puesto a rodar de nuevo la pequeña maquinaria de producción.

En 2013, Manuel Ángel Redondo tenía 23 años, un Blackberry, como se aprecia en ese último episodio de la primera temporada, y más amigos dentro del país. Ahora, a sus 25, el aparato ha sucumbido ante un Android, y de los afectos muchos han fijado destino en otras tierras. La emigración, que no fue tema en aquellas primeras entregas, pudiera colarse en los guiones que aún no han sido escritos. Después de todo, es un asunto que orbitó en torno al equipo de producción. “Ahora hay otro grupo de gente que está trabajando con nosotros. De los originales se fueron muchos, pero el núcleo creativo seguimos siendo los mismos, los de Plop y yo”, dice Redondo. Los libretos de Pero Tenemos Patria son desarrollados por el presentador junto a Juan Andrés Ravell – creador del Chiguire Bipolar, hijo de Alberto Federico Ravell y “dueño de Twitter Venezuela”, según Nicolás Maduro-, Víctor Medina –conocido como “Nanutria”-, Ricardo del Búfalo, Sofía Parada y Estefanía León. De las mismas oficinas y mentes de Plop Contenido han salido productos como El Chiguire Bipolar, El Mostacho, el Test Incómodo y la Isla Presidencial.

“Este año tendremos 13 episodios y ya el primero está listo”, afirma Manuel Ángel invitando a ver el estreno de ese video en Youtube a partir de este jueves 17 de septiembre. “El segundo capítulo y el tercero tienen medio escritos los guiones pero más nada. No somos tan planificados. No sabemos qué vamos a hacer luego porque todo deriva de los videos que vayamos encontrando y las noticias que vayan ocurriendo”. Ese segundo ciclo se espera que termine “un tanto después” de los comicios parlamentarios.

El video más visto de la primera temporada de Pero Tenemos Patria acumuló más de 647 mil reproducciones. Ninguno de los otros bajó de los casi 300 mil. El video que anunciaba el regreso del programa, publicado una semana antes de tal estreno, superó las 24 mil vistas. El reto es hacer reír y acumular numeritos. En ese primer capítulo no aparecerá la otra gran estrella del webshow: El opositor radical. “Es un personaje fijo. Será consecuente esta temporada pero no saldrá al principio. En el segundo sí”. Otros personajes, como el científico, no están confirmados pero tampoco descartados. “Hasta ahora no hemos tenido la necesidad de trabajar con alguno, pero todo es posible” dependiendo de los temas a tratar.

Redondo dice no saber cuánto cuesta hacer un episodio, pero sí el costo en esfuerzo porque “más allá del dinero, es un equipo grande. No se trata de un pana con una camarita en una producción hecha en su cuarto”. Justamente, esta segunda temporada mostrará una evolución gráfica que “no será tan grande pero sí va a mostrar un estilo distinto. Por ejemplo, el fondo de la ciudad caótica ahora será más caótica”. Un capítulo del webshow podía costar en abril pasado, según cálculos extraoficiales, unos 50 mil bolívares. Pero la inflación los encarece. Sin embargo, su distribución seguirá siendo vía Youtube, luego de varios intentos por lograr alianzas con portales digitales.

En 2013 las publicaciones de nuevos videos eran cada miércoles. Este año comenzará un jueves en un ritmo que los lleva a completar cada libreto a ritmo vertiginoso. Aunque, hay que decirlo, el presidente Maduro –creador del Capuskicapubul, que no duda “ni un milímetro de segundo”, que asegura estamos en un país “libre de alfabetismo”, que descubre “la aguja en el panal”, que envía saludos a fallecidos hace dos décadas, que habla de “tasas de morasidad” y al que le lanzan un pañal y hasta mangos- sirve de permanente fuente de inspiración.