Arlette Torres se estrena como Pam Grier
La actriz de cine Arlette Torres se estrena hoy en la gran pantalla con Liz en septiembre. Su participación se ha convertido indispensable para los cineastas venezolanos al igual que lo fue Pam Grier, en su momento, para representar el Black Power feminino. En esta oportunidad Torres se encarga de mostrar que su afro tiene tanto o más fuerza que el de Pam Grieren en los largometrajes
En los primeros años de la década de 1970, circa la segunda oleada feminista y en plena resaca del movimiento por los derechos civiles afroamericanos en Estados Unidos, Pam Grier se erigió como la más insólita de las estrellas que podía exhibir la industria del cine. Tan sólo tras un par de filmes, Grier fue coronada la reina del blaxploitation, ese oscuro subgénero cinematográfico que reivindicaba el Black Power en la gran pantalla –tiroteos, crímenes de odio y explosiones mediante. Sus interpretaciones de mujeres vengativas, glamorosas y enfurecidas la convirtieron en una de las heroínas más populares del cine de los setenta.
Con la misma facilidad, Pam Grier podía disparar un revolver sin parpadear –pómulos siempre en alto– o noquear a sus contrincantes con una fulminante rutina de artes marciales. Esa combinación de sangre fría y sensualidad, “azúcar morena, con un toque picante”, como la mercadeaba el trailer de su insuperable Foxy Brown –1974–, la convirtieron en una actriz de culto y un icono de belleza que resaltaba entre todas esas paliduchas que dominaron Hollywood en los setenta.
La cotizada actriz venezolana Arlette Torres, portadora de una belleza tan exótica como la de Pam Grier, no dudó por un segundo sentarse a experimentar con su cabellera, hasta lograr el mismo afro de La Grier en el clásico Coffy –1973. Un símbolo de empoderamiento afroamericano setentoso, y al mismo tiempo, el arma secreta en el arsenal de Pam Grier, el peinado insignia del Black Power, acompañado por un descarado escote, transformaron a Arlette en una nueva diva del blaxploitation. Ese magnético sex appeal, agresivo e intimidante, un homenaje a las justicieras negras de los setenta, sólo podría emanar de una actriz de la talla de Arlette.
David Gonzalez – Fotografía
Marcos Durán TFR Studio – Maquillaje
Marcos Durán TFR Studio – Estilismo
Daniel Leal – Vestuario
Daniel Leal – Textos
Engelbert Alviàrez • Asistente de Producción
